Los combatientes del POUM y de la CNT fueron homenajeados en Tierz (Huesca) el 12.04.08, en el primer día de las Jornadas Culturales Republicanas, organizadas por el Círculo “Manuel Abad” de Huesca. Jornadas que tienen un propósito muy claro: “sacar del ostracismo a aquellos a los que la historia de los vencedores puso en el olvido” y “que se conozca la Historia para que no se repita”, en palabras de Carlos Escartín, presidente de la asociación organizadora de estos actos.
El día empezó en Tierz. Por la mañana sus calles se llenaron de banderas con las más de cien personas que acudieron a la localidad para recordar “la esperanza que los milicianos de la CNT dieron a una ciudad” y reivindicar la “gesta anónima” de los combatientes del POUM, “maltratados en el frente y criticados en la Historia”. Los historiadores Raúl Mateo, de la CNT, y Andy Durgan, de la Fundació Andreu Nin, dieron una charla en el local social de Tierz, donde se proyectaron imágenes de los milicianos en la localidad.
Posteriormente, la presidenta y el vicepresidente de la asociación francesa MER (Memoria, Exilio y República) encabezaron la ofrenda de flores en las trincheras de Tierz, donde combatieron las milicias de la 29ª División del POUM, acto que fue amenizado por “Os Gaiters y Gaiteras de Tierra Plana”. También se celebró una comida para todos los asistentes en el Hotel Esperanza, a la cual asistieron varios miembros de la Fundació Andreu Nin.
Por la tarde, Martín Arnal Mur, natural de Angüés y afiliado a la CNT, “un hombre cabal, tolerante y que lucha por los derechos de los más débiles”, en palabras del historiador José María Azpiroz, fue homenajeado en el salón de actos de la Diputación Provincial de Huesca. En la mesa de autoridades se encontraban Azpiroz, Escartín, el propio Arnal Mur y, acompañándole en un momento tan emotivo para él, su nieta Camila.
Arnal Mur se exilió en Francia al final de la Guerra Civil y todavía vive allí. Algo, el exilio, que fue muy común . De hecho, la lengua francesa se escuchó mucho en el acto de la DPH, a causa de los numerosos franceses, hijos o nietos de exiliados, que allí se encontraban.
Martín Arnal declaró su tristeza porque en actos de este estilo, “que por fin se pueden hacer”, faltan muchas personas muertas o desaparecidas “que nunca podrán recibir un homenaje”. “Que esto sirva de recuerdo para todos los hombres que perdieron la vida”. Arnal lanzó un mensaje de “paz y fraternidad”, porque el objetivo ahora es “lograr la convivencia pero sin perder la memoria”. También Escartín incidió en este punto al afirmar que actos de este tipo pretenden ser “el cauterizador de las heridas y no el bisturí”.
El día empezó en Tierz. Por la mañana sus calles se llenaron de banderas con las más de cien personas que acudieron a la localidad para recordar “la esperanza que los milicianos de la CNT dieron a una ciudad” y reivindicar la “gesta anónima” de los combatientes del POUM, “maltratados en el frente y criticados en la Historia”. Los historiadores Raúl Mateo, de la CNT, y Andy Durgan, de la Fundació Andreu Nin, dieron una charla en el local social de Tierz, donde se proyectaron imágenes de los milicianos en la localidad.
Posteriormente, la presidenta y el vicepresidente de la asociación francesa MER (Memoria, Exilio y República) encabezaron la ofrenda de flores en las trincheras de Tierz, donde combatieron las milicias de la 29ª División del POUM, acto que fue amenizado por “Os Gaiters y Gaiteras de Tierra Plana”. También se celebró una comida para todos los asistentes en el Hotel Esperanza, a la cual asistieron varios miembros de la Fundació Andreu Nin.
Por la tarde, Martín Arnal Mur, natural de Angüés y afiliado a la CNT, “un hombre cabal, tolerante y que lucha por los derechos de los más débiles”, en palabras del historiador José María Azpiroz, fue homenajeado en el salón de actos de la Diputación Provincial de Huesca. En la mesa de autoridades se encontraban Azpiroz, Escartín, el propio Arnal Mur y, acompañándole en un momento tan emotivo para él, su nieta Camila.
Arnal Mur se exilió en Francia al final de la Guerra Civil y todavía vive allí. Algo, el exilio, que fue muy común . De hecho, la lengua francesa se escuchó mucho en el acto de la DPH, a causa de los numerosos franceses, hijos o nietos de exiliados, que allí se encontraban.
Martín Arnal declaró su tristeza porque en actos de este estilo, “que por fin se pueden hacer”, faltan muchas personas muertas o desaparecidas “que nunca podrán recibir un homenaje”. “Que esto sirva de recuerdo para todos los hombres que perdieron la vida”. Arnal lanzó un mensaje de “paz y fraternidad”, porque el objetivo ahora es “lograr la convivencia pero sin perder la memoria”. También Escartín incidió en este punto al afirmar que actos de este tipo pretenden ser “el cauterizador de las heridas y no el bisturí”.