En una tribuna libre, José Utrera Molina, habla sobre la retirada en Galicia de una estatua del teniente general franquista Millán Astray, fundador de la Legión y critica duramente "la mal llamada memoria histórica". En este sentido, el suegro de Ruiz Gallardón considera este suceso como "un alevoso crimen contra la identidad de nuestra tradición militar" y no duda en ensalzar a Millán Astray como "un símbolo de una categoría histórica indudable que representa el más formidable sentido del valor, la más alta prueba de gallardía, el más sublime heroísmo". Utrera Molina, que dice escribir como una obligación ante tal injusticia, critica "esta vandálica invasión" y avisa del riesgo que corre este país de avergonzarse de "pertenecer a una Nación gloriosa y antigua como ha sido España". "Nos duele la resignación, nos hiere el silencio, nos destroza la indiferencia, nos mancha el olvido", espeta el que fuera dos veces ministro, que a su vez se pregunta si con esto se pretende borrar de los anales de la historia todo vestigio de dignidad. Siguiendo con indignación, añade: "confieso que pocas acciones políticas me han afectado tan directamente como ésta que acontece para mayor escarnio en tierras gallegas". Antes de concluir indica que "no podría conciliar el sueño si permaneciese callado ante esta incalificable fechoría". "Saludo ante su tumba con gesto legionario a quien ha sido un héroe excepcional y un ejemplo para las futuras generaciones. Al grito legionario ¡a mi la Legión! acudo. Aquí estoy, mi general", concluye su escrito. Ni decir tiene, esto se le olvida a este gran defensor de tan "glorioso" cuerpo que muchos españoles estuvieron sin conciliar ese sueño que ahora demanda para sí mismo a causa de las razzias espantosas que criminales al mando de locos como este patético y tullido general, llevaron a cabo a lo largo y ancho de la sangrante geografía española, pueblo a pueblo, aldea por aldea. Resignación, indiferencia y silencio sufrieron las víctimas de tanta "gallardía legionaria" borrachos de sangre, pasadas a cuchillo, fusiladas, violadas al grito de vivas a la muerte y por ello siendo laureados y bendecidos sus verdugos, y maldecidos y estigmatizados los asesinados y familiares. En fin por sus actos los conoceréis...y palabras.
