Se ha dicho que la historia la escriben los vencedores, pero más importante aún es que la escriben varones que suelen preciarse de realistas, así que ocuparse de unas ilusas mujeres derrotadas pasa por tema de poca entidad como para que los «investigadores serios» se dignen examinarlo. Por ello, en lo dedicado a la Guerra Civil Española, el hecho histórico del siglo XX sobre el cual se ha producido documentación más abundante en lengua castellana, la consideración acerca de la Agrupación de Mujeres Libres (MM. LL.) y su significación en el proceso social ibérico de aquel período normalmente está excluida del todo, cuando más reducida a escuetas menciones o al limbo de las notas al pie de página, a pesar de que se trata nada menos que del primer movimiento feminista radical de masas en el ámbito iberoamericano, precursor en la lucha por reivindicaciones que 65 años después conservan plena vigencia, con el mérito extraordinario de iniciar con coraje la construcción de utopías en medio de un enorme atraso social y cultural del cual la mujer era víctima por excelencia.
Las raíces de MM. LL.
Desde su fundación, ocurrida en 1910, la Confederación Nacional del Trabajo-CNT, central sindical orientada por el anarquismo y fuerza fundamental en el movimiento obrero español - había reconocido el derecho de las mujeres a su libertad económica y a salario igual que el hombre, pero poco o nada se planteó por mucho tiempo como iniciativas de lucha específica en relación a ellas, pues apenas es a fines de los años de 1920 y comienzos de los 30 cuando la presencia femenina empieza a asomarse en el mercado laboral hispano. Un puñado de esas primeras mujeres asalariadas se aproxima al anarcosindicalismo y en 1934 funda en Barcelona el Grupo Cultural Femenino, núcleo pionero de articulación femenina en el anarquismo peninsular, que por entonces también anima una importante corriente educativa y cultural que atrae a sus filas a otras mujeres provenientes del reducido sector de las españolas con alguna formación académica (a mediados de los años 30, se estimaba en 90% el analfabetismo femenino). El objetivo inicial, en ambas vertientes, era alentar a las mujeres a aproximarse al ideal libertario, pero la acelerada dinámica que se puso en marcha con el estallido de la guerra civil (19 de julio de 1936), las impulsó a una rápida unificación de esfuerzos y a evolucionar a un planteamiento feminista muy activo, que todavía nos resulta inspirador.
El grupo más maduro política e intelectualmente estaba en Madrid, con la escritora Lucía Sánchez Saornil, la abogada Mercedes Comaposada y la médica Amparo Poch. Desde esa ciudad, el 2 de mayo de 1936, se publica el primer número de Mujeres libres, revista en cuyas 13 ediciones se recogería lo esencial de las ideas que impulsaban a este colectivo y de las acciones que emprendió en medio de las complejas circunstancias de la guerra civil, además del esfuerzo para entonces inédito en el ámbito de habla castellana de hacer una publicación donde los textos, el componente gráfico y el diseño era en su totalidad creación femenina. El nombre de la revista también lo tendría la organización específica que constituirían las mujeres anarquistas desde septiembre de ese año en las zonas liberadas del fascismo, aún cuando el congreso que formalizó su fundación ocurrió en agosto de 1937. Para la creación de esta agrupación, las más activas fueron las mujeres provenientes del ambiente anarcosindicalista de Cataluña, como Soledad Estorach, Pepita Carpena, Sara Berenguer, Azucena Fernández y Concha Liaño, pero no hay que olvidar a otras destacadas animadoras de ese proceso como María Jiménez, Pura Pérez, Suceso Portales y Antonia Fontanillas. El esfuerzo de todas las mencionadas y muchas otras se tradujo en una organización que afiliaba a un estimado de más de 20000 mujeres a fines de 1936, con particular presencia en Cataluña, Aragón y Valencia.
Lo específico en las ideas de MM. LL.
El feminismo hispano anterior al nacimiento de MM. LL. era un movimiento que expresaba visiones y objetivos de clase media, con énfasis en el logro paulatino de los derechos políticos, ocupándose poco o nada de la discriminación social, educativa y cultural que padecían las españolas obreras y campesinas. La aparición de este colectivo libertario marca una ruptura con esas limitadas experiencias previas, así como con el esfuerzo paralelo en el tiempo de comunistas, socialistas y fascistas de crear las secciones femeninas de los respectivos partidos, concebidas como correas de transmisión para llevar consignas y ordenes políticas a un sector que en lo esencial debía someterse a la dirección partidista (integrada siempre por varones, si acaso con alguna mujer que aceptara esa dominación de género).
A pesar del apoyo orgánico y la afluencia de activistas provenientes de las otras instancias del movimiento libertario (CNT, Federación Anarquista Ibérica —FAI—, Juventudes Libertarias, los Ateneos), desde el principio MM. LL. insistió en funcionar de modo autónomo, sin subordinarse a ninguna de las estructuras previamente existentes, pues se consideraba que la organización femenina separada permitiría una acción más eficaz en los temas que particularmente concernían a la mujer, ya que sólo con la acción femenina autogestionada se podría adquirir la confianza y capacidad para participar como iguales a los hombres en la tarea de construir un mundo mejor. Esto se explicaba así en la revista Mujeres libres: «No luchamos contra los hombres, No pretendemos sustituir el dominio masculino por el femenino. Es necesario trabajar y luchar juntos pues sino nunca tendremos la revolución social. Pero necesitamos nuestra propia organización para luchar por nosotras mismas».
MM. LL. compartía sin duda la estrategia anarcosindicalista de lucha de clases y la visión comunista libertaria de la CNT y la FAI, pero entendía que en ese marco cabía desarrollar sus objetivos organizacionales específicos, resumidos en dos consignas: CAPACITACIÓN y CAPTACIÓN. Lo primero se refería al trabajo educativo, para ayudar a las mujeres obreras y campesinas a superar las enormes carencias de instrucción formal que padecían, lo cual era condición básica para acceder a lo segundo, pues las mujeres que se superaban a través de la educación podrían incorporarse y participar activamente en ese proceso de transformación social profunda impulsado por el movimiento libertario español en las áreas donde tenía predominio (particularmente en Cataluña y Aragón).
Como propuestas para modificar a corto plazo la situación femenina en España, los esfuerzos más insistentes de la Agrupación apuntaron a lo siguiente:
Sobre el trabajo: La participación de la mujer era indispensable, porque en ello se fundaba la independencia económica femenina. Por las urgencias de la guerra civil se aceptó que las mujeres trabajaran en las fábricas, pero MM. LL. no quería simplemente esa función de emergencia, pues propugnaba un derecho definitivo al trabajo. Además pedían comedores populares, guarderías, y que las faenas hogareñas fuesen compartidas.
Relaciones de pareja: Este aspecto lo vinculaban con la independencia económica, pues sin ésta no es posible construir una relación basada en la libertad. También repudiaban el control y sanción institucional (estatal o eclesiástico) sobre las uniones.
Prostitución : Sobre este tema hicieron proposiciones originales. Estaban en su contra pero a favor de las prostitutas. Decían que no se podía acabar con la explotación sexual sólo con medidas policiales, pues ello supondría dejar sin trabajo a muchas mujeres. Plantearon que inicialmente debía existir una prostitución liberatoria, con exámenes y tratamientos médico-sicológicos, orientación y capacitación en trabajos sustitutos, ayuda moral y económica, que progresivamente llevasen a la desaparición de este «oficio».
Educación de l@s niñ@s: siendo un asunto al que prestaron la mayor atención, sostenían que en las escuelas capitalistas se adquiría una mentalidad burguesa, por lo que era esencial que todos los involucrados diesen un giro total al proceso educativo, potenciando una escuela para la libertad a la que asistiesen juntos niñas y niños, iniciativa radical para la época en España.
Familia: Criticaban su autoritarismo, jerarquización y el poder paternal. En su opinión, la mujer y l@s hij@s carecían de todo derecho a expresarse dentro de la familia tradicional y el sistema capitalista utiliza esta institución para favorecer la propiedad privada, de modo que la estructura familiar debía transformarse radicalmente en términos de igualdad, libertad y solidaridad.
Es necesario apuntar que las ideas y la existencia misma de MM. LL. enfrentaron resistencias incluso dentro del ámbito libertario, donde a pesar de brindarse apoyo económico, locales de funcionamiento y espacio en la prensa ácrata, no se quiso reconocer a la Agrupación como un organismo igual a las otras ramas del movimiento libertario (CNT, FAI y Juventudes). Ciertamente tal resistencia a reconocer la especificidad y necesidad de autonomía en la lucha femenina puede interpretarse como una muestra de la opresiva tradición del dominio de género, presente con todo su peso en la España de entonces, que llevaba a un grueso sector del anarquismo ibérico a ver la lucha de MM. LL. con condescendencia pero como algo secundario. Ni que decir que fuera del ámbito ácrata, eran vistas como la expresión más acabada y pintoresca de la «locura anarquista», infamia que luego se usaría para justificar un desdén que para algunos sigue vigente aún.
MM. LL. en acción
Para aclarar que no hablamos de un colectivo cuya existencia fue básicamente testimonial o teórica, se impone destacar la labor concreta que en menos de 3 años de existencia realizó la Agrupación:
Con la revista ya mencionada, MM. LL. editó otras publicaciones periódicas (citadas por la Bibliografía que se apunta al final), además de difundir artículos e informaciones en el resto de la prensa libertaria. También hay testimonio de la impresión de un sinnúmero de folletos, hojas de propaganda, afiches y libros.
Realización de una amplísima labor de capacitación educativa básica y aprendizaje laboral dirigida a las mujeres obreras y campesinas. Para ello, en muchos sitios se participó dentro de las iniciativas impulsadas por los sindicatos, mientras que en Barcelona MM. LL. puso en marcha de modo independiente el «Casal de la Dona Treballadora», donde se atendían entre 600 y 800 mujeres en clases de: alfabetización, instrucción básica, mecánica y agricultura, sin olvidar enseñanza sindical y temas económico-sociales.
Vale aclarar que si bien en los primeros días de la Guerra Civil hubo una espontánea integración de mujeres a las milicias anarquistas, eso no ocurrió por iniciativa de MM. LL., desde donde se hizo todo lo posible a favor de esas combatientes, que fueron excluidas de la línea de batalla con la militarización de las milicias en noviembre de 1936. En todo caso, MM. LL. mantendría su esfuerzo a favor de canalizar el máximo de suministros hacia el frente.
Se organizaron jornadas de agitación y propaganda, bibliotecas móviles y eventos culturales para resaltar el papel de las mujeres organizadas en el proceso hacia la revolución social. Se enfatizó en realizar estas actividades en las colectividades agrarias e industriales impulsadas por la CNT y la FAI.
Participación directa en la creación y gestión de guarderías y comedores populares, respondiendo a una reivindicación inmediata de las trabajadoras.
En el área de salud, MM. LL. impulsó la creación de una Escuela de Enfermeras y el Instituto Materno-Infantil Louise Michel, ambos en Barcelona. Debe decirse que la Ministra de Sanidad era Federica Montseny, a quien correspondería la paradójica circunstancia - para una anarquista - de ser la primera mujer en el mundo que ocupase una cartera ministerial.
También en conjunto con el ministerio de Sanidad, se trabajó en hacer funcionar los «liberatorios» de prostitución.
Toda esa fulgurante actividad y reflexión se vio truncada por el triunfo de los fascistas de Franco, que condujo a estas mujeres a la cárcel, al exilio, a volver a la situación contra la que se habían rebelado, o lo que tal vez fue peor, a un silencio que negaba a muchas tan siquiera mencionar la experiencia más rica de sus vidas. Entre la desesperanza y debilitamiento que significó el exilio para el anarquismo español, parte de lo peor le tocó a las veteranas de MM. LL., a quienes ni siquiera les fue posible mantener un mínimo de continuidad como grupo, de modo que hubieron de esperar muchos años para al menos rememorar en conjunto, y también para que tuvieran oídos atentos a escucharlas, así como a seguir el rumbo que ellas abrieron, tomando el mismo nombre de Mujeres Libres para colectivos que hoy funcionan en Francia, Colombia, Argentina y España. Por decirlo con palabras de Concha Liaño: «Hoy apenas quedamos las veinteañeras de esa gesta. Todas las mencionadas han desaparecido. Bastantes somos las que les debemos mucho. Y la autora de estas líneas más que ninguna. Desde aquí quiero reiterar que nunca las olvidé y que las he llevado en mi corazón a través de tantos años de ausencia física. ¡Ya ves Mercedes, no hemos desaparecido!... Aquella semillita que con tanta fe, ardor y esfuerzo sembramos, luchando contra reloj, porque teníamos el tiempo contado, corto, ¡GERMINÓ!».
Las raíces de MM. LL.
Desde su fundación, ocurrida en 1910, la Confederación Nacional del Trabajo-CNT, central sindical orientada por el anarquismo y fuerza fundamental en el movimiento obrero español - había reconocido el derecho de las mujeres a su libertad económica y a salario igual que el hombre, pero poco o nada se planteó por mucho tiempo como iniciativas de lucha específica en relación a ellas, pues apenas es a fines de los años de 1920 y comienzos de los 30 cuando la presencia femenina empieza a asomarse en el mercado laboral hispano. Un puñado de esas primeras mujeres asalariadas se aproxima al anarcosindicalismo y en 1934 funda en Barcelona el Grupo Cultural Femenino, núcleo pionero de articulación femenina en el anarquismo peninsular, que por entonces también anima una importante corriente educativa y cultural que atrae a sus filas a otras mujeres provenientes del reducido sector de las españolas con alguna formación académica (a mediados de los años 30, se estimaba en 90% el analfabetismo femenino). El objetivo inicial, en ambas vertientes, era alentar a las mujeres a aproximarse al ideal libertario, pero la acelerada dinámica que se puso en marcha con el estallido de la guerra civil (19 de julio de 1936), las impulsó a una rápida unificación de esfuerzos y a evolucionar a un planteamiento feminista muy activo, que todavía nos resulta inspirador.
El grupo más maduro política e intelectualmente estaba en Madrid, con la escritora Lucía Sánchez Saornil, la abogada Mercedes Comaposada y la médica Amparo Poch. Desde esa ciudad, el 2 de mayo de 1936, se publica el primer número de Mujeres libres, revista en cuyas 13 ediciones se recogería lo esencial de las ideas que impulsaban a este colectivo y de las acciones que emprendió en medio de las complejas circunstancias de la guerra civil, además del esfuerzo para entonces inédito en el ámbito de habla castellana de hacer una publicación donde los textos, el componente gráfico y el diseño era en su totalidad creación femenina. El nombre de la revista también lo tendría la organización específica que constituirían las mujeres anarquistas desde septiembre de ese año en las zonas liberadas del fascismo, aún cuando el congreso que formalizó su fundación ocurrió en agosto de 1937. Para la creación de esta agrupación, las más activas fueron las mujeres provenientes del ambiente anarcosindicalista de Cataluña, como Soledad Estorach, Pepita Carpena, Sara Berenguer, Azucena Fernández y Concha Liaño, pero no hay que olvidar a otras destacadas animadoras de ese proceso como María Jiménez, Pura Pérez, Suceso Portales y Antonia Fontanillas. El esfuerzo de todas las mencionadas y muchas otras se tradujo en una organización que afiliaba a un estimado de más de 20000 mujeres a fines de 1936, con particular presencia en Cataluña, Aragón y Valencia.
Lo específico en las ideas de MM. LL.
El feminismo hispano anterior al nacimiento de MM. LL. era un movimiento que expresaba visiones y objetivos de clase media, con énfasis en el logro paulatino de los derechos políticos, ocupándose poco o nada de la discriminación social, educativa y cultural que padecían las españolas obreras y campesinas. La aparición de este colectivo libertario marca una ruptura con esas limitadas experiencias previas, así como con el esfuerzo paralelo en el tiempo de comunistas, socialistas y fascistas de crear las secciones femeninas de los respectivos partidos, concebidas como correas de transmisión para llevar consignas y ordenes políticas a un sector que en lo esencial debía someterse a la dirección partidista (integrada siempre por varones, si acaso con alguna mujer que aceptara esa dominación de género).
A pesar del apoyo orgánico y la afluencia de activistas provenientes de las otras instancias del movimiento libertario (CNT, Federación Anarquista Ibérica —FAI—, Juventudes Libertarias, los Ateneos), desde el principio MM. LL. insistió en funcionar de modo autónomo, sin subordinarse a ninguna de las estructuras previamente existentes, pues se consideraba que la organización femenina separada permitiría una acción más eficaz en los temas que particularmente concernían a la mujer, ya que sólo con la acción femenina autogestionada se podría adquirir la confianza y capacidad para participar como iguales a los hombres en la tarea de construir un mundo mejor. Esto se explicaba así en la revista Mujeres libres: «No luchamos contra los hombres, No pretendemos sustituir el dominio masculino por el femenino. Es necesario trabajar y luchar juntos pues sino nunca tendremos la revolución social. Pero necesitamos nuestra propia organización para luchar por nosotras mismas».
MM. LL. compartía sin duda la estrategia anarcosindicalista de lucha de clases y la visión comunista libertaria de la CNT y la FAI, pero entendía que en ese marco cabía desarrollar sus objetivos organizacionales específicos, resumidos en dos consignas: CAPACITACIÓN y CAPTACIÓN. Lo primero se refería al trabajo educativo, para ayudar a las mujeres obreras y campesinas a superar las enormes carencias de instrucción formal que padecían, lo cual era condición básica para acceder a lo segundo, pues las mujeres que se superaban a través de la educación podrían incorporarse y participar activamente en ese proceso de transformación social profunda impulsado por el movimiento libertario español en las áreas donde tenía predominio (particularmente en Cataluña y Aragón).
Como propuestas para modificar a corto plazo la situación femenina en España, los esfuerzos más insistentes de la Agrupación apuntaron a lo siguiente:
Sobre el trabajo: La participación de la mujer era indispensable, porque en ello se fundaba la independencia económica femenina. Por las urgencias de la guerra civil se aceptó que las mujeres trabajaran en las fábricas, pero MM. LL. no quería simplemente esa función de emergencia, pues propugnaba un derecho definitivo al trabajo. Además pedían comedores populares, guarderías, y que las faenas hogareñas fuesen compartidas.
Relaciones de pareja: Este aspecto lo vinculaban con la independencia económica, pues sin ésta no es posible construir una relación basada en la libertad. También repudiaban el control y sanción institucional (estatal o eclesiástico) sobre las uniones.
Prostitución : Sobre este tema hicieron proposiciones originales. Estaban en su contra pero a favor de las prostitutas. Decían que no se podía acabar con la explotación sexual sólo con medidas policiales, pues ello supondría dejar sin trabajo a muchas mujeres. Plantearon que inicialmente debía existir una prostitución liberatoria, con exámenes y tratamientos médico-sicológicos, orientación y capacitación en trabajos sustitutos, ayuda moral y económica, que progresivamente llevasen a la desaparición de este «oficio».
Educación de l@s niñ@s: siendo un asunto al que prestaron la mayor atención, sostenían que en las escuelas capitalistas se adquiría una mentalidad burguesa, por lo que era esencial que todos los involucrados diesen un giro total al proceso educativo, potenciando una escuela para la libertad a la que asistiesen juntos niñas y niños, iniciativa radical para la época en España.
Familia: Criticaban su autoritarismo, jerarquización y el poder paternal. En su opinión, la mujer y l@s hij@s carecían de todo derecho a expresarse dentro de la familia tradicional y el sistema capitalista utiliza esta institución para favorecer la propiedad privada, de modo que la estructura familiar debía transformarse radicalmente en términos de igualdad, libertad y solidaridad.
Es necesario apuntar que las ideas y la existencia misma de MM. LL. enfrentaron resistencias incluso dentro del ámbito libertario, donde a pesar de brindarse apoyo económico, locales de funcionamiento y espacio en la prensa ácrata, no se quiso reconocer a la Agrupación como un organismo igual a las otras ramas del movimiento libertario (CNT, FAI y Juventudes). Ciertamente tal resistencia a reconocer la especificidad y necesidad de autonomía en la lucha femenina puede interpretarse como una muestra de la opresiva tradición del dominio de género, presente con todo su peso en la España de entonces, que llevaba a un grueso sector del anarquismo ibérico a ver la lucha de MM. LL. con condescendencia pero como algo secundario. Ni que decir que fuera del ámbito ácrata, eran vistas como la expresión más acabada y pintoresca de la «locura anarquista», infamia que luego se usaría para justificar un desdén que para algunos sigue vigente aún.
MM. LL. en acción
Para aclarar que no hablamos de un colectivo cuya existencia fue básicamente testimonial o teórica, se impone destacar la labor concreta que en menos de 3 años de existencia realizó la Agrupación:
Con la revista ya mencionada, MM. LL. editó otras publicaciones periódicas (citadas por la Bibliografía que se apunta al final), además de difundir artículos e informaciones en el resto de la prensa libertaria. También hay testimonio de la impresión de un sinnúmero de folletos, hojas de propaganda, afiches y libros.
Realización de una amplísima labor de capacitación educativa básica y aprendizaje laboral dirigida a las mujeres obreras y campesinas. Para ello, en muchos sitios se participó dentro de las iniciativas impulsadas por los sindicatos, mientras que en Barcelona MM. LL. puso en marcha de modo independiente el «Casal de la Dona Treballadora», donde se atendían entre 600 y 800 mujeres en clases de: alfabetización, instrucción básica, mecánica y agricultura, sin olvidar enseñanza sindical y temas económico-sociales.
Vale aclarar que si bien en los primeros días de la Guerra Civil hubo una espontánea integración de mujeres a las milicias anarquistas, eso no ocurrió por iniciativa de MM. LL., desde donde se hizo todo lo posible a favor de esas combatientes, que fueron excluidas de la línea de batalla con la militarización de las milicias en noviembre de 1936. En todo caso, MM. LL. mantendría su esfuerzo a favor de canalizar el máximo de suministros hacia el frente.
Se organizaron jornadas de agitación y propaganda, bibliotecas móviles y eventos culturales para resaltar el papel de las mujeres organizadas en el proceso hacia la revolución social. Se enfatizó en realizar estas actividades en las colectividades agrarias e industriales impulsadas por la CNT y la FAI.
Participación directa en la creación y gestión de guarderías y comedores populares, respondiendo a una reivindicación inmediata de las trabajadoras.
En el área de salud, MM. LL. impulsó la creación de una Escuela de Enfermeras y el Instituto Materno-Infantil Louise Michel, ambos en Barcelona. Debe decirse que la Ministra de Sanidad era Federica Montseny, a quien correspondería la paradójica circunstancia - para una anarquista - de ser la primera mujer en el mundo que ocupase una cartera ministerial.
También en conjunto con el ministerio de Sanidad, se trabajó en hacer funcionar los «liberatorios» de prostitución.
Toda esa fulgurante actividad y reflexión se vio truncada por el triunfo de los fascistas de Franco, que condujo a estas mujeres a la cárcel, al exilio, a volver a la situación contra la que se habían rebelado, o lo que tal vez fue peor, a un silencio que negaba a muchas tan siquiera mencionar la experiencia más rica de sus vidas. Entre la desesperanza y debilitamiento que significó el exilio para el anarquismo español, parte de lo peor le tocó a las veteranas de MM. LL., a quienes ni siquiera les fue posible mantener un mínimo de continuidad como grupo, de modo que hubieron de esperar muchos años para al menos rememorar en conjunto, y también para que tuvieran oídos atentos a escucharlas, así como a seguir el rumbo que ellas abrieron, tomando el mismo nombre de Mujeres Libres para colectivos que hoy funcionan en Francia, Colombia, Argentina y España. Por decirlo con palabras de Concha Liaño: «Hoy apenas quedamos las veinteañeras de esa gesta. Todas las mencionadas han desaparecido. Bastantes somos las que les debemos mucho. Y la autora de estas líneas más que ninguna. Desde aquí quiero reiterar que nunca las olvidé y que las he llevado en mi corazón a través de tantos años de ausencia física. ¡Ya ves Mercedes, no hemos desaparecido!... Aquella semillita que con tanta fe, ardor y esfuerzo sembramos, luchando contra reloj, porque teníamos el tiempo contado, corto, ¡GERMINÓ!».