Varios colectivos libertarios y anarquistas del Vallès Oriental y otras comarcas catalanas serán fieles a la cita de cada 5 de enero al mediodía en el cementerio de Sant Celoni y homenajearán un año más la memoria del maquis anarquista Francisco "Quico" Sabaté, asesinado hace 60 años en el calle Santa Tecla de este municipio del Baix Montseny. El encuentro, sin convocatoria oficial, se hará ante la tumba del maquis libertario.
El hecho de que este año el 5 de enero cae en domingo se espera que la asistencia sea más numerosa que a las de los años anteriores. El año pasado asistieron una veintena de personas, entre las que su hija Alba Sabaté, a quien se espera también este domingo junto con otros familiares del maquis. "Si no se recuerdan las cosas, no se saben", siempre dice la hija de Quico Sabaté.
Quico Sabaté, nacido en l'Hospitalet de Llobregat en 1915, había sido un destacado combatiente anarquista durante la Revolución Española (1936-1939); primero en las filas de la "Columna de los Aguiluchos" de la Federación Anarquista Ibérica, FAI, y después en la "Columna Durruti", de la CNT-FAI. Pasada la guerra se estableció primero en Costoja (Vallespir) y después en París, en casa del anarquista Lucio Urtubia. Desde el exilio lideró un grupo de guerrilleros libertarios que efectuaba expropiaciones a bancos y secuestros, en colaboración con los grupos, también guerrilleros anarquistas, de Massana y de Facerías. Las recaudaciones obtenidas se destinaban a sostener económicamente a las familias de los presos anarquistas del franquismo.
Hace 60 años, el somatén Abel Rocha disparaba mortalmente contra Quico Sabaté Llopart, en la calle de Santa Tecla, en Sant Celoni (Vallès Oriental). Eran las ocho de la mañana. Quico Sabaté, guerrillero antifranquista que la prensa de la época había denunciado como "enemigo público número uno del régimen", huía de la Guardia Civil que lo acosaba desde que el día antes había sido descubierto —con su grupo— en el Mas Clarà, de Palol de Revardit (Pla de l'Estany). Malherido, emprendería una huida propia de una leyenda que lo haría atravesar el río Ter nadando, lo llevaría a Fornells de la Selva (Gironès) y de allí en un tren en dirección a Barcelona.
Descubierto por el maquinista, saltó del tren en marcha a la altura de Sant Celoni. Mientras buscaba un médico para curarse las heridas de bala que le habían causado el día anterior, en el transcurso del asalto al Mas Clarà, se encontró con unos paramilitares del régimen franquista. En el intercambio de tiros, por las calles de Sant Celoni, Quico Sabaté caería muerto. El día anterior, en el Mas Clarà de Palol, habían sido acribillados por la Guardia Civil sus compañeros: Antoni Miracle Guitart, Roger Madrigal Torres, Francisco Conesa Alcaraz y Martín Ruiz Montoya; que habían pasado desde Francia para liberar a uno de los miembros del grupo detenido, juzgado y condenado a muerte por el régimen franquista.