El Paralelo ha sido siempre la avenida más ‘canalla’ de Barcelona. Fue el ‘Broadway’ de referencia de la capital catalana desde finales del siglo XIX (la calle se inauguró oficialmente en 1894) hasta 1970 aproximadamente. Fue un lugar de ocio y de espectáculos con gran número de cabarets, teatros y diversas salas de espectáculos.
Pero además de la diversión, en el Paralelo existía un bar donde los anarquistas se reunían que se llamaba "La Tranquilidad" que nació en 1901. Curiosamente el Teatro Apolo de Barcelona, inaugurado en 1904, existía ya con este nombre desde el año 1901 en un barracón que había sido un viejo almacén de paja. En el mismo solar estaba precisamente la primera sede del mítico Bar o Café "La Tranquilidad". Esta taberna estaba en la esquina de la avenida con el actual calle Nou de la Rambla
En 1910 "La Tranquilidad" cambió su ubicación al número 69 del Paralelo, al lado del actual teatro Victoria. Su dueño a partir de 1928 fue Martí Cisteró, un destacado simpatizante del anarquismo procedente de Puigvert d'Agramunt. La mística de este café viene porque durante esos años se reunían gente bohemia, espías y también sindicalistas. Entre ellos, el mayor número eran anarquistas vinculados a la CNT, el sindicato más potente en Barcelona durante aquellos años.
El café "La Tranquilidad" era un lugar que no hacía demasiado honor a su nombre. Era un bar espectacularmente ruidoso, en la que habían peleas, discusiones políticas de todo tipo, riñas o redadas de la policía en busca de activistas a quien consideraba muy peligrosos. Era un foco de ideas revolucionarias en el que predominabas las anarquistas. Además allí mismo estaba la compañía eléctrica La Canadiense, donde se produjo una huelga en 1919 que paralizó el 70% de la industria catalana. Como decía Abel Paz, un conocido militante y escritor anarquista, “era el café más intranquilo del Paralelo y de Cataluña”. Un lugar que ha aparecido en diversas obras literarias de Andre Malraux o Pío Baroja.
En la imagen: mujer con pistola star, modelo 1919 arma conocida como ''la sindicalista''.
Fue un lugar muy prolífico de tiroteos y problemas diversos durante el periodo del pistolerismo en Barcelona entre los años 1918 y 1923. La CNT anarcosindicalista tenía ya una extraordinaria fuerza y había conseguido muchos adeptos. La Federación Patronal, ayudada por el gobierno y nombres con muchas sombras como el policía Bravo Portillo y el Barón Koening, decidió endurecer sus posiciones y contrató pistoleros para controlar a este reivindicativo sindicato además de reforzar a los sindicatos libres favorables a los empresarios.
La CNT no se amilanó tampoco y esto provocó un periodo violento en la que se produjeron muchos actos armados de acción directa. En este periodo, "La Tranquilidad" fue un lugar indispensable para los anarcosindicalistas para defenderse y organizar sus manifestaciones, huelgas o actos contra esquiroles, patronos o policías. Allí los militantes anarquistas podían adquirir por unas 50 pesetas una pistola Star que utilizaba el ejército francés. Según Guillém Martínez, autor de ‘Barcelona rebelde’, en este café “se planificó una revolución en 1923. Se llegó a crear una revista y un Comité de Coordinación.
Entre 1923 y 1930, en plena Dictadura de Primo de Rivera tuvo clausuras y controles constantes por parte de la policía. Con la instauración de la II República burguesa, el café fue nuevamente un lugar de reunión de la CNT y la FAI (Federación Anarquista Ibérica). También estuvo en el punto de mira de los hermanos Badía, miembros de Estat Català y que fundaron la policía de la Generalitat que persiguió duramente a los anarquistas ante sus actividades revolucionarias. Durante los años treinta también se produjeron periódicamente cierres del local como en junio 1932, “porque se había convertido en punto de reunión de los elementos de ideas extremistas”. En 1933 Buenaventura Durruti fue detenido precisamente en el Bar "La Tranquilidad" por la insurrección revolucionaria que se produjo en la zona del Alto Llobregat. Cuando se producían estas clausuras, muchos de los anarquistas iban a otro café cercano, el "Chicago".
El 19 de julio de 1936, el café se convirtió en una especie de hospital de campaña después que obreros y ciudadanos asaltaran las dependencias de Atarazanas y el edificio del Gobierno Militar. También fue donde los obreros pudieron parar a una columna del ejército fascista sublevado que descendía desde la Plaza de España. En la Brecha de San Pablo, muy cerca del café, fueron parados por los barceloneses contrarios al Alzamiento de Franco. Durante la guerra continuó siendo un lugar de referencia de la militancia anarquista hasta su demolición en los años 40.
Del mítico local sólo quedan algunas fotografías exteriores pero ninguna interior. Un lugar legendario en el que en la actualidad hay un simple bazar.