A partir de la semana que viene Astilleros de Sevilla contará con 84 trabajadores menos en plantilla, ya que éstos recibirán su carta de despido el próximo viernes. Son los primeros damnificados de la enésima crisis que sufre la industria naval hispalense y que no se ha solventado con la entrada de la Junta de Andalucía a través de un apoderado el pasado mes de abril.
Se trata de los empleados más antiguos de la factoría, aquéllos que deben recibir las garantías que en su día firmó Izar como condición de venta y que incluye prejubilar a estos trabajadores, aunque aún no están activadas. El comité de empresa de la planta espera que entren en vigor una vez que los afectados reciban sus cartas de despido. En cualquier caso, la incertidumbre rodea a este proceso, ya que la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), encargada de activar dichas garantías, aún no se ha pronunciado.
En total, la plantilla de Astilleros de Sevilla está constituida por 244 personas, de las que 226 están en estos momentos sujetas a un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) desde el pasado mayo. A ellos se suman los 25 de la industria auxiliar (también dentro del expediente y de los que sólo están exentos cuatro). Los que están dentro de este proceso han podido recibir la prestación por desempleo, aunque los 23 que están trabajando no cobran sus nóminas desde el mes de abril.
Precisamente por esta situación y por la exigencia del cumplimiento de la hoja de ruta pactada con los sindicatos para la continuidad de la factoría, los trabajadores de Astilleros de Sevilla -acompañados por los de Huelva- salieron ayer a las calles de la capital hispalense para hacer visible la problemática que padece la industria naval. Al final de la concentración, los manifestantes hicieron una cadena humana ante el Palacio de San Telmo, sede de la Presidencia de la Junta aunque actualmente a la espera de su reapertura tras su rehabilitación.
Asimismo, los trabajadores exigen que se reactiven los trabajos en los tres barcos que actualmente se construyen en la factoría, en concreto, un ferry y dos buques de apoyo a plataformas petrolíferas, también denominados off shore. De hecho, uno de ellos ni siquiera ha comenzado a construirse, "tan sólo tiene las chapas cortadas". Éste es el tema que más preocupa, porque sin carga de trabajo no se ve el fin del problema.
"La Junta no está entablando ningún contacto con los trabajadores, a pesar de la lógica preocupación por la situación que atraviesan, y está absolutamente cerrada en banda; de hecho, no sabemos qué papel desempeñan los apoderados", sentencian los trabajadores.
Se trata de los empleados más antiguos de la factoría, aquéllos que deben recibir las garantías que en su día firmó Izar como condición de venta y que incluye prejubilar a estos trabajadores, aunque aún no están activadas. El comité de empresa de la planta espera que entren en vigor una vez que los afectados reciban sus cartas de despido. En cualquier caso, la incertidumbre rodea a este proceso, ya que la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), encargada de activar dichas garantías, aún no se ha pronunciado.
En total, la plantilla de Astilleros de Sevilla está constituida por 244 personas, de las que 226 están en estos momentos sujetas a un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) desde el pasado mayo. A ellos se suman los 25 de la industria auxiliar (también dentro del expediente y de los que sólo están exentos cuatro). Los que están dentro de este proceso han podido recibir la prestación por desempleo, aunque los 23 que están trabajando no cobran sus nóminas desde el mes de abril.
Precisamente por esta situación y por la exigencia del cumplimiento de la hoja de ruta pactada con los sindicatos para la continuidad de la factoría, los trabajadores de Astilleros de Sevilla -acompañados por los de Huelva- salieron ayer a las calles de la capital hispalense para hacer visible la problemática que padece la industria naval. Al final de la concentración, los manifestantes hicieron una cadena humana ante el Palacio de San Telmo, sede de la Presidencia de la Junta aunque actualmente a la espera de su reapertura tras su rehabilitación.
Asimismo, los trabajadores exigen que se reactiven los trabajos en los tres barcos que actualmente se construyen en la factoría, en concreto, un ferry y dos buques de apoyo a plataformas petrolíferas, también denominados off shore. De hecho, uno de ellos ni siquiera ha comenzado a construirse, "tan sólo tiene las chapas cortadas". Éste es el tema que más preocupa, porque sin carga de trabajo no se ve el fin del problema.
"La Junta no está entablando ningún contacto con los trabajadores, a pesar de la lógica preocupación por la situación que atraviesan, y está absolutamente cerrada en banda; de hecho, no sabemos qué papel desempeñan los apoderados", sentencian los trabajadores.