Emine Arslan, trabajadora del textil en Turquía, acompañada por una representante del sindicato al que estaba afiliada, recorrieron varios países de Europa (entre ellos, España), para denunciar las nefastas condiciones de trabajo en la fábrica donde estaba empleada y se entrevistaron con las empresas clientes de DESA en Europa, con la esperanza de que estas intercedesen y lograr así la readmisión de las 44 trabajadoras despedidas. Otros 50 trabajadores, principalmente mujeres, se vieron forzadas a abandonar el sindicato.
El caso de Emine ilustra las condiciones de trabajo que sufren las trabajadoras de la industria de ropa. Una industria fuertemente feminizada y muy intensiva en mano de obra:
"Mi nombre es Emine Arslan, nací en Turquía. Tengo 4 hijos y estoy casada. Trabajé en la fábrica DESA durante 8 años. Me despidieron por afiliarme a un sindicato. Desde que me despedieron, me planto todos los días delante de la fábrica para protestar; en ocasiones debo llevar a mis hijos porque no tengo con quien dejarlos. Trabajábamos en condiciones muy malas. El principal problema eran las largas jornadas de trabajo, trabajábamos durante 2 días y una noche sin pasar por casa, no podiamos asearnos ni ver a la familia; esto significa 36 h. continuadas; dormiamos debajo de las mesas de trabajo algunas horas y seguiamos trabajando. Teníamos dolores por todo el cuerpo.. Cuando pediamos permiso por los problemas de salud, nos decían gritando que podiamos salir por la puerta pero no regresar porque "ahí fuera hay muchas personas que quieren trabajar para DESA". A veces, en un mes llegábamos a hacer 200 horas extras y recibiamos el sueldo mínimo mensual en Turquía, que son 210 euros al mes (...)"
Que pasó con Emine?
Los tribunales turcos dieron la razón a las trabajadoras de DESA y dictaminaron que fueron despedidas por sus actividades sindicales.En un intento por ganar tiempo, debilitar al sindicato y minar la resistencia de las trabajadoras, DESA recurrió la sentencia. La mayoría de las empresas clientes, especialmente su principal cliente, la marca italiana de lujo PRADA, afirmaron que acatarían la sentencia de la Corte Suprema turca. A finales de Abril, la Corte Suprema turca falló nuevamente a favor de las trabajadoras, incluída Emine Arslan. A pesar de la buena noticia, las trabajadoras no cantan victoria porque, segun la ley turca, DESA puede ahora elegir entre readmitirlas o indemnizarlas; es decir, la empresa puede a golpe de talonario el evitar así cumplir con el derecho a la libertad sindical. Emine y sus compañeras tienen pocas dudas de cual será la decisión de DESA y siguen esperando justicia. Tras la decisión de la Corte Suprema, las empresas clientes tuvieron tiempo para exigirir a DESA que readmita a las trabajadoras injustamente despedidas pero la mayoría sigue mirando para otro lado.
DESA, es la mayor empresa turca de la industria de cuero, produce para marcas europeas internacionalmente conocidas como PRADA, Marks and Spencer, Samsonite o El Corte Inglés.
El caso de Emine ilustra las condiciones de trabajo que sufren las trabajadoras de la industria de ropa. Una industria fuertemente feminizada y muy intensiva en mano de obra:
"Mi nombre es Emine Arslan, nací en Turquía. Tengo 4 hijos y estoy casada. Trabajé en la fábrica DESA durante 8 años. Me despidieron por afiliarme a un sindicato. Desde que me despedieron, me planto todos los días delante de la fábrica para protestar; en ocasiones debo llevar a mis hijos porque no tengo con quien dejarlos. Trabajábamos en condiciones muy malas. El principal problema eran las largas jornadas de trabajo, trabajábamos durante 2 días y una noche sin pasar por casa, no podiamos asearnos ni ver a la familia; esto significa 36 h. continuadas; dormiamos debajo de las mesas de trabajo algunas horas y seguiamos trabajando. Teníamos dolores por todo el cuerpo.. Cuando pediamos permiso por los problemas de salud, nos decían gritando que podiamos salir por la puerta pero no regresar porque "ahí fuera hay muchas personas que quieren trabajar para DESA". A veces, en un mes llegábamos a hacer 200 horas extras y recibiamos el sueldo mínimo mensual en Turquía, que son 210 euros al mes (...)"
Que pasó con Emine?
Los tribunales turcos dieron la razón a las trabajadoras de DESA y dictaminaron que fueron despedidas por sus actividades sindicales.En un intento por ganar tiempo, debilitar al sindicato y minar la resistencia de las trabajadoras, DESA recurrió la sentencia. La mayoría de las empresas clientes, especialmente su principal cliente, la marca italiana de lujo PRADA, afirmaron que acatarían la sentencia de la Corte Suprema turca. A finales de Abril, la Corte Suprema turca falló nuevamente a favor de las trabajadoras, incluída Emine Arslan. A pesar de la buena noticia, las trabajadoras no cantan victoria porque, segun la ley turca, DESA puede ahora elegir entre readmitirlas o indemnizarlas; es decir, la empresa puede a golpe de talonario el evitar así cumplir con el derecho a la libertad sindical. Emine y sus compañeras tienen pocas dudas de cual será la decisión de DESA y siguen esperando justicia. Tras la decisión de la Corte Suprema, las empresas clientes tuvieron tiempo para exigirir a DESA que readmita a las trabajadoras injustamente despedidas pero la mayoría sigue mirando para otro lado.
DESA, es la mayor empresa turca de la industria de cuero, produce para marcas europeas internacionalmente conocidas como PRADA, Marks and Spencer, Samsonite o El Corte Inglés.