Javier del Valle-Inclán Alsina
Colección Estudios, 1º edición.
Todo y que sea controvertido, se puede decir que sin la familia Montseny difícilmente se puede entender el anarquismo en la península ibérica, y pese a que tanto Juan Montseny como Teresa Mañe tuvieron y tienen también sus retractores dentro del anarquismo no en vano su labor cultural por el anarquismo ahí está, ya imperecedera y cargada de un protagonismo, quizá involuntario o al menos así lo entendemos cuando su hija Federica Montseny en el prólogo del libro “Els anarquistes educadors del poble: La Revista Blanca (1898-1905)” nos habla de que sus padres profesores en una escuela Laica en Reús jamás hubieran salido de aquella pequeña ciudad a no ser por los acontecimientos de Barcelona y la bomba de Cambios Nuevos del 7 de junio de 1896 y las posteriores redadas policiales donde incluso el propio Juan Montseny fue detenido como tantos anarquista y federalistas de la época, por un cuerpo represivo capitaneado por el Presidente del Gobierno en Madrid Cánovas del Castillo que tenía su mano represora en el Teniente de la Guardia Civil Narciso Portas que era conocido como el “Botxí de Montjuïc”o como Tarrida del Mármol lo denomino en sus conferencias europeas “El Nuevo Torquemada”, y otro de los símbolos de la represión la encontramos en el juez instructor Enrique Marzo como cara visible de unos juicios completamente fuera de lugar y cargados de irregulares .
Así pues, éstos tres personajes son los principales símbolos del castigo y la represión que el sistema había decidido imponer al anarquismo que luchaba en esos momentos por la subsistencia y buscaba en la fraternidad de los pueblos y sus gentes el despertar de las conciencias ante las injusticias de un sistema basado en el privilegio de unos sobre otros.
Por ello, podemos entender que la propia Burguesía con sus tentáculos represivos cargados de cólera fue en consecuencia y en contraposición a sus creencias quien allano el camino de las ideas de la búsqueda de la libertad en un mundo mejor de una gran parte de los hombres y mujeres que ante tan descarada injusticia se acercaron al anarquismo y buscaron las formas de rebelión a través de la cultura y el saber en momentos incluso de desesperación.
Para ello el anarquismo desde ese primer momento y más desde la llegada del “siglo de las luces” entendió que para liberarse del yugo burgués, tenía que luchar para paliar el hambre, pero también había que saciar la sed de conocimiento de los pueblos oprimidos.
En ese contexto el anarquismo emprendió su lucha en busca del conocimiento compartido y la cultura de los pueblos y sus gentes.
Así tenemos un autodidacta como Juan Montseny que una vez puesto en libertad se exilio en Francia y poco después se trasladaba a Madrid con una idea clara de buscar apoyos para denunciar lo que estaba ocurriendo en Barcelona. Primero lo encontró en un interesado Alejandro Lerroux y su periódico el Progreso, pero cuando este interés electoralista se hizo tan evidente se rompió la baraja y Montseny que ya se había hecho con algunas afinidades en Madrid como la del impresor Rodríguez Salas consiguió llevar a termino su primer proyecto editorial con la Revista Blanca en recuerdo de la revista anarquista que circulaba por París “Revue Blanche” y naturalmente también con la complicidad de algunos de los intelectuales críticos que en ese momento circulaban por la capital de España.
Así nacía en España el primer gran proyecto editorial del movimiento libertario, que con altos y bajos llego hasta 1939 con la figura de Federica Montseny hija de Teresa Mañe y Juan Montseny, e incluso podríamos argumentar que Federica continúo en el exilio francés de Toulouse hasta el final de sus días, quizá en menor escala pero siendo sin duda un referente.
Es pues un acierto de Javier del Valle Inclán iniciar un estudio minucioso de esa primera etapa de los Montseny en La Revista Blanca y los suplemento que también llegaron a editar en esa primera época en Madrid. Donde número a número vamos viendo las implicaciones intelectuales de los colaboradores de la revista y de ésta con los lectores y el impacto que la Revista Blanca producía en la sociedad a la vez que se iniciaba una u otra campaña contra la represión estatal ya sea por los Procesos de Montjuïc, o con lo acaecido en Jerez de la Frontera, en La Coruña, etc.
Para terminar con un esbozo biográfico de cada uno de los colaboradores de la Revista en esa primera época.