martes, 19 de marzo de 2019

Nueva Zelanda : ¿Tolerantes con los intolerantes?


 
Nueva Zelanda sigue reaccionando a lo ocurrido tras los tiroteos en dos mezquitas del centro de la ciudad de Christchurch. Nivel alto en cuanto a amenazas a la seguridad nacional. Se cierran  mezquitas  por todo el país y la policía pide a la gente que evite visitarlas.
 
Cincuenta personas han sido asesinadas a tiros en la mezquita Masjid Al Noor, en Deans Avenue, y en una segunda mezquita cercana.

Cuatro hombres y una mujer han sido detenidos en relación con la masacre y otro hombre ha sido acusado de asesinato. Todos ellos sospechosamente vinculados al supremacismo blanco
 
La primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, dejó claro que se trataba de un ataque terrorista de "una violencia insólita y sin precedentes" que no se podía permitir ,afirmando que las ideas extremistas no eran bienvenidas en Nueva Zelanda, que eran contrarias a los valores neozelandeses y  que no representaban a Nueva Zelanda como nación:  "Es uno de los días más tristes para Nueva Zelanda. Muchas de las personas afectadas por este acto de violencia extrema pertenecen a nuestras comunidades de refugiados y migrantes. Nueva Zelanda es su hogar. Ellos son nosotros".

Y tiene razón. Los análisis de opinión pública, como las encuestas anuales sobre actitudes de la Asia New Zealand Foundation, muestran que la mayoría de neozelandeses está a favor de la diversidad y considera que la inmigración, proporciona múltiples beneficios para el país.

Pero las posturas extremistas, incluidas las del nacionalismo extremista y las del supremacismo blanco, que parecen ser el motivo fundamental de este ataque contra musulmanes, han formado parte durante mucho tiempo de la comunidad de este país.

 
 
Si, si existe el supremacismo blanco neozelandés
 
Nueva Zelanda, no se libra de esta lacra. Incluso las autoridades encargadas de controlar los movimientos extremistas, han negado que no existen grupos similares al Front National británico. Pero es todo lo contrario.

Durante los años ochenta, existían más de setenta grupos locales que encajaban con la definición de extrema derecha. La ciudad que albergó a muchos de esos grupos fue Christchurch.

Eran una mezcla de cabezas rapadas, neonazis y grupos nacionalistas extremistas. Algunos tenían una ideología muy tradicional, con un gran apoyo al antisemitismo y la creencia en la supremacía de la "raza británica". Otros dieron la vuelta a los argumentos del nacionalismo maorí para mantener "la pureza de la raza blanca".

Y sí, si había violencia
 
En 1989, en Christchurch, un transeúnte inocente, Wayne Motz, recibió un disparo por parte de un cabeza rapada, que después se dirigió a una comisaría de Policía local y se disparó. En las fotografías de la cárcel se veía a sus amigos haciendo el saludo nazi. En acontecimientos diferentes, un mochilero coreano y un homosexual fueron asesinados por motivos ideológicos.
 
Con los años noventa llegó internet y, después, las redes sociales. Sucesos como los atentados terroristas del 11S cambiaron el foco de atención: al antisemitismo se sumó la islamofobia.
 
Y sí, si prolifera el discurso del odio en la red

Los terremotos sufridos y la posterior reconstrucción han transformado significativamente la demografía étnica de Christchurch y la han vuelto mucho más multicultural y favorable a la diversidad. A pesar del extremismo fascista del pasado, es irónico que este tipo de terrorismo se dé en esta ciudad.

No solemos pensar mucho en la presencia de grupos racistas y supremacistas blancos hasta que no ocurre algún incidente público, como la profanación de tumbas judías o la manifestación de hombres vestidos con camisas negras y reivindicando su "derecho a ser blanco". Quizás es más cómodo pensar, como dijo la primera ministra, que no forman parte de la nación.

El año pasado, como parte de un proyecto para analizar el discurso del odio, se analizó lo que algunos neozelandeses afirmaban en la red. No tardaron mucho en descubrir la presencia de comentarios llenos de odio y contra los musulmanes. Sería un error describir estas opiniones y comentarios como generalizados, pero lo cierto es que Nueva Zelanda no estaba exenta de islamofobia. 

 
 
 
¿Tolerantes con los intolerantes?

En 2018 fue aún más evidente. El youtuber canadiense Stefan Molyneux desencadenó un debate público (junto con Lauren Southern) sobre el derecho a la libertad de expresión. Gran parte de los comentarios de la gente parecían pasar por alto o justificar sus opiniones extremistas sobre lo que él considera la amenaza generada por el islam.

Después, casi al mismo tiempo, se produjo la manifestación pública a favor de la libertad de expresión con carteles en los que nos advertían sobre la llegada de la ley islámica o carteles con el lema "Free Tommy" . Hacían referencia a Tommy Robinson, líder de la Liga de Defensa Inglesa,  que fue condenado a prisión —luego puesto en libertad tras ganar una apelación— por desacato al tribunal, principalmente por atacar a musulmanes ante el tribunal.

Hay muchas pruebas de opiniones islamofóbicas, sobre todo en la red. Hay —y ha habido durante mucho tiempo— personas y grupos que mantienen opiniones supremacistas blancas. Suelen amenazar con la violencia, pero rara vez han actuado en función de esas opiniones. También existe cierta ingenuidad entre los neozelandeses, incluidos los medios de comunicación, en relación con la necesidad de ser tolerantes con los intolerantes , y lo que ha ocurrido en Christchurch,  debe poner fin a la inocencia colectiva.