La CNT-AIT ha vuelto a presentarse en el campus de Leganés, el día de la inauguración del llamado Foro de Empleo de la Universidad Carlos III, para denunciar la presencia de las empresas que se están adueñando de nuestra enseñanza superior.
Parece mentira que mientras quienes gobiernan la Universidad Carlos III dicen no disponer de dinero para renovar contratos de personal externalizado e interino, para dejar de subir de forma astronómica las tasas de matrícula o para renovar becas para los estudiantes con menos recursos, sí que lo tenga para montar estas ferias donde las más importantes empresas depredadoras del panorama nacional e internacional tienen las puertas abiertas para captar a sus futuras víctimas.
Ese es el caso especialmente sangrante de dos empresas aquí presentes: Capgemini e Indra, con las cuales nuestro sindicato mantiene conflicto abierto por abusar reiteradamente de los derechos de sus trabajadores.
Vergüenza le tendría que dar a los responsables de esta universidad permitir que por nuestros pasillos y en nuestras aulas se paseasen los directivos de una empresa como Capgemini, que, a pesar de reportar un beneficio neto de 370 millones de euros en 2012, el pasado mes de junio ejecutó un brutal ERE y despidió y condenó a la miseria a 231 trabajadores en sus oficinas de Madrid.
Vergüenza le tendría que dar al rector Daniel Peña y a su equipo de burócratas ignorantes invitar a gente como Mari Carmen Moneva Montero, directora de Desarrollo de la Organización de INDRA, una empresa tristemente conocida entre sus trabajadores por sus tácticas mafiosas de represión sindical y abusos. Solo en la Biblioteca Nacional, donde INDRA tiene concedidas las contratas de varios servicios a costa de ingentes cantidades de dinero público, sus directivos despidieron a tres compañeras de CNT-AIT por el simple hecho de reclamar sus derechos y denunciar su cesión ilegal. La represión contra cualquier forma de organización de los trabajadores en esa empresa, el acoso laboral a todo empleado que decida reclamar sus derechos, las condiciones de trabajo semiesclavas y los salarios ridículos deberían ser cuestiones lo suficientemente importantes como para que a quienes organizan este evento con los fondos de la Universidad Carlos III se les cayese la cara de vergüenza.
¿Pero cómo vamos a reclamar vergüenza a individuos que han demostrado ser tan explotadores o más que los empresarios de la peor calaña? ¿Cómo vamos a pedir vergüenza a una persona como nuestro rector Daniel Peña, que el pasado mes de octubre pidió la entrada de la Policía Nacional en este mismo campus para disolver un piquete informativo de CNT-AIT como el que esta mañana hemos realizado? ¿Cómo va a tener un mínimo de vergüenza una gente que, encima de despedir a un trabajador después de años de servicio, es capaz de denunciarlo con falsas acusaciones?
Después de que nuestro delegado sindical, que estuvo cuatro años trabajando como gestor de proyectos de investigación en el campus de Getafe, fuera condenado (gracias a los falsos testimonios el día del juicio del rector, la directora de recursos y el gerente) a varios días de arresto por subirse con sus compañeros con una pancarta para reclamar su readmisión el día de la inauguración del curso académico 2012-2013, no esperamos nada de nadie en esta universidad dominada por la pleitesía y el servilismo: ni del personal funcionario, demasiado preocupado por sus trienios, sus hipotecas y sus calendarios de vacaciones; ni del personal interino y precario, demasiado pendiente de hacer méritos ante sus respectivos jefes para que les sigan contratando cuando vuelvan las vacas gordas; ni de los sindicatos electoralistas (CGT, CCOO, UGT), obsesionados por mantener sus privilegios a cambio de vender a sus compañeros; ni de esos “sindicalistas” supuestamente críticos con sus organizaciones, entrenados para infiltrarse en las pocas asambleas y plataformas de trabajadores y estudiantes que intentan funcionar horizontalmente en esta universidad, para mangonearlas, desmoralizarlas y seguir trepando hasta conseguir el puesto de liberado sindical que tanto ansían y poder vivir por fin del cuento.
No esperamos nada de nadie. Solo deseando que algún trabajador o estudiante se nos acerque algún día, nos dé la razón, se anime a luchar por lo que es justo y para entonces ya no sea demasiado tarde.
¡READMISIÓN COMPAÑEROS DESPEDIDOS!
¡FUERA LAS EMPRESAS DE LA UNIVERSIDAD!