El bipartidismo impera en las grandes democracias, defiende el responsable de un medio de comunicación… ¿Qué será eso de grandes democracias? ¡Ah!, sí, su democracia.
Nos venden que la soberanía reside en el pueblo. Es una soberanía teledirigida en la que no hay que salirse de los márgenes marcados. Quien intente salirse, no sale en la foto.
Los que se han montado su propio chiringuito, aunque sea insignificante, también se presentan a las elecciones. Saben que la pugna está perdida de antemano pero hay que autojustificar la existencia con un minuto televisivo de gloria o con el reportaje, incluida foto, en el periódico del barrio.
Todo atado. Los candidatos del poder fáctico acaparan el 84% de los votos emitidos. ¿Qué se vota? ¿Al PSOE? ¿Al PP? ¿A Zapatero? ¿A Rajoy? ¿Contra Zapatero? ¿Contra Rajoy? ¿A favor o en contra del nacionalismo, en abstracto? ¿A favor o en contra del nacionalismo unionista? ¿A favor o en contra del nacionalismo separatista? ¿A favor o en contra de la Iglesia? ¿A favor o en contra de qué?… Ni pajotera idea.
Vamos a ser más directos, ¿para qué se vota? Es como si el persistente atractivo de la urna ejerciese un poder cualitativo que superase al sentido común, inoculando en las mentes que sólo se puede organizar la sociedad a través de la elección de un falso mesías. Fue inventar la urna, sugerir el voto y dócilmente el pueblo quedó sometido, sin saberlo. Adormidera natural de efectos letales, sin receta médica. Cada cuatro años una dosis.
La lucha está en la calle, no en el Parlamento.
CNT-AIT, Bizkaia