Una mascota es uno de los regalos demandados por los más pequeños de la casa. Si en vez de regalar por Reyes uno de peluche se opta porque sea uno de carne y hueso, es necesario tener en cuenta que no se trata de un juguete, sino de un ser vivo al que hay que dedicarle tiempo y cuidados.
Lo primero es ser consciente de que “un animal de compañía no es ningún juguete, sino un ser vivo con muchas necesidades”. Por eso, “los padres deben inculcar en la familia los cuidados y dedicación que requiere el nuevo miembro de la casa”.
Un animal de compañía
Tener un animal de compañía es una decisión importante que requiere planificación, como por ejemplo “adaptar un espacio para que duerma, que nunca esté desatendido, controlar sus horarios y necesidades, así como dedicarle tiempo para sus juegos y su adiestramiento”. Por otra parte, “debemos pensar qué haremos con ella cuando vayamos a viajar y, también, planificar un presupuesto para poder cubrir sus necesidades como su alimentación, accesorios, gastos veterinarios anuales y ante una emergencia”
Es desaconsejable pensar en una mascota como un regalo y se sugiere plantearlo de otra manera. “Si dentro de la familia hemos sopesado qué implica tener una mascota y consideramos que es beneficioso para todos su miembros, entonces sí podemos decir que regalarla es una hacer que pase a ser parte de la responsabilidad de todos”. En este sentido puede ser positivo en tanto que el niño asuma responsabilidades sobre sus cuidados, siempre y cuando no lo tome como un juguete”. Asimismo os recordamos que “estudios de Pediatría afirman que los animales de compañía pueden ayudar a combatir problemas en los niños, sufren menos estrés, hacen más actividad física y se sienten más felices y sociables.
A la hora de regalar un animal de compañía, no es fundamental tener en cuenta la edad del niño, pues hasta los tres años poco podrán encargarse de una mascota. Entre los cuatro y los seis, podrán ayudarnos en su alimentación y cuidados básicos. A partir de los seis ya podrá encargarse totalmente de su alimentación.
Así que si optais, por adoptar a un animal dentro de la familia, pensad, y haceros responsables de él como un ser vivo, que necesita cuidados y cariños, y no como un burdo peluche, al cual podremos manejar a nuestro antojo.
Regala mascotas, pero con sentido común y reponsabilidad, y sobre todo que no acabe en una cuneta.
Un animal de compañía
Tener un animal de compañía es una decisión importante que requiere planificación, como por ejemplo “adaptar un espacio para que duerma, que nunca esté desatendido, controlar sus horarios y necesidades, así como dedicarle tiempo para sus juegos y su adiestramiento”. Por otra parte, “debemos pensar qué haremos con ella cuando vayamos a viajar y, también, planificar un presupuesto para poder cubrir sus necesidades como su alimentación, accesorios, gastos veterinarios anuales y ante una emergencia”
Es desaconsejable pensar en una mascota como un regalo y se sugiere plantearlo de otra manera. “Si dentro de la familia hemos sopesado qué implica tener una mascota y consideramos que es beneficioso para todos su miembros, entonces sí podemos decir que regalarla es una hacer que pase a ser parte de la responsabilidad de todos”. En este sentido puede ser positivo en tanto que el niño asuma responsabilidades sobre sus cuidados, siempre y cuando no lo tome como un juguete”. Asimismo os recordamos que “estudios de Pediatría afirman que los animales de compañía pueden ayudar a combatir problemas en los niños, sufren menos estrés, hacen más actividad física y se sienten más felices y sociables.
A la hora de regalar un animal de compañía, no es fundamental tener en cuenta la edad del niño, pues hasta los tres años poco podrán encargarse de una mascota. Entre los cuatro y los seis, podrán ayudarnos en su alimentación y cuidados básicos. A partir de los seis ya podrá encargarse totalmente de su alimentación.
Así que si optais, por adoptar a un animal dentro de la familia, pensad, y haceros responsables de él como un ser vivo, que necesita cuidados y cariños, y no como un burdo peluche, al cual podremos manejar a nuestro antojo.
Regala mascotas, pero con sentido común y reponsabilidad, y sobre todo que no acabe en una cuneta.