India ha vivido dos jornadas de huelga masiva contra la privatización del sector público, contra el desempleo, contra el aumento de los precios de los alimentos, contra la gran cantidad de contratos temporales y por obra y contra la precariedad laboral. Entre las protestas de los trabajadores figura la espiral de aumento de precios de los alimentos y las necesidades básicas. Tanto en 2015 como en 2016 se vivieron dos huelgas generales con paros de más de 100 millones de trabajadores.
Miles de trabajadores marcharon hasta el Parlamento para proponer el aumento de salario mínimo a 18.000 rupias y seguridad social.
Más de 20 millones de trabajadores de los sectores públicos y privados realizaron una huelga general en varias ciudades de India para exigir salarios justos y mejores condiciones laborales.
La huelga, que se realiza por dos días, fue convocada por varios sindicatos de India. La actividad paralizó nuevamente el transporte público, comercio y servicios bancarios.
En la capital, trabajadores, estudiantes y jóvenes protagonizaron una marcha este miércoles hacia el Parlamento para pedir el apoyo a los legisladores y proponer el aumento del salario mínimo a 18.000 rupias (alrededor de 206 dólares) y seguridad social para la población laboral.
En consecuencia, agricultores, trabajadores agrícolas, estudiantes, jóvenes y otros sectores de la sociedad hindú se solidarizaron con los huelguista.
Los estados de Kerala, Assam, Odisha, Puducherry, Manipur y Meghalaya registraron una paralización total. Mientras que Goa y Bihar, que estaban en huelga industrial este martes, experimentaron una situación similar durante este segundo día de huelga.
Los distritos en Andhra Pradesh, Telangana, Karnataka y Madhya Pradesh fueron los otros lugares que estuvieron paralizados por las huelgas de los trabajadores.
Miles de trabajadores marcharon hasta el Parlamento para proponer el aumento de salario mínimo a 18.000 rupias y seguridad social.
Más de 20 millones de trabajadores de los sectores públicos y privados realizaron una huelga general en varias ciudades de India para exigir salarios justos y mejores condiciones laborales.
La huelga, que se realiza por dos días, fue convocada por varios sindicatos de India. La actividad paralizó nuevamente el transporte público, comercio y servicios bancarios.
En la capital, trabajadores, estudiantes y jóvenes protagonizaron una marcha este miércoles hacia el Parlamento para pedir el apoyo a los legisladores y proponer el aumento del salario mínimo a 18.000 rupias (alrededor de 206 dólares) y seguridad social para la población laboral.
En consecuencia, agricultores, trabajadores agrícolas, estudiantes, jóvenes y otros sectores de la sociedad hindú se solidarizaron con los huelguista.
Los estados de Kerala, Assam, Odisha, Puducherry, Manipur y Meghalaya registraron una paralización total. Mientras que Goa y Bihar, que estaban en huelga industrial este martes, experimentaron una situación similar durante este segundo día de huelga.
Los distritos en Andhra Pradesh, Telangana, Karnataka y Madhya Pradesh fueron los otros lugares que estuvieron paralizados por las huelgas de los trabajadores.
Protestas y más protestas en el campo, en comercio, sector bancario, estudiantes...
En 2018 los agricultores han llevado a cabo numerosas protestas y al menos tres marchas multitudinarias: mareas de decenas de miles de trabajadores del campo que caminan juntos cientos de kilómetros para plantarse en Delhi y Bombay. Más de la mitad de la población india vive de la agricultura.
Los agricultores indios, viven asfixiados por las deudas contraídas en préstamos agrícolas; deudas impagables en años de sequías y malas cosechas. Demandan la prometida exención de esos pagos, así como unos precios mínimos justos y tener derechos sobre la propiedad de la tierra, que en muchos casos se encuentra en manos del departamento forestal.
El año pasado un millón de trabajadores paralizaron durante dos días el sector bancario para pedir aumentos de sueldo, una huelga que dejó cerradas la mayoría de sucursales en todo el país. Un año antes, se habían manifestado de forma masiva 50 millones de comerciantes y pequeños empresarios, esta vez contra la histórica reforma fiscal que lanzó el Ejecutivo: la creación de un impuesto indirecto común para todo el país, algo insólito en India. La raíz de la queja de los pequeños empresarios: no iban a poder hacer frente a ese impuesto totalmente digitalizado si sus cuentas siempre han sido manuales. En la mayoría de empresas indias, los libros de cuentas son flexibles en sus anotaciones y las facturas, si existen, están escritas con lápiz.
En 2018 los agricultores han llevado a cabo numerosas protestas y al menos tres marchas multitudinarias: mareas de decenas de miles de trabajadores del campo que caminan juntos cientos de kilómetros para plantarse en Delhi y Bombay. Más de la mitad de la población india vive de la agricultura.
Los agricultores indios, viven asfixiados por las deudas contraídas en préstamos agrícolas; deudas impagables en años de sequías y malas cosechas. Demandan la prometida exención de esos pagos, así como unos precios mínimos justos y tener derechos sobre la propiedad de la tierra, que en muchos casos se encuentra en manos del departamento forestal.
El año pasado un millón de trabajadores paralizaron durante dos días el sector bancario para pedir aumentos de sueldo, una huelga que dejó cerradas la mayoría de sucursales en todo el país. Un año antes, se habían manifestado de forma masiva 50 millones de comerciantes y pequeños empresarios, esta vez contra la histórica reforma fiscal que lanzó el Ejecutivo: la creación de un impuesto indirecto común para todo el país, algo insólito en India. La raíz de la queja de los pequeños empresarios: no iban a poder hacer frente a ese impuesto totalmente digitalizado si sus cuentas siempre han sido manuales. En la mayoría de empresas indias, los libros de cuentas son flexibles en sus anotaciones y las facturas, si existen, están escritas con lápiz.