Nada nuevo. Un nuevo libro del investigador de la Universidad de Harvard, Gerald Steinacher, asegura que miles de nazis fueron capaces de evadir la Justicia después de la Shoá (Holocausto) gracias a la complicidad del Vaticano.
“Nazis en carrera. Cómo los esbirros de Hitler huyeron de Europa”, las autoridades vaticanas ayudaron a que miembros de las SS como Adolf Eichmann y Josef Mengele no fuesen detectados, abandonasen seguros ese continente y viviesen cómodamente en el exilio después de la II Guerra Mundial.
Steinacher examinó documentos inéditos de la Cruz Roja, que revelaron que los escasos y abrumados defensores de los derechos humanos europeos que intentaban reubicar a millones de víctimas desplazadas de la II Guerra Mundial, sin saberlo crearon una red que fue explotada por los nazis para evadir la Justicia.
Unos 8.000 ex miembros de las SS utilizaron documentación apócrifa de la Cruz Roja para exiliarse en Gran Bretaña y Canadá después de 1945.
Según este libro, la entidad asistencial ayudó a los nazis inadvertidamente, pero el Vaticano era muy consciente del papel que desempeñó.
“Por un deseo de revivir una Europa cristiana o un mórbido temor a la Unión Soviética, proveyó de documentos de identidad falsos a los principales criminales de guerra, a través de su comisión para los refugiados”.
“Nazis en carrera. Cómo los esbirros de Hitler huyeron de Europa”, las autoridades vaticanas ayudaron a que miembros de las SS como Adolf Eichmann y Josef Mengele no fuesen detectados, abandonasen seguros ese continente y viviesen cómodamente en el exilio después de la II Guerra Mundial.
Steinacher examinó documentos inéditos de la Cruz Roja, que revelaron que los escasos y abrumados defensores de los derechos humanos europeos que intentaban reubicar a millones de víctimas desplazadas de la II Guerra Mundial, sin saberlo crearon una red que fue explotada por los nazis para evadir la Justicia.
Unos 8.000 ex miembros de las SS utilizaron documentación apócrifa de la Cruz Roja para exiliarse en Gran Bretaña y Canadá después de 1945.
Según este libro, la entidad asistencial ayudó a los nazis inadvertidamente, pero el Vaticano era muy consciente del papel que desempeñó.
“Por un deseo de revivir una Europa cristiana o un mórbido temor a la Unión Soviética, proveyó de documentos de identidad falsos a los principales criminales de guerra, a través de su comisión para los refugiados”.
