No es nada nuevo que la precariedad laboral afecta especialmente a las mujeres, sus contratos suelen ser peores y peor remunerados, los índices de temporalidad en la contratación y de trabajo negro son mayores para ellas que para los hombres, que a los abusos y acosos laborales a menudo hay que añadir los de carácter sexual, que determinados trabajos y puestos de responsabilidad les están, salvo excepciones, vedados, que el salario medio de la mujer es inferior al del hombre y que en muchos casos cobran menos por trabajos similares. También es sabido que la incorporación de la mujer al mundo laboral no la ha eximido de sus obligaciones domésticas, que sigue siendo la principal encargada del cuidado de niños, enfermos y ancianos, que las tareas domesticas siguen siendo preferentemente femeninas y que, por mucho que la ley sancione la igualdad de genero, la mujer sigue cumpliendo un papel subalterno respecto del hombre en la familia tradicional y está sometida a mayores limitaciones por la conciencia social. Precariedad en lo laboral y subordinación en lo social, de forma genérica podrían definir la situación actual de la mujer. Es imprescindible conocer las causas sociales e históricas de la desigualdad y la precariedad y son numerosos los análisis que se han realizado al respecto, no solo desde una perspectiva libertaria, pero también es importante plantearse como abordar una superación de esta situación. Desde nuestra perspectiva anarquista y anarcosindicalista, nos resulta evidente que es la propia mujer trabajadora y mujer precaria la que tiene que ser la protagonista directa de su propia emancipación, debe tomar las riendas de su propio destino como mujer y como trabajadora. Ni beneficencias sociales, ni cuotas de género, ni discriminaciones positivas, ni leyes ni instituciones públicas o privadas van a cambiar nada por sí mismas, porque no atacan a la propia raíz de la discriminación ni de la precariedad, que no es otra que la negación de la capacidad de decidir sobre sus propias vidas y su sometimiento a otros intereses que se consideran prioritarios como son los del mercado capitalista y de la dominación de los hombres. Y es aquí donde la anarcosindical se presenta como una herramienta de lucha válida y eficaz para la mujer precaria, porque en la CNT las luchas se plantean desde la base, por las propias afectadas y afectados, y las decisiones se toman de igual manera, desde abajo. Se asume la igualdad de trabajadoras y trabajadores y todas las decisiones se toman desde la asamblea, sin que nadie usurpe nuestras voluntades. El protagonismo sobre las decisiones y las luchas que nos afectan, la inmediatez de nuestra manera de actuar, la acción directa, sin intermediaciones frente a nuestros oponentes y la solidaridad como vínculo y como fuerza, son el marco de organización y acción que la CNT ofrece a la mujer precaria para que mejore su situación: que la libertad y la igualdad reales nunca son otorgadas sino que han de conquistarse por las propias trabajadoras y trabajadores. Mujer precaria, es necesaria tu voz en las asambleas de la CNT porque tú eres protagonista directa de la sociedad y del ámbito laboral en que nos encontramos. ¿Y cómo podrás hacer oír tu voz si entre tu trabajo precario y tus obligaciones directas no tienes ni tiempo ni capacidad para nuevos compromisos? Es cierto, pero aun así habrá que buscar ese tiempo, esa implicación sindical, porque sólo tú misma puedes poner en marcha las acciones que mejoren tu situación. Y los compañeros de sindicato tendremos que colaborar para facilitarte esa posibilidad, desde el compromiso personal de cada uno en su vida privada y también como organización que va más allá de lo estrictamente laboral para implicarse en las diversas problemáticas sociales como un todo interrelacionado. ¿Y qué podremos hacer para luchar contra la desigualdad de género y la precariedad laboral? ¿Son válidas para ello las estrategias del sindicalismo clásico? Históricamente son numerosos los ejemplos de luchas de trabajadoras en la CNT y fue esencial su papel en el proceso revolucionario que se desencadenó hace ya 70 años, como trascendente fue que se creara la organización específica Mujeres Libres que aborda la problemática de la mujer desde planteamientos anarquistas. Y en los últimos años también tenemos ejemplos de luchas protagonizadas por mujeres de la CNT, como las huelgas y conflictos de contratas de limpieza. Pero es cierto que la precariedad del mundo laboral en que nos encontramos y la especial situación de la mujer en la sociedad moderna exigen buscar y probar estrategias novedosas para incidir con éxito en estos ámbitos. Lo que sí sabemos es que la autogestión, la acción directa y la solidaridad son los mecanismos con los que en cada momento iremos encontrando y desarrollando esas estrategias específicas para desarrollar la lucha, empezando por los conflictos concretos a los que nos enfrentamos en el día a día, pero con la mente fija en que las causas últimas de estos problemas solo se resuelven mediante la transformación radical de la sociedad y que es importante la forma en que nos enfrentamos a los conflictos cotidianos, las luchas concretas de nuestras compañeras y compañeros, porque en esta forma de enfrentar los problemas está la semilla de un mundo nuevo. Mujer precaria, la CNT te ofrece una forma de organizarte y de enfrentar tus problemas como mujer trabajadora. La anarcosindical no es sino una palanca hecha de amor a la libertad entre iguales y el apoyo mutuo, pero es tu voluntad y tu brazo las que han de moverla para que, multiplicado tu esfuerzo con la fuerza de la solidaridad de toda la Confederación, acabe por remover todos los obstáculos que hoy te impiden desarrollarte plenamente como mujer y como trabajadora.