José Bonat
Carpintero-tallista, trabajó en los talleres de José Vera, situados en la calle Canovas del Castillo 40, donde también trabajaba Ballester Tinoco. Se sabe que antes de morir tuvo que trabajar como vendedor de pescado en un puesto del Mercado. Se cree que se afilió a la CNT entre 1916 y 1919. Dio numerosos mítines en la Casa del Pueblo de CNT, de los cuales según su hija Aurora Bonat, sus hermanos repartían propaganda anunciándolos.
Su vida literaria comienza relativamente pronto y siempre relacionado con el comienzo de su vida política. Así sabemos que en 1919 es uno de los responsables directos del semanario Rebelión. Poco después se cree que participó en la revista Páginas Libres del legendario Pedro Vallina. También, y posiblemente con anterioridad a 1921, Bonat ejercía de redactor para La Bandera Libre, cuyo director era el chiclanero Diego Rodríguez Barbosa. Germinal sería otra revista más de vida efímera que intentó llevar a cabo. Pero sería unos años después cuando destacaría en la prensa ácrata del momento.
En la primera mitad de los años 30 participó en los periódicos : El Libertario, La Voz del Campesino o CNT de Madrid.
Como hemos visto, compaginó vida laboral con sus inquietudes políticas y periodísticas. En más de una ocasión fue detenido, e incluso “alejado” de la ciudad por motivos de la visita de Alfonso XIII, en 1930. Tampoco se debe olvidar que durante la II República presidió la Comisión de Defensa Económica, la cual solicitó la rebaja de alimentos de primera necesidad. Aunque finalmente no lo consiguieran, bien es cierto que actividades como ésta, nos hablan de una persona con profundas preocupaciones sociales.
La tarde del 17 de julio de 1936 ya se podía escuchar en Cádiz el rumor de que el ejército estaba a punto de sublevarse. El Gobernador Militar, López Pinto tranquiliza a los principales representantes políticos de la ciudad, “cambiando de opinión” poco después. Durante el intranquilo 18 de Julio, José Bonat fue a recoger a una de sus hijas a la guardería “La Colonia”, y tras dejarla en casa se despidió de su mujer con un “ahora vengo”. Cuando iba por la calle Libertad recibió un tiro en la cabeza, cayendo en la acera del café Moderno. A día de hoy no se sabe si la muerte de José Bonat fue producto de un disparo perdido o intencionado. El hecho es que el gaditano ni siquiera llegó a formar parte de los que plantaron cara a los militares rebeldes, murió cuando posiblemente iba en busca de sus compañeros. Su mujer Concepción y su hija mayor Carmen fueron las que tuvieron que limpiar al día siguiente en la calle la sangre de su marido y padre. José Bonat Ortega fue, aunque no siempre se nos contó así, el primer asesinado de la Guerra Civil en Cádiz. Tras su muerte su familia por temor a represalias quemó gran parte de la documentación que Bonat Ortega tenía en su poder.
Algunos de los supervivientes del exterminio del 36 recuerdan al líder anarquista como un “hombre cabal, compañero abnegado, amigo de todos […] forma parte de esos hombres del pueblo andaluz, por el que lucharon y murieron en busca de un mundo mejor… la Historia y los hombres de mente y corazón limpio los tendrá siempre en su memoria”.
José Lucero Ruiz
Cádiz, 1898 - 1977
Siendo muy joven José Lucero ya había dado la vuelta al mundo hasta en tres ocasiones. Su padre Gerardo Lucero era capitán en el Cabo de Buena Esperanza y cuando su hijo cumplió los dieciséis años lo enroló como grumete. Su madre se llamaba Bernabela y tuvieron tres hijos: José, Antonio y Joaquín.
El joven albañil José se casó con Cecilia Linares Rosado y vivieron los primeros años de matrimonio en la calle Santa Inés. Llegó a trabajar en la construcción del Balneario de la Palma de la playa de La Caleta. En 1930 se trasladan al lejano barrio de Puntales, pues José comenzará a trabajar para la Campsa. En estas fechas era ya un reconocido sindicalista de la construcción.
Tanto es así que participará con Ballester y otros en plenos nacionales de la CNT. Esperantista y miembro del Ateneo Libertario dará numerosas charlas por las que será recordado décadas después.
Elaborará algunos escritos para la revista de Vicente Ballester Germinal. En estos años nacerán sus dos hijos: Germinal y Helios, los cuales años después su abuela les cambiará los nombres por Germán y Elías. Junto con otros compañeros fue detenido en alguna ocasión por la defensa de los derechos de los obreros.
Con el golpe de Estado y la guerra civil intenta llevar una vida normal, a pesar de que fusilan a su hermano Antonio —hasta entonces hombre de acción de la CNT—. La actividad sindical de José Lucero no se detendría aquí, tanto es así que el 19 de mayo de 1945 mientras paseaba con sus hijos por la Aeronáutica lo detienen y encarcelan por actividades subversivas.
Un compañero lo delató. Como en otros casos, la magnífica biblioteca con que contaba es destruida. Es encarcelado en la Cárcel Real y condenado a veinte años. Su hijo Elías recuerda como lo llevaban a visitar a su padre a la cárcel, lugar tétrico y lúgubre: "lugar de mucha humedad, con las paredes negras, durmiendo en cada habitáculo de veinte a treinta personas en pequeñas colchonetas...".
Al cerrarse la prisión fue trasladado al Penal de El Puerto de Santa María. Durante aquellos años fue torturado repetidamente, psicológica y físicamente, afectándole la vista de manera irreparable. Cumplió siete años de condena.
A su salida intenta su reingreso en la CAMPSA, a través de su cuñado Julio Cabilla, que por aquellos años ya se encontraba exiliado en Madrid. Al no conseguirse dicho objetivo Rafael Ballester, hijo del desparecido Vicente, le da trabajo en la construcción del edificio del Sindicato Vertical como guarda de obra. Siguió viviendo en Puntales y ya mayor se trasladó a la casa de Elías donde pasó sus últimos días leyendo y muy atento a la radio.
Sus compañeros a su muerte en 1977 lo recordaban como una persona de alta personalidad, honrado y digno en sus largos años de vida, así como hombre culto y de altos conocimientos.
Carpintero-tallista, trabajó en los talleres de José Vera, situados en la calle Canovas del Castillo 40, donde también trabajaba Ballester Tinoco. Se sabe que antes de morir tuvo que trabajar como vendedor de pescado en un puesto del Mercado. Se cree que se afilió a la CNT entre 1916 y 1919. Dio numerosos mítines en la Casa del Pueblo de CNT, de los cuales según su hija Aurora Bonat, sus hermanos repartían propaganda anunciándolos.
Su vida literaria comienza relativamente pronto y siempre relacionado con el comienzo de su vida política. Así sabemos que en 1919 es uno de los responsables directos del semanario Rebelión. Poco después se cree que participó en la revista Páginas Libres del legendario Pedro Vallina. También, y posiblemente con anterioridad a 1921, Bonat ejercía de redactor para La Bandera Libre, cuyo director era el chiclanero Diego Rodríguez Barbosa. Germinal sería otra revista más de vida efímera que intentó llevar a cabo. Pero sería unos años después cuando destacaría en la prensa ácrata del momento.
En la primera mitad de los años 30 participó en los periódicos : El Libertario, La Voz del Campesino o CNT de Madrid.
Como hemos visto, compaginó vida laboral con sus inquietudes políticas y periodísticas. En más de una ocasión fue detenido, e incluso “alejado” de la ciudad por motivos de la visita de Alfonso XIII, en 1930. Tampoco se debe olvidar que durante la II República presidió la Comisión de Defensa Económica, la cual solicitó la rebaja de alimentos de primera necesidad. Aunque finalmente no lo consiguieran, bien es cierto que actividades como ésta, nos hablan de una persona con profundas preocupaciones sociales.
La tarde del 17 de julio de 1936 ya se podía escuchar en Cádiz el rumor de que el ejército estaba a punto de sublevarse. El Gobernador Militar, López Pinto tranquiliza a los principales representantes políticos de la ciudad, “cambiando de opinión” poco después. Durante el intranquilo 18 de Julio, José Bonat fue a recoger a una de sus hijas a la guardería “La Colonia”, y tras dejarla en casa se despidió de su mujer con un “ahora vengo”. Cuando iba por la calle Libertad recibió un tiro en la cabeza, cayendo en la acera del café Moderno. A día de hoy no se sabe si la muerte de José Bonat fue producto de un disparo perdido o intencionado. El hecho es que el gaditano ni siquiera llegó a formar parte de los que plantaron cara a los militares rebeldes, murió cuando posiblemente iba en busca de sus compañeros. Su mujer Concepción y su hija mayor Carmen fueron las que tuvieron que limpiar al día siguiente en la calle la sangre de su marido y padre. José Bonat Ortega fue, aunque no siempre se nos contó así, el primer asesinado de la Guerra Civil en Cádiz. Tras su muerte su familia por temor a represalias quemó gran parte de la documentación que Bonat Ortega tenía en su poder.
Algunos de los supervivientes del exterminio del 36 recuerdan al líder anarquista como un “hombre cabal, compañero abnegado, amigo de todos […] forma parte de esos hombres del pueblo andaluz, por el que lucharon y murieron en busca de un mundo mejor… la Historia y los hombres de mente y corazón limpio los tendrá siempre en su memoria”.
José Lucero Ruiz
Cádiz, 1898 - 1977
Siendo muy joven José Lucero ya había dado la vuelta al mundo hasta en tres ocasiones. Su padre Gerardo Lucero era capitán en el Cabo de Buena Esperanza y cuando su hijo cumplió los dieciséis años lo enroló como grumete. Su madre se llamaba Bernabela y tuvieron tres hijos: José, Antonio y Joaquín.
El joven albañil José se casó con Cecilia Linares Rosado y vivieron los primeros años de matrimonio en la calle Santa Inés. Llegó a trabajar en la construcción del Balneario de la Palma de la playa de La Caleta. En 1930 se trasladan al lejano barrio de Puntales, pues José comenzará a trabajar para la Campsa. En estas fechas era ya un reconocido sindicalista de la construcción.
Tanto es así que participará con Ballester y otros en plenos nacionales de la CNT. Esperantista y miembro del Ateneo Libertario dará numerosas charlas por las que será recordado décadas después.
Elaborará algunos escritos para la revista de Vicente Ballester Germinal. En estos años nacerán sus dos hijos: Germinal y Helios, los cuales años después su abuela les cambiará los nombres por Germán y Elías. Junto con otros compañeros fue detenido en alguna ocasión por la defensa de los derechos de los obreros.
Con el golpe de Estado y la guerra civil intenta llevar una vida normal, a pesar de que fusilan a su hermano Antonio —hasta entonces hombre de acción de la CNT—. La actividad sindical de José Lucero no se detendría aquí, tanto es así que el 19 de mayo de 1945 mientras paseaba con sus hijos por la Aeronáutica lo detienen y encarcelan por actividades subversivas.
Un compañero lo delató. Como en otros casos, la magnífica biblioteca con que contaba es destruida. Es encarcelado en la Cárcel Real y condenado a veinte años. Su hijo Elías recuerda como lo llevaban a visitar a su padre a la cárcel, lugar tétrico y lúgubre: "lugar de mucha humedad, con las paredes negras, durmiendo en cada habitáculo de veinte a treinta personas en pequeñas colchonetas...".
Al cerrarse la prisión fue trasladado al Penal de El Puerto de Santa María. Durante aquellos años fue torturado repetidamente, psicológica y físicamente, afectándole la vista de manera irreparable. Cumplió siete años de condena.
A su salida intenta su reingreso en la CAMPSA, a través de su cuñado Julio Cabilla, que por aquellos años ya se encontraba exiliado en Madrid. Al no conseguirse dicho objetivo Rafael Ballester, hijo del desparecido Vicente, le da trabajo en la construcción del edificio del Sindicato Vertical como guarda de obra. Siguió viviendo en Puntales y ya mayor se trasladó a la casa de Elías donde pasó sus últimos días leyendo y muy atento a la radio.
Sus compañeros a su muerte en 1977 lo recordaban como una persona de alta personalidad, honrado y digno en sus largos años de vida, así como hombre culto y de altos conocimientos.
Gracias a los familiares por hacernos llegar estas biografías, que sirva su publicación para darles un sentido homenaje y grato recuerdo.
El Miliciano
El Miliciano