El Tribunal Militar Territorial Segundo de Sevilla ha condenado a 12 militares por sustraer un total de 11.590 kilos de plomo de lastre sólido de la fragata Navarra. Las penas van desde los siete meses a los tres años de prisión, tal y como informa El Diario de Sevilla, que ha tenido acceso a la sentencia.
Los hechos se produjeron entre 2009 y 2012. Las penas reclamadas por la Fiscalía militar llegaban hasta los siete años y medio de cárcel, pero varios de los acusados confesaron los hechos en el juicio y el tribunal les ha aplicado una circunstancia atenuante de dilaciones indebidas.
Los militares condenados vendieron la mercancía robada a varios chatarreros, uno de los cuales ha sido también condenado a tres meses de prisión. Los condenados, entre los que el rango más alto es el de sargento, aprovechaban las paradas del buque en su base de Rota (Cádiz) para desembarcar el material robado.
"Llegado el momento propicio, procedían a cargar el material en sus vehículos con destino a la chatarrería para venderlo", refleja la sentencia. No tuvieron fácil llegar al material, especialmente a los lingotes de plomo usados para estabilizar la fragata. Gran parte de él se hallaba en "lugares de difícil acceso", por lo que los ladrones tuvieron que meterse “entre huecos y tuberías para llegar a donde estaban las cajas con plomo".
Los ladrones se compinchaban para hacer coincidir los robos con sus servicios de guardia. Su objetivo principal fue la cámara de máquinas principal, de donde extrajeron 6,4 toneladas, sacando las 5,1 restantes de la cámara de auxiliares. Parte del material era nuevo, parte usado y destinado a venta por lotes de chatarra mediante el procedimiento oficia
El plomo sustraído representaba aproximadamente un 10% del total del lastre instalado a bordo para asegurar la estabilidad del buque, por lo que la cantidad de plomo desembarcado podría "variar notablemente las características de estabilidad del buque y hacerlo peligroso para la navegación y por tanto para el personal embarcado", informa un informe de peritaje presentado en el juicio.
Este refleja que el perjuicio causado fue "grave", puesto que a la fragata Navarra le "afecta mucho el cambio o la desaparición de pesos bajos y por ende de pesos altos", dado que el control de peso en un barco es fundamental.
Por último, la sentencia también afea que "el control sobre este tipo de material era inexistente quedando al arbitrio de los suboficiales del destino la decisión sobre su reemplace, estuviera o no inservible, así como la de cualquier petición de material nuevo que quisiera realizarse, eran estos suboficiales los que decidían la baja del material y los que asumían la responsabilidad de hacer el recuento anual que no era supervisado por los oficiales jefes del destino".
Los militares condenados vendieron la mercancía robada a varios chatarreros, uno de los cuales ha sido también condenado a tres meses de prisión. Los condenados, entre los que el rango más alto es el de sargento, aprovechaban las paradas del buque en su base de Rota (Cádiz) para desembarcar el material robado.
"Llegado el momento propicio, procedían a cargar el material en sus vehículos con destino a la chatarrería para venderlo", refleja la sentencia. No tuvieron fácil llegar al material, especialmente a los lingotes de plomo usados para estabilizar la fragata. Gran parte de él se hallaba en "lugares de difícil acceso", por lo que los ladrones tuvieron que meterse “entre huecos y tuberías para llegar a donde estaban las cajas con plomo".
Los ladrones se compinchaban para hacer coincidir los robos con sus servicios de guardia. Su objetivo principal fue la cámara de máquinas principal, de donde extrajeron 6,4 toneladas, sacando las 5,1 restantes de la cámara de auxiliares. Parte del material era nuevo, parte usado y destinado a venta por lotes de chatarra mediante el procedimiento oficia
El plomo sustraído representaba aproximadamente un 10% del total del lastre instalado a bordo para asegurar la estabilidad del buque, por lo que la cantidad de plomo desembarcado podría "variar notablemente las características de estabilidad del buque y hacerlo peligroso para la navegación y por tanto para el personal embarcado", informa un informe de peritaje presentado en el juicio.
Este refleja que el perjuicio causado fue "grave", puesto que a la fragata Navarra le "afecta mucho el cambio o la desaparición de pesos bajos y por ende de pesos altos", dado que el control de peso en un barco es fundamental.
Por último, la sentencia también afea que "el control sobre este tipo de material era inexistente quedando al arbitrio de los suboficiales del destino la decisión sobre su reemplace, estuviera o no inservible, así como la de cualquier petición de material nuevo que quisiera realizarse, eran estos suboficiales los que decidían la baja del material y los que asumían la responsabilidad de hacer el recuento anual que no era supervisado por los oficiales jefes del destino".