Narra la historia, que aproximadamente en el año 1,500 a. de J.C.; gobernaba en el antiguo Egipto la reina Hatshepust, quien tenía gran predilección por los animales y algunos viajeros le confiaron que en una ciudad llamada Punt, en lo que posiblemente hoy corresponda a Somalia; existía una gran variedad de animales exóticos. La reina hizo organizar una expedición, que envió con la orden de traer la mayor cantidad de animales que pudieran encontrar. Al regreso de la expedición, la soberana creó el que sería posiblemente, el zoológico privado más antiguo del mundo.
Con el tiempo se ha ido incrementando incontrolablemente, el deseo de poseer animales exóticos como mascotas o para satisfacer la vanidad de muchos; usándose sus pieles en la confección de abrigos, carteras, zapatos, etc.; haciendo que gente sin escrúpulos haya fomentado la creación de otro de los más grandes tráficos ilícitos, tan lucrativo como el de estupefacientes y poco más que el de armas.
Cada año, las selvas de América del Sur, ven mermada su fauna, con un comercio ilegal que supera los 10,000 millones de dólares. En la actualidad, casi 2,000 diferentes especies de animales, se hallan en peligro de extinción.
Lo más triste del problema, es que los traficantes usan métodos infrahumanos; para llevar a cabo su transporte ilegal, dando lugar a que lamentablemente entre el 50 y el 80% de estos animales, mueren en una penosa y larga travesía.
Las fronteras de diferentes países, dan cuenta de numerosos embargos que realizan; durante los que han encontrado animales desnutridos, drogados, congelados o con fracturas, escondidos dentro de todo lo que uno menos se pueda imaginar: motores, carteras, llantas, zapatos, cilindros, etc. En otros casos, se han encontrado animales de mayor tamaño, con bolsas de cocaina insertadas en sus rectos.
Un papagayo, que puede costar en Perú diez dólares; se valoriza en Nueva York hasta en 3,000 dólares.
La voracidad de los traficantes, se ve alimentada al comprobar que por un papagayo que en Brasil, Colombia o Perú, consigue adquirir con diez dólares; puede obtener hasta 3,000 dólares en Nueva York. Un tucán que abunda en las selvas peruanas, puede costar cerca de 2,000 dólares; un caimán, cerca de 4,000 dólares y por animales menos conocidos, pueden recibir hasta 20,000 dólares en algunos casos.
La Organización de las Naciones Unidas cuentan con un organismo sobre el Comercio Internacional de Especies en Peligro de Extinción (CITES por sus siglas en inglés); que fue suscrito por 120 países hace más de una década. Parece que este convenio no se controla a cabalidad. El aeropuerto de Nueva York, en los Estados Unidos de Norteamérica, es uno de los más usados en este negocio ilegal y sus agentes no pueden detectar ni siquiera el 20% de dichos envíos. En este país, el organismo encargado específicamente de detectar estas anormalidades cuenta apenas con un pequeño equipo de entre 200 a 250 inspectores, a nivel nacional.