Quien hoy es abuel@, pero que en el período de la Revolución española de 1936 era niñ@, puede recordar aquellos lugares donde con otr@s infantes jugaban en libertad gestionando sus actividades sin necesidad de los adultos. Espacios de barrio que siempre tienen un imán para atraer a la chiquillería y a l@s jóvenes. Al comienzo de la revolución muchos padres de aquell@s pequeñ@s se activaron en la lucha por la libertad de forma más continua. Cuadrillas de chavales se organizaban en esos lugares para también participar en esa convulsión ambiental que l@s rodeó de golpe. Para hacer algo por los mismos sentimientos que movilizaron a sus padres, en muchas ciudades heridas por la guerra, decidieron ocupar los espacios de juegos para convertirlos en huertos. Las semillas de libertad que aquellos nen@s - nuetr@s abuel@s- plantaron, nunca se podrán olvidar, porque todas ellas germinaron...
En nosotr@s. Y nosotr@s, como nuestr@s abuel@s, somos hij@s del pueblo, teniendo como únicas armas contra las mentiras a la verdad, la creatividad, la autogestiòn y la memoria...En definitiva, somos l@s niet@s de aquell@s obrer@s que nunca pudistéis matar, de ahí abuel@s, nuestro nombre, vuestro nombre: "El Miliciano". A Toda la juventud confederal, a quién sin rubor se declara en huelga de hambre, quién sin temor planta cara en los piquetes de los supermercados y empresas, defendiendo a l@s trabajador@s,quién sin miedo se sube a un andamio a colgar una pancarta, quiénes no temen a las represalias, quiénes piden lo justo pan y trabajo. Recordadlo siempre, y como aprendieron por primera vez aquell@s nenes de boca de sus mayores: "CNT,CNT,CNT".
El Miliciano, CNT-AIT, Chiclana