A lo largo de la historia las mujeres han sido recluidas en el papel de personaje secundario, por lo menos a los ojos de quienes escriben la historia. Cuando miramos los libros de texto, vemos que hay una gran cantidad de hombres que han aportado grandes cosas a la humanidad. Sin embargo, ¿dónde están las mujeres?.
Este es un ejemplo de la relación que ha existido, y que sigue existiendo, entre la mujer y el hombre. La relación mencionada es una relación de poder donde el hombre está por encima de la mujer. Es una relación humana donde una de las dos partes tiene privilegios frente a la otra parte.
Esto se puede ver en diversidad de contextos cotidianos. Siguiendo el ejemplo más clásico, las tareas de la limpieza del hogar son realizadas por quienes su trabajo es considerado de menor valor. De forma similar, las actividades de ocio están preparadas para el disfrute de las personas que tienen el poder a su disposición. Así, cosas como tener sexo y beber alcohol se han reforzado, típicamente, en los hombres pero castigado en las mujeres.
Es cierto que con la subida al poder por parte de la burguesía, gracias al dinero obtenido en el comercio y al valor social establecido en el dinero, puede ocurrir que una mujer rica tenga ciertos poderes sobre un hombre pobre. Sin embargo, esta relación de poder tendría que ver con el poder económico y no con el poder patriarcal.
Para poder entender las relaciones de poder desiguales que se dan entre dos personas, es necesario atender tanto a cómo es esa relación humana como al contexto en el que esta relación ocurre. Es decir, dependiendo del contexto en el que ocurra la relación entre dos personas, esta relación tendrá un “significado” u otro.
En este sentido, no es lo mismo que un hombre le diga a una amiga, cuya única relación es la amistad, que le gustaría liarse con ella que, en un contexto distinto, un hombre le diga a una de sus empleadas, cuya relación es económica, que quiere liarse con ella. ¿Cuál es la diferencia? En el primer caso, si la amiga aceptara liarse con su amigo sería, simplificando el análisis, debido a su propio deseo. En el segundo caso, si la empleada aceptara liarse con su jefe podría debido al miedo de perder el trabajo y no debido a su propio deseo. Es decir, en el segundo caso, la mujer se podría verse obligada a liarse con su jefe, debido a que su trabajo depende, precisamente, de esa persona que le está diciendo que quiere liarse con ella.
En la actualidad, uno de los mitos que influyen en gran medida en la conducta de las personas es que los hombres son más habilidosos, inteligentes y racionales que las mujeres. Esto es de especial relevancia en lo que respecta a una asamblea anarquista. Este mito es parte del contexto donde las voces y las ideas de un hombre se consideran, de forma más consciente o más inconsciente, como más valiosas que las de una mujer.
De esta forma podría ocurrir, incluso sin que nos demos cuenta, que en una asamblea que tiene lugar en el contexto cultural patriarcal en el que vivimos, los hombres interrumpan de forma sistemática a las mujeres. También podría ocurrir que lo que dice una mujer no tiene valor hasta que eso mismo lo dijera un hombre.
Como ya se ha mencionado anteriormente, es posible que una mujer se imponga por encima de un hombre. Sin embargo, seguramente esto no ocurriría debido al contexto de autoridad donde una mujer es considerada como más valiosa que un hombre, sino, quizás, debido al contexto de autoridad donde una persona antigua es considerada más valiosa que una que es nueva en la asamblea.
Con todo lo dicho, es necesario atender, de forma general, a los contextos de poder o autoridad que puedan estar ocurriendo en una relación humana concreta. Esto, con la intención de cambiar el contexto de poder autoritario a un contexto de igualdad y actuar en consecuencia con dicho contexto de igualdad.
De forma más concreta, en lo que concierne a la lucha antipatriarcal, se busca que la acampada anarquista sea un espacio para la convivencia en donde se pongan en práctica, entre otras, conductas de igualdad entre hombres y mujeres.
Página de la Acampada:
https://adargainfo.com/acampadalibertaria/ Este es un ejemplo de la relación que ha existido, y que sigue existiendo, entre la mujer y el hombre. La relación mencionada es una relación de poder donde el hombre está por encima de la mujer. Es una relación humana donde una de las dos partes tiene privilegios frente a la otra parte.
Esto se puede ver en diversidad de contextos cotidianos. Siguiendo el ejemplo más clásico, las tareas de la limpieza del hogar son realizadas por quienes su trabajo es considerado de menor valor. De forma similar, las actividades de ocio están preparadas para el disfrute de las personas que tienen el poder a su disposición. Así, cosas como tener sexo y beber alcohol se han reforzado, típicamente, en los hombres pero castigado en las mujeres.
Es cierto que con la subida al poder por parte de la burguesía, gracias al dinero obtenido en el comercio y al valor social establecido en el dinero, puede ocurrir que una mujer rica tenga ciertos poderes sobre un hombre pobre. Sin embargo, esta relación de poder tendría que ver con el poder económico y no con el poder patriarcal.
Para poder entender las relaciones de poder desiguales que se dan entre dos personas, es necesario atender tanto a cómo es esa relación humana como al contexto en el que esta relación ocurre. Es decir, dependiendo del contexto en el que ocurra la relación entre dos personas, esta relación tendrá un “significado” u otro.
En este sentido, no es lo mismo que un hombre le diga a una amiga, cuya única relación es la amistad, que le gustaría liarse con ella que, en un contexto distinto, un hombre le diga a una de sus empleadas, cuya relación es económica, que quiere liarse con ella. ¿Cuál es la diferencia? En el primer caso, si la amiga aceptara liarse con su amigo sería, simplificando el análisis, debido a su propio deseo. En el segundo caso, si la empleada aceptara liarse con su jefe podría debido al miedo de perder el trabajo y no debido a su propio deseo. Es decir, en el segundo caso, la mujer se podría verse obligada a liarse con su jefe, debido a que su trabajo depende, precisamente, de esa persona que le está diciendo que quiere liarse con ella.
En la actualidad, uno de los mitos que influyen en gran medida en la conducta de las personas es que los hombres son más habilidosos, inteligentes y racionales que las mujeres. Esto es de especial relevancia en lo que respecta a una asamblea anarquista. Este mito es parte del contexto donde las voces y las ideas de un hombre se consideran, de forma más consciente o más inconsciente, como más valiosas que las de una mujer.
De esta forma podría ocurrir, incluso sin que nos demos cuenta, que en una asamblea que tiene lugar en el contexto cultural patriarcal en el que vivimos, los hombres interrumpan de forma sistemática a las mujeres. También podría ocurrir que lo que dice una mujer no tiene valor hasta que eso mismo lo dijera un hombre.
Como ya se ha mencionado anteriormente, es posible que una mujer se imponga por encima de un hombre. Sin embargo, seguramente esto no ocurriría debido al contexto de autoridad donde una mujer es considerada como más valiosa que un hombre, sino, quizás, debido al contexto de autoridad donde una persona antigua es considerada más valiosa que una que es nueva en la asamblea.
Con todo lo dicho, es necesario atender, de forma general, a los contextos de poder o autoridad que puedan estar ocurriendo en una relación humana concreta. Esto, con la intención de cambiar el contexto de poder autoritario a un contexto de igualdad y actuar en consecuencia con dicho contexto de igualdad.
De forma más concreta, en lo que concierne a la lucha antipatriarcal, se busca que la acampada anarquista sea un espacio para la convivencia en donde se pongan en práctica, entre otras, conductas de igualdad entre hombres y mujeres.
Página de la Acampada:
