La ideología anarquista ha originado siempre una fuerte controversia entre la clase dominante a lo largo de la historia. Los anarquistas han sido víctimas de ataques de todo tipo, y no solo de la feroz represión con la que se encarceló, asesinó y persiguió a los libertarios, sino que también se realizaron grandes campañas de desprestigio por parte de los Gobiernos, la prensa e incluso otros sectores contestarios. Se les acusó de violentos y asesinos, llegando a ser nombrados como “bandidos con carné” refiriéndose a los miembros del sindicato anarcosindicalista CNT.
En la actualidad, el anarquismo sigue siendo objeto de erróneas interpretaciones, asemejándolo al desorden, al caos y a la violencia debido a las calumnias y ataques que por parte de los medios de comunicación, como fieles voceros del Capital, emprenden contra los partidarios de este movimiento.
En el presente escrito, pretendemos explicar a grandes rasgos en qué consiste el ideal anarquista que el pueblo trabajador abrazó en muchas ocasiones a lo largo de la historia, buscando así la consecución de un mundo más justo y libre, donde ninguna injusticia tuviera cabida, desmintiendo así algunas de las principales mentiras con las que se criminaliza a los anarquistas.
Nos centraremos en dos cuestiones fundamentales, que generalmente, debido a embustes y patrañas, son entendidas de manera errónea y confusa por el conjunto de los trabajadores y estudiantes: la violencia y la organización.
Anarquismo y organización
“Es absolutamente falso el afirmar que en la organización se pierden la individualidad y el sentimiento personal. Todo lo contrario, justamente por el constante contacto con iguales se despliegan recién las mejores cualidades de la personalidad” Rudolf Rocker
Se acusa falsamente a los anarquistas de estar en contra de la organización y de promulgar el caos y el desorden extremo. Nada más lejos de la realidad. Los anarquistas siempre han defendido la organización, entendida ésta como la libre asociación entre individuos, que tras aceptar libremente un pacto federativo, que no es otra cosa que un acuerdo de mínimos, actúan autónomamente. Esto recibe el nombre de Federalismo, lo cual, tal y como hemos explicado, se basa en la libre unión creándose así federaciones, las cuales a su vez, tienen libertad de federarse entre sí.
No existen mayores amantes del orden que los anarquistas, eso sí, un orden organizado por y para las propias personas, sin ningún líder ni autoridad que pretenda dirigir y solucionar los asuntos de los demás. Esto, lejos de ser una utopía, es el simple desarrollo natural de la búsqueda de soluciones por parte de las personas a sus problemas en la vida cotidiana, que comúnmente desde las asambleas horizontales, bajo la solidaridad y el apoyo mutuo, cooperan entre sí. Esto recibe el nombre de autoorganización.
Anarquismo y Violencia
“[La] revolución tiene que ser necesariamente violenta, aunque la violencia sea en sí misma un mal. Tiene que ser violenta porque sería una locura esperar que los privilegiados reconocieran el daño y la injusticia de sus privilegios, y se decidieran a renunciar de ellos voluntariamente. Tiene que ser violenta porque la violencia revolucionaria transitoria es el único medio para poner fin a la mayor y más perpetua violencia que tiene esclavizados a la gran mayoría de los seres humanos.” Errico Malatesta
Los medios de comunicación atacan vilmente a los anarquistas siempre que hay episodios de violencia en manifestaciones u otro tipo de actos de lucha, apodándoles de “violentos antisistema”. Los anarquistas odiamos la violencia. Aspiramos a un mundo donde topo tipo de violencia quede eliminada, donde toda coacción quede suprimida.
Ahora bien, vivimos en un sistema político y económico que ejerce la violencia contra las personas en el día a día. Violencia es cobrar 600 euros para vivir en un mes con un trabajo precario. Violencia también es vernos obligados a trabajar para enriquecer a otros, siempre con la amenaza candente de perder nuestro sustento y el de las personas a nuestro cargo. Violencia también es vivir en un sistema que controla todas las facetas de nuestras vidas, ya sea nuestra educación o nuestro tiempo de ocio, donde en ambos se nos manipula y esclaviza. El sistema capitalista ejerce la violencia de tal modo que provoca sufrimientos en la salud de las personas debido a la contaminación o los accidentes laborales. Se somete a tales presiones y aísla tanto a las personas que son miles los que sufren por tristeza y el desencanto, arrastrándolas a veces al suicidio.
Este sistema, somete a las personas a la privación de la libertad en cárceles, donde jamás se castiga el delito, sino la pobreza, ¿no es acaso violencia? El Estado hace la ley y se pertrecha de una serie de cuerpos represivos destinados a hacer que se cumpla, fortificando así su dominio para satisfacer los intereses de las clases privilegiadas.
Cuando intentamos ejercer nuestro derecho de manifestarnos, la policía, protegiendo el orden establecido nos reprime mediante golpes, torturas y detenciones.
El Estado y el Capital, ejercen la violencia en nuestras vidas cotidianas, por eso los anarquistas nos defendemos de ella mediante la autodefensa. El Estado tiene el monopolio de la violencia, nosotros nos defendemos de ella.
Es vergonzoso e indignante cómo se utiliza la legítima rabia que sentimos frente a esa violencia, para criminalizarnos y ponernos frente a los ojos de la sociedad como violentos y a veces incluso como “terroristas”. Todas las campañas mediáticas de desprestigio van destinadas a evitar que el conflicto se extienda al resto de la sociedad, porque tienen miedo de un verdadero cambio de orden y que los trabajadores y estudiantes tomemos conciencia de nuestra capacidad de lucha.
Esto es lo que somos, anarquistas. Somos personas corrientes, trabajadores y estudiantes. Planteamos nuestra alternativa y nuestro análisis desde la humildad, sin manipulaciones de ningún tipo, planteando nuestras principios, tácticas y finalidades en el día a día, procurando vivir lo más acorde posible dentro de la corrupta sociedad capitalista con los valores éticos libertarios. Nuestros medios actúan en concordancia con nuestros fines, intentamos hacer de nuestras aspiraciones una realidad en nuestra vida cotidiana y en nuestra forma de lucha.
Por más que se nos persiga, señale y difame no abandonaremos el camino de la lucha ni nuestro ideario y no cesaremos en el empeño hasta la instauración de un régimen de libertad donde no tenga cabida ningún tipo de explotación ni dominación. Llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones.
Grupo Bandera Negra, adherido a la Federación Ibérica de Juventudes Anarquistas (F.I.J.A)
En la actualidad, el anarquismo sigue siendo objeto de erróneas interpretaciones, asemejándolo al desorden, al caos y a la violencia debido a las calumnias y ataques que por parte de los medios de comunicación, como fieles voceros del Capital, emprenden contra los partidarios de este movimiento.
En el presente escrito, pretendemos explicar a grandes rasgos en qué consiste el ideal anarquista que el pueblo trabajador abrazó en muchas ocasiones a lo largo de la historia, buscando así la consecución de un mundo más justo y libre, donde ninguna injusticia tuviera cabida, desmintiendo así algunas de las principales mentiras con las que se criminaliza a los anarquistas.
Nos centraremos en dos cuestiones fundamentales, que generalmente, debido a embustes y patrañas, son entendidas de manera errónea y confusa por el conjunto de los trabajadores y estudiantes: la violencia y la organización.
Anarquismo y organización
“Es absolutamente falso el afirmar que en la organización se pierden la individualidad y el sentimiento personal. Todo lo contrario, justamente por el constante contacto con iguales se despliegan recién las mejores cualidades de la personalidad” Rudolf Rocker
Se acusa falsamente a los anarquistas de estar en contra de la organización y de promulgar el caos y el desorden extremo. Nada más lejos de la realidad. Los anarquistas siempre han defendido la organización, entendida ésta como la libre asociación entre individuos, que tras aceptar libremente un pacto federativo, que no es otra cosa que un acuerdo de mínimos, actúan autónomamente. Esto recibe el nombre de Federalismo, lo cual, tal y como hemos explicado, se basa en la libre unión creándose así federaciones, las cuales a su vez, tienen libertad de federarse entre sí.
No existen mayores amantes del orden que los anarquistas, eso sí, un orden organizado por y para las propias personas, sin ningún líder ni autoridad que pretenda dirigir y solucionar los asuntos de los demás. Esto, lejos de ser una utopía, es el simple desarrollo natural de la búsqueda de soluciones por parte de las personas a sus problemas en la vida cotidiana, que comúnmente desde las asambleas horizontales, bajo la solidaridad y el apoyo mutuo, cooperan entre sí. Esto recibe el nombre de autoorganización.
Anarquismo y Violencia
“[La] revolución tiene que ser necesariamente violenta, aunque la violencia sea en sí misma un mal. Tiene que ser violenta porque sería una locura esperar que los privilegiados reconocieran el daño y la injusticia de sus privilegios, y se decidieran a renunciar de ellos voluntariamente. Tiene que ser violenta porque la violencia revolucionaria transitoria es el único medio para poner fin a la mayor y más perpetua violencia que tiene esclavizados a la gran mayoría de los seres humanos.” Errico Malatesta
Los medios de comunicación atacan vilmente a los anarquistas siempre que hay episodios de violencia en manifestaciones u otro tipo de actos de lucha, apodándoles de “violentos antisistema”. Los anarquistas odiamos la violencia. Aspiramos a un mundo donde topo tipo de violencia quede eliminada, donde toda coacción quede suprimida.
Ahora bien, vivimos en un sistema político y económico que ejerce la violencia contra las personas en el día a día. Violencia es cobrar 600 euros para vivir en un mes con un trabajo precario. Violencia también es vernos obligados a trabajar para enriquecer a otros, siempre con la amenaza candente de perder nuestro sustento y el de las personas a nuestro cargo. Violencia también es vivir en un sistema que controla todas las facetas de nuestras vidas, ya sea nuestra educación o nuestro tiempo de ocio, donde en ambos se nos manipula y esclaviza. El sistema capitalista ejerce la violencia de tal modo que provoca sufrimientos en la salud de las personas debido a la contaminación o los accidentes laborales. Se somete a tales presiones y aísla tanto a las personas que son miles los que sufren por tristeza y el desencanto, arrastrándolas a veces al suicidio.
Este sistema, somete a las personas a la privación de la libertad en cárceles, donde jamás se castiga el delito, sino la pobreza, ¿no es acaso violencia? El Estado hace la ley y se pertrecha de una serie de cuerpos represivos destinados a hacer que se cumpla, fortificando así su dominio para satisfacer los intereses de las clases privilegiadas.
Cuando intentamos ejercer nuestro derecho de manifestarnos, la policía, protegiendo el orden establecido nos reprime mediante golpes, torturas y detenciones.
El Estado y el Capital, ejercen la violencia en nuestras vidas cotidianas, por eso los anarquistas nos defendemos de ella mediante la autodefensa. El Estado tiene el monopolio de la violencia, nosotros nos defendemos de ella.
Es vergonzoso e indignante cómo se utiliza la legítima rabia que sentimos frente a esa violencia, para criminalizarnos y ponernos frente a los ojos de la sociedad como violentos y a veces incluso como “terroristas”. Todas las campañas mediáticas de desprestigio van destinadas a evitar que el conflicto se extienda al resto de la sociedad, porque tienen miedo de un verdadero cambio de orden y que los trabajadores y estudiantes tomemos conciencia de nuestra capacidad de lucha.
Esto es lo que somos, anarquistas. Somos personas corrientes, trabajadores y estudiantes. Planteamos nuestra alternativa y nuestro análisis desde la humildad, sin manipulaciones de ningún tipo, planteando nuestras principios, tácticas y finalidades en el día a día, procurando vivir lo más acorde posible dentro de la corrupta sociedad capitalista con los valores éticos libertarios. Nuestros medios actúan en concordancia con nuestros fines, intentamos hacer de nuestras aspiraciones una realidad en nuestra vida cotidiana y en nuestra forma de lucha.
Por más que se nos persiga, señale y difame no abandonaremos el camino de la lucha ni nuestro ideario y no cesaremos en el empeño hasta la instauración de un régimen de libertad donde no tenga cabida ningún tipo de explotación ni dominación. Llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones.
Grupo Bandera Negra, adherido a la Federación Ibérica de Juventudes Anarquistas (F.I.J.A)