domingo, 23 de mayo de 2010

Futuro incierto para Navantia


Los astilleros gaditanos han pasado de estar desbordados de trabajo a pedir la mediación del Gobierno para lograr nuevos encargos del extranjero. La desaparición de Izar en 2004 tras la última reconversión naval dio pie a la creación de Navantia. La construcción de quince barcos y una docena de lanchas de desembarco para la Armada han permitido cinco años de respiro a las plantas gaditanas, con picos de trabajo de hasta 8.000 efectivos, incluida la industria auxiliar. Sin embargo, Navantia lleva desde 2006 sin recibir un nuevo pedido y las necesidades de carga aprietan.

La tarea contratada acaba a finales de 2011. El propio presidente de la compañía, Aurelio Martínez, reconoce que la situación de los astilleros «es grave, complicada y con poco margen de maniobra». El trámite administrativo para la construcción de un barco no baja de los doce meses. Navantia ha presentado su catálogo en veinte países y confía en aprobar alguno de los concursos públicos a los que opta y no hay expectativas de que el Gobierno autorice ahora la construcción de los cuatro barcos de acción marítima (BAM) que anunció en 2008 y los recortes presupuestarios dejan en el dique seco cualquier inversión naval.
El sector industrial cuenta en la provincia con 13.915 desempleados, según los datos del Instituto Nacional de Estadística del pasado abril y desde el pasado enero, el sector ha perdido 1.200 puestos de trabajo. Hay una explicación lógica. Los barcos que se fabrican en los astilleros gaditanos cumplen sus etapas de producción y hay secciones, como la de corte de chapa, que ya no tiene actividad por falta de nuevas entradas.