lunes, 25 de junio de 2018

Descripción de la ruta del Albaicín libertario, por Fran Andújar


Introducción 
 
Este texto es la base de las explicaciones durante la Ruta del Albaicín Libertaro que se celebró en Octubre de 2017 en Granada. No se corresponde exactamente a todo lo que se dijo, ya que se improvisaba y adaptaba según las circunstancias, el momento, o lo que se preguntase por parte del público. El orden no es cronológico, sino geográfico, pues partiendo de un punto inicial, se iba explicando cada lugar según se iba recorriendo la ruta, hasta llegar al punto final. Dura aproximadamente algo más de tres horas, pero nuevamente, se puede ir adaptando las ideas de estas líneas. 

Inicio y explicación del Albaicín
El inicio es en la Plaza de la Libertad, fuera del Albaicín, pero como curiosidad, mencionar, como saben muchos granadinos, que aquí fue donde se ejecutó a Mariana Pineda, y las rejas que vemos actualmente son las mismas que tenía la Antigua Prisión Provincial, desmanteladas hace apenas unos pocos años. Nos dirigimos hacia Arco Elvira, la entrada a la calle Elvira e inicio del Albaicín.

En Arco Elvira se explica brevemente la historia del barrio y su conexión con el movimiento obrero y el anarquismo: el Albaicín está presente desde los inicios del nacimiento de Granada, va creciendo en relación con el agua y así lo vemos en los aljibes que se conservan; cuando los cristianos tomaron Granada, la mayoría residieron en torno a la Alhambra y las afueras, pero destruyeron las mezquitas o las transformaron por Iglesias, y poco a poco se fue repoblando el barrio con cristianos. Pero no era mucha población, y cuando se dio la Guerra de la Alpujarra y la consiguiente expulsión de los moriscos, el Albaicín quedó prácticamente abandonado, con muchas iglesias vacías. Poco a poco la población pobre de la Granada cristiano se fue asentando, y personas de la nobleza construían palacetes. La mayor parte de las construcciones actuales son muy antiguas pero rara vez alcanza la época musulmana, la mayor parte de ellas es del XVI hacia adelante, o construcciones del siglo XIX o XX inspirados siempre en las construcciones y formas de la época musulmana. No se diferencia gran cosa de otras construcciones que se conservan, de haber diferencias es muy probable que lo que vemos actualmente en Xauen (Marruecos) sea muy parecido, pero no repitiría el color azul de esta última ciudad.



En el siglo XIX el Albaicín es un barrio netamente obrero, lleno de artesanos, personas de la carpintería, el metal, colchones, ladrillos, etc. Era entonces un barrio algo abandonado, con problemas de poca población, las iglesias abandonadas por su gran número, y con numerosos solares abandonados, donde por no pasar con frecuencia el servicio de basureros, solían depositarse las bolsas de basura, hasta que se recogiesen. Podemos decir que en muchos sentidos era un barrio sucio, lleno de casas pequeñas y no muy seguras, a pesar de su alto valor histórico y estético. Por este estado, la mayor parte de las personas enriquecidas se alejaron y se trasladaron hacia el centro, principalmente en torno a la Gran Vía, Catedral y Reyes Católicos. En el Albaicín se quedaron los obreros y otras clases sociales marginadas, como los gitanos. Cuando apareció la industrialización, esta llegó relativamente a Granada. Si bien se ha exagerado su poca industrialización, es cierto que no era tampoco una metrópolis, pero tenía industria metalúrgica, textil, armamentística, alimentación, aguas, transportes, y sobre todo, la azucarera, que junto a la vega y la costa, daba importantes ingresos a la provincia (e impuestos al Estado)1. En esto vemos que hay un movimiento obrero, si bien principalmente artesanal, o de pocos empleados, pero no faltaron fábricas grandes. Este movimiento obrero estaba en todos los barrios de Granada, pero el Albaicín fue su principal reducto (sin olvidar otros importantes como el Realejo), y siendo que el proletariado granadino va siguiendo los principios libertarios de la facción bakuninista de la Primera Internacional, este sigue desarrollándose hasta que encuentra, algo tardíamente (1918, antes solo unos focos) la CNT como referencia. En los años 30 este movimiento está muy desarrollado y cohesionado, y ya no se trata solo de sindicatos, sino que hay ateneos libertarios, bibliotecas, tabernas, kioskos, talleres propios y todo tipo de elementos que hace un movimiento amplio y complejo. Es en el Albaicín donde más disparos se producen en el Golpe de Estado de Sanjurjo en 1932, en lugares como la fábrica Fajalauza y el rectángulo entre Elvira, Zenete, Carrera del Darro (Paseo de los Tristes) y Alhacaba. No fue extraño, cuando se da el Golpe de Estado de 1936 en Granada, que el Albaicín se moviera al unísono y se cerrara el paso a los militares, organizando rápidamente las barricadas y rechazando los intentos de penetración en el barrio de los sublevados.

Aunque la Resistencia del Albaicín en Julio de 1936 es quizás el hecho más famoso y conocido, la historia libertaria de este barrio toca otros momentos históricos, como el movimiento sindical y obrero antes de la guerra con sus huelgas generales y enfrentamientos armados, o la posterior guerrilla urbana que hubo en Granada contra el franquismo. Esta Ruta pretende mostrar estas historias.

Calle Elvira frente a la Gran Vía

Parada en el cruce con la calle Valentín Barrecheguren. En los periódicos de la época se relatan muchos tiroteos, normalmente durante las huelgas generales o de los tranvías, y uno de los objetivos principales era el tranvía que circulaba por la Gran Vía, que normalmente rompía las huelgas, si bien con un servicio menor. Pero se dieron todo tipo de incidentes. Llama la atención la Gran Vía, una calle que se abrió a principios de siglo, destruyendo muchas casas antiguas y rompiendo las numerosas calles que existían, para poder construir las vías necesarias para hacer llegar las cargas del azúcar que se producía en la provincia. Aún existe la Plaza del Azúcar, cerca de la Gran Vía y la calle Santa Paula. La calle Elvira a pesar de su enorme cercanía no tenía esas características de la Gran Vía, y era una calle muy diferente. Por este punto aproximadamente, aunque no estamos seguro porque los relatos no precisan, existía una taberna enorme que también servía de pensión, que se llamaba Casa Carmela. El historiador Alarcón Caballero cita La Tranquilidad, que o bien era la misma o bien era un bar semejante que también se encontraba por calle Elvira. Federica Montseny habla de Casa Carmela, donde estuvieron llorando los familiares de Donato y Cañete, muertos durante el golpe de Sanjurjo en Granada2. Un relato en concreto describe un tiroteo contra el tranvía en Gran Vía con la consiguiente persecución de la policía a lo largo de calle Elvira, con varias descargas cerradas, y al escapar, los agentes entran en Casa Carmela para registrarla, por lo visto desapareciendo los pistoleros en la primera planta, amplia y algo laberíntica, donde se dice que lograron esconderse. Las autoridades granadinas cerraron Casa Carmela pero durante la huelga uno de los puntos que se reivindicaban era su reapertura3.
 

Plaza Nueva

Vamos a Plaza Nueva. Por toda la ciudad habían kioskos donde trabajaban gente de la CNT, pero en algunos casos, como es el de Manuel Suárez Loren, es que era propio de los cenetistas, repartiendo todo tipo de prensa libertaria. La policía le tenía en vigilancia y un día un agente solo quiso detenerlo, se lo llevó esposado pero los compañeros anarquistas dieron la alarma de la detención. Alguien, a la altura de calle Capuchinos, disparó al agente matándolo y el detenido fue liberado, produciéndose un gran escándalo en la ciudad4.

En esta misma plaza, en la esquina donde está la Audiencia Provincial, había otra taberna, la Taberna Vílchez. Fue ahí donde murió el guerrillero maquis Antonio Raya, que operaba entre Málaga, Cádiz y Granada. Este hombre, nacido en Güerjar Sierra en 1914, dirigió una columna de milicianos durante la Guerra Civil, y en la guerrilla fue la pesadilla de la Guardia Civil y falangistas, que en varios encuentros y tiroteos, acabaron mal en varias ocasiones. En este bar reconocieron a un enlace de la guerrilla, el joven granadino Juan Sandoval, que ya había colaborado varias veces, y la policía por entonces ya sabía que se iba a reunir con Raya, que iba por su cuenta tras desmantelarse su grupo. Sandoval fue abordado por los agentes y le obligaron a seguirles la corriente como si nada ocurriente cuando llegase Antonio Raya. Nada más llegar, fue abrir la puerta y recibir un torrente de ráfagas; no tuvo tiempo para reaccionar. El enlace, muy joven, pudo sobrevivir, pero no pudo hacer nada al respecto.


Desde Plaza Nueva vamos a la cercana Calle del Aire, donde estuvo la primera Casa del Pueblo de Granada. Su nacimiento se debe a elementos socialistas que querían integrar al conjunto de los trabajadores granadinos. Para ello, tras varios fracasados intentos de edificar sobre un solar del Ayuntamiento, que no pudieron hacer a causa de la burocracia malintencionada de dicha institución, al final consiguieron este local que pertenecía a un cacique, Manuel Rodríguez Acosta, que pretendía el apoyo de los gremios locales obreros5. Se organizaba en habitaciones dedicadas cada una de ellas a una profesión, en comisiones y secciones, donde se trabajaba en las actividades y asistencias a quienes acudían. Se daban clases, charlas, teatros, lecturas y había una biblioteca, por lo que los trabajadores, ansiosos de cultura de la que carecían, acudían masivamente. Sin embargo, los métodos legales no eran demasiado efectivos, ante un gobierno abusivo que protegía a las élites, por lo que cuando apareció la CNT a partir de algunos focos locales y sobre todo de una gira de propaganda en el sur del país, no le fue difícil irrumpir con su propuesta de Acción Directa, donde los conflictos se resolvían por la propia capacidad y fuerza de los trabajadores, a través de huelgas, manifestaciones, piquetes y sabotajes. Los trabajadores empezaron a pasarse en masa a la CNT y la Casa del Pueblo no tardó en apoyar el anarcosindicalismo, hasta tal punto que las secretarías y secciones que existían se convirtieron en sindicatos de ramo al modo que la CNT empezaba a predicar. Con todo, mantuvieron una mezcla entre el funcionamiento y acción de UGT y CNT, las dos principales corrientes, pero con el tiempo se irá tomando partido, poco a poco, hacia el anarcosindicalismo. Después de una serie de polémicas internas, muy relacionadas con el apoyo a partidos políticos y a candidaturas al parlamento o al ayuntamiento, los socialistas tuvieron que marcharse y crear otra Casa del Pueblo. Aquí se quedaron los anarquistas, si bien aún se consideraba como algo general, pues la CNT ya tenía sus propios locales (por el Realejo sobre todo, la Federación Local estaba en la calle de la Colcha, y tenía otros por Recogidas, Rodrigo del Campo, Hornillo de Cartuja, etc.).

Justo encima vemos la Parroquia de San Gregorio Bajo, recibió algún ataque anticlerical, sin gran efecto. En realidad, destaca porque fue cárcel de mujeres tras la guerra civil y es su principal recuerdo en las cuestiones sociales. 



Alrededores del Paseo de los Tristes

Hay dos caminos para dirigirse a la calle Rosal de San Pedro número 20, donde el arqueólogo José Torres Carbonell encontró, escondido debajo del suelo, con mucha humedad, un interesante yacimiento consistente en libros, revistas y algunas pistolas, que en algunos casos parece que pertenecieron a un tal Juan Cruz del Pozo, pero es probable que parte venga de la biblioteca del Ateneo Libertario que existía en Aliátar y Fátima, más arriba en el Albaicín. En este número 20 existe actualmente una casa particular, así que no debemos molestar, y mantener un margen, con tal de pasar de largo y verlo, y explicarlo en la plaza que hay poco después, más que suficiente sin tener que molestar a nadie.

Ponemos la interesante lista, que debemos a Torres Carbonell, que nos lo hizo comunicar por 2004. Podemos comprobar la enorme riqueza de autores, no todos ellos anarquistas, pero interesantes socialmente hablando, con algunas aportaciones literarias y científicas. Los libertarios, de todas formas, toman protagonismo, y las revistas son las de carácter profundo y enciclopédico que estaban de moda en la época. Desgraciadamente este material, ante la escasez de apoyo institucional y de la propia universidad, quedó destruido al convertirse en una masa que al tocarse se tornaba en polvo, debido a la gran acidez de las hojas de los libros, que eran de baja calidad para conseguir un coste bajo en la imprenta. 




La lista es la siguiente: 


Albert, Carlos: El Amor Libre. Centro Editorial Presa, Barcelona, s.a. Encuadernado con otras obras en un mismo volumen (KZA).
Almanaque de la Novela Ideal, 1927. Barcelona.
Balbontín, José Antonio: El suicidio del príncipe Ariel. [Roto] 2ª edición, Madrid, 1930.
Cano Ruiz, Tomás: Nuestra Odisea en Villa Cisneros. Ediciones Libertad, Madrid, s.a.
Darwin, Carlos R.: El origen del hombre. Selección natural y sexual. Casa Editorial Maucci, Barcelona, s.a. Encuadernado con otras obras en un mismo volumen (MD).
lbarreta, Rogelio H.: La religión al alcance de todos, Biblioteca de Estudios, Valencia, s.a.
Engels, F.: El Origen de la famila, la propiedad privada y el Estado. Ediciones Populares Iberia, Madrid, 1933.
Faure, Sebastian: El dolor universal. [Roto].
Kropotkine, Pedro: El Estado. Editorial Atlante, Barcelona, s.a. Encuadernado con otras obras en un mismo volumen (KZA).
Kropotkine, Pedro: La Ética, la Revolución y el Estado. [Roto].
Kropotkine, Pedro: La Conquista del pan. Casa Editorial Maucci, Barcelona, s.a. Encuadernado con otras obras en un mismo volumen (KKS).
Kropotkine, Pedro.- Palabras de un Rebelde. Editorial Atlante, Barcelona, s.a. Encuadernado con otras obras en un mismo volumen (KKS).
Leval, Gaston: Estructura y funcionamiento de la sociedad comunista liberiaria. Ediciones ¡Liberación!, Barcelona, 1936.
López Arango, E. y Abad de Santillán, D.: El anarquismo en el movimiento obrero. Ediciones Cosmos, Barcelona, s.a.
Lorenzo, Anselmo: El proletariado militante. Memorias de un Internacional, vol. II. Imprenta Salvat, Duch y Ferré, Barcelona, 1923. Lleva el sello de: “A.L.A.S. Biblioteca Popular. Borrell 80, Barcelona.”
Malatesta, E.: Ideario. [Roto]. Encuadernado con otras obras en un mismo volumen (SM).
Mirbeau, Octavio: El jardín de los suplicios. Casa Editorial Maucci, 4ª edicíón, Barcelona, s.a. Encuadernado con otras obras en un mismo volumen (MD).
Montseny, Federica: El hijo de Clara. Biblioteca de la Revista Blanca, Barcelona, s.a.
Noja Ruiz, Higinio: Un puente sobre el abismo. Biblioteca de Estudios, Valencia, s.a.
Pérez, Vicente (Combina): Cómo salí de Rusia. Publicaciones Rojo y Negro, Barcelona, 1933.
Pérez, Vicente (Combina): Un militante de la CNT en Rusia. [Roto].
Ramón y Cajal, Santiago: Charlas de café. [Roto].
Schopenhauer, A.: Los dolores del mundo. Editorial Atlante, Barcelona, s.a. Encuadernado con otras obras en un mismo volumen (KKS).
Solano Palacio, (Roto).: La Revolución de Octubre. [Roto].
Steinberg, I.: Cuando fui comisario del pueblo. [Roto]. Encuadernado con otras obras en un mismo volumen (SM).
Urales, Federico: El Ideal y la Revolución. Ediciones de la Revista Blanca, Barcelona, 1933.
Valle-Inclán, Ramón del: Sonata de Primavera [Roto].
Volney, Conde de: Las ruinas de Palmira. Meditaciones acerca de la ruina de los imperios [Roto].
Zoccoli, Hector: La Anarquía. Imprenta de Henrich y Compañía, Barcelona. s.a. Encuadernado con otras obras en un mismo volumen (KZA).
(No consta autor): La Mujer, el Amor y el Matrimonio. [Roto]. Encuadernado con otras obras en un mismo volumen (KKS).
[No consta autor].- Pensamientos y Fragmentos. [Roto]. Encuadernado con otras obras en un mismo volumen (KKS).
La Novela Ideal. Desde los años 20 hasta los años 30. Carbonell piensa que probablemente está la colección completa.
La Novela del Día. Desde los años 20 hasta los años 30. Carbonell nuevamente piensa que probablemente está la colección completa. Esta colección es interesante, porque a diferencia de La Novela Ideal, se sabe poco de ella.

Seguimos serpenteando por unas calles, que van a dar la impresión de perdernos, porque hay que hacer unos rodeos, pero hay que hacerlos porque realmente no hay un trazado recto y las otras calles nos alejan aún más. Hay que llegar al Paseo de los Tristes, al Convento de Zafra. En este edificio fue donde se ocultó el “Comandante Villa”, nombre de José Bueno Liñán, anarquista natural de Monachil que luchó en la Columna Maroto, y tras la guerra fue apresado y torturado; en su segunda fuga, cuando fue de nuevo apresado, le dieron tal paliza que quedó en coma durante once meses, cuando despertó estuvo en cama durante dos años, y luego, ya mejor, estaba en muy malas condiciones físicas, necesitando un bastón para caminar. Colaboró con la CNT clandestina y la guerrilla urbana de los Hermanos Quero así como el maquis del Yatero y los Clares, entre otros. Fue delegado de Granada en un intento nacional de organizar el maquis en España en una sola organización, pero cuando volvió de esta reunión de Madrid, mataron a uno de los Quero, y Liñán se asustó, escondiéndose en este convento durante cuatro años, porque su hermana era monja en este edificio. Ya en 1948, decidió entregarse y realizar varias confidencias, que no evitó que fuera condenado a muerte. Hubo otros confidentes, como Fermín Castillo o Miguel Contreras, pero estos ya fueron sospechosos de no seguir fieles a la organización que pertenecían, porque el primero se delató en una reunión en La Zubia amenazando con la delación si le hacían algo6, pero Bueno estaba desaparecido y se creía huido al extranjero. 


Cuesta del Chapiz

Siguiendo adelante hasta el final del Paseo de los Tristes, a mano derecha la Cuesta de los Chinos, a izquierda la Cuesta del Chapiz. Esta última cuesta es importante, pues fue donde estuvieron las barricadas más importantes que se levantaron en la Resistencia del Albaicín durante la Guerra Civil, produciéndose algunos combates donde los militares sublevados acabaron retirándose y con varios heridos. Además de barricadas se cavaron zanjas. La barricada estaba a la altura de la primera esquina importante. Cuentan testimonios de los soldados sublevados que muchos tiros les llegaban de la parte derecha.

Se aprovecha este punto para hablar de la Fuente del Avellano, que no se ve desde aquí, pero se ve todo el valle del Río Darro. Es en estos lugares, a lo lejos, donde operaban y actuaban los Niños de la Noche y las personas que huían de Granada. Aunque la ruta podía variar, lo normal era ir por el Sacromonte, meterse en el Valle del Darro campo a través, llegando a la Fuente del Avellano, y de ahí subir en una parte del monte, tras pasar varios puntos donde ayudaban algunos vecinos y habitantes, que actuaban de enlaces, y donde sin ellos era imposible actuar. Los Niños de la Noche se formó en el Albaicín durante los últimos días de la Resistencia, cuando se dieron cuenta que ya no contaban con munición, y que la Resistencia no podía durar. Empezaron, entonces, a aprovechar sus buenos conocimientos de toda esta región, para ayudar a huir a las personas más comprometidas, para que no fuesen identificadas y detenidas cuando entrasen los militares al rendirse el barrio, que se estaba planeando por entonces. Aunque nació de esta manera, los Niños de la Noche siguieron funcionando durante toda la guerra, intentando sacar a todas las personas posibles, y estaban integradas en varias columnas de milicianos informalmente, si bien la principal fue la Columna Maroto, de donde salían casi todas sus principales personalidades Vicente Castillo nos relata cómo fue su fuga, meses después de empezada la guerra, que reproducimos:

“La fuga fue en principio, de muchas precauciones, teníamos que andar por las veredas del Sacramente escondiéndonos por las cuevas, muy en silencio y atendiendo a los perros ladradores, ya, casi e la altura del seminario bajamos al río Darro, tratando de llegar hasta el puente Quebrado.

Dado este movimiento fue posible gracias a Laureano Pérez y a Manuel Hidalgo, conocedores de estos lugares por haberse criado en ellos.

Teníamos que burlar un control, entrarnos en la venta y estos preguntaron a la dueña por donde andaba la Guardia Civil, ella con un guiño y un movimiento de cabeza indicó que estaban dentro, este fue el momento que se aprovechó para emprender la marcha a paso ligero, bajar el río, atravesarlo por el puente Quebrado y plantarnos en la casilla del guarda del Avellano.

La familia del guarda y él mismo no conocía a ninguno de los que íbamos, nada decía saber y negaba y negaba que por allí hubieran visto a Niños de la Noche ni a nadie, por más detalles que dimos y razonamientos seguían negando, se habían asustado al ver por lo menos a 25 jóvenes vestidos de soldados, mire, no llevarnos armas ¡qué más hubiéramos querido!

Volvernos no nos era posible, nos poníamos impacientes y ya estaba en mi mente maltratarles, pero esto sería en último lugar.

Por fin se convencieron, el mayor de la familia, que debía ser el guarda, nos subió por la ladera del monte, la noche nos cerraba con su oscuridad el camino y un objeto duro tropezó con mi pecho, era el caño de una metralleta que me veía en la oscuridad los ojos de este arma, que tenía Castillo, de apodo ‘Castillito’, de oficio ebanista y un poco tartamudo.

Él me conoció antes de tropezar con mi pecho con aquel aparato de un ojo sin luz.

Cuando mi vista se acostumbró el lugar lo conocí, aunque cuando habló sabía quién era.

Años después le he hecho referencia de aquel momento y no lo recordaba; él había bajado varias veces y no recordó este detalle.

Ya, cuando llevábamos unas dos horas andando era el 14 de Enero de 1937.

Aún era de noche en aquel largo amanecer cuando los guías nos dijeron que podíamos hablar fuerte o como nos diera la gana, el peligro había pasado. Aquella noche entre hombres, mujeres y jovencitos pasamos la línea de 90 a 100 personas.

Cuando pudimos hablar fue para cantar los Hijos del Pueblo y llorar de emoción.

El día se dibujaba en el horizonte cuando pisamos el Puntal de la Morena7.

Esto era una posición que ocupaban las milicias de la Columna Maroto, antes de llegar a ella estábamos roncos de cantar Hijos del Pueblo, las Barricadas, dar vivas a la Revolución Social, a la C.N.T., y a la F.A.I.

Aquello fue un desbordamiento de alegría, de llantos de emoción al saber que pisábamas, no suelo de la República, sino suelo de la Confedaración Nacional del Trabajo, ya que nunca me he considerado moralmente combatiente de la República.”8

Subimos la Cuesta del Chapiz hasta llegar a la cima, en pleno Albaicín, frente a la Iglesia de San Salvador. Esta iglesia fue incendiada y hoy vemos en parte sus efectos. Tras un mitin del Frente Popular, que en Granada los anarquistas boicoteaban aún en 1936, se produjo un tiroteo de los falangistas, hiriendo a mujeres y niños. Espontáneamente surgió una turba enfurecida que atacó a las falangistas así como a la Iglesia de San Salvador, con un incendio que no pudo apagarse aún cuando llegaron los bomberos. No será la única iglesia quemada, la de San Luis también sufrió ataques, y poco después veremos la de San Nicolás, que también sufrió ataques anticlericales. Este hecho no se relaciona mucho con el anarquismo, pero la quema de iglesias se le ha asociado inevitablemente, y no sería raro que en la turba participasen espontáneamente.

En esta misma plaza del Aljibe se produjo un combate, ya en el franquismo, entre los Hermanos Quero contra varios colaboradores del régimen y la fuerza pública. Pedro Quero huyó hacia San Miguel Alto, y rodeado, se suicidó de un disparo; Paco Quero perdió un ojo, pero logró huir tras separarse de su hermano, escondiéndose en unos zarzales.
Albaicín

La Iglesia de San Nicolás fue destruida en un importante incendio producido durante la huelga general que la CNT proclamó contra la Sanjurjada. No fue, ni mucho menos, el único edificio quemado, y de hecho los locales burgueses como casinos fueron objetivos predilectos, tanto era así que el Casino de Granada fue incendiado, pero quedando la parte trasera aún de pie, se intentó volver a quemar pocos días después del Golpe militar. Pero la Iglesia de San Nicolás estaba en el mismo corazón de los anarquistas granadinos, y medio abandonado como muchas iglesias del Albaicín de la época, fue presa fácil. La Sanjurjada fue violenta en Granada, murieron dos militantes anarquistas durante la jornada, en la que descubrieron la participación de varios nobles de la ciudad en el Golpe de Estado. La muerte de Donato y Cañete, sin embargo, se produjeron en el centro de la ciudad, pero hubo combates en el Albaicín, cuyos disparos escuchaba Federica Montseny en la casa de su anfitrión, Francisco Crespo, que vivía en dicho barrio. Se asaltó una armería que existía en la calle Mesones, llamada La Imperial. Muchos de los tiroteos se realizaban por la fábrica de cerámica de Fajalauza, pero allí fue con perdigones, hubo dos heridos entre los sublevados, pero no fueron mortales. Hubo otro herido, el portero del convento de Santa Paula, este por arma de fuego, pero fue leve. Hubo dos muertos en Cijuela, otros dos en Fuentevaqueros, heridos en Güejar Sierra, Píñar y Santafé, y desórdenes en Peligros, Guevejar, Escúzar, Alfacar y otras localidades. No fue poca cosa, a pesar del actual silencio historiográfico que solo habla de luchas en Madrid y Sevilla durante la Sanjurjada. En El Defensor de Granada9 hay relatos de los combates durante el golpe, que aunque no fue numeroso en muertos comparado con 1936, sí hubo bastantes combates, disparos y destrozos materiales.

Vamos hacia la Plaza San Miguel, una de las calles que va hacia abajo, cerca de Oidores, era la calle san Miguel Bajo, donde nació Francisco Maroto del Ojo, según su registro de nacimiento. Maroto fue el anarquista más famoso de Granada, ebanista de profesión pero también trabajando en la construcción para el Ayuntamiento de Granada. Era alguien bastante grande y con fama de fuerte, encabezaba la facción más anarquista de la CNT granadina. Fue detenido y tortutado muchas veces, y tuvo que salir de Granada, yendo primero a Madrid y luego a Alicante, allí representó al Sindicato de la Madera de Alicante en el Congreso de Zaragoza de 1936, y entró en prisión después. Durante la Guerra Civil, tras ser liberado de la cárcel, organizó una columna de milicianos para tomar Granada, que se nutrió sobre todo de refugiados anarquistas granadinos, y se formó los Niños de la Noche. Pero los comunistas lo veían como un enemigo, y se encargaron de detenerle tras un incidente con el Gobernador de Almería, Gabriel Morón, que quería apropiarse de las armas de los milicianos refugiados de Málaga, a los que estuvo insultando. Maroto se entrevistó con el gobernador tras un mitin, y al parecer hubo, por lo menos, un intercambio violento de palabras, y según Morón, Maroto le dio un puñetazo en la cara que le dejó inconsciente. Por ello fue encerrado en la cárcel y condenado a muerte, pero las fuertes presiones de los trabajadores de todo el país por su liberación y reconocimiento de lucha antifascista, obligó a revisar el caso, llegando a la absolución final, pero tras pasar más de un año perdido. El periódico fascista Ideal solía dibujarle, Queipo de Llano tenía enfrentamientos verbales por radio con él, y en la Granada franquista se popularizó entre los vencedores el asustar a los niños que no se iban a dormir con el “¡Que viene Maroto!” Hay muchos libros que hablan de él, la mayoría antiguos. Hoy la lectura de referencia es el libro de Miquel Amorós Maroto, el Héroe.


En esta misma plaza podemos ver una placa de la casa de nacimiento de la escritora Antonina Rodrigo, que ha hablado mucho de Federico García Lorca, de Mujeres Libres, del anarquismo granadino, de Federica Montseny, etc. En la guerra hubo por aquí parapetos y algunos combates. Junto a la Iglesia, los Hermanos Quero ejecutaron a un confidente, Luis el Guinea. Más abajo, y no tenemos tiempo para ir, están las calles Zenete, Carril de la Lona, la esquina que da aquí de la Cuesta de la Alhabaca y Caldedería Vieja, que fueron lugares de combate a tiros durante las huelgas y finalmente durante la Resistencia del Albaicín. El Carril como vemos cuenta con antiguas fortificaciones y muros, que se aprovechaban. Aquí cayeron bombas de los aviones durante los bombardeos contra la Resistencia. En la calle Zenete vivía Francisco Burgos, importante miembro de la CNT que trabajaba en un kiosko por el centro de la ciudad.

Vamos hacia la Plaza Larga, donde tiene su corazón el Albaicín, y donde habían kioskos y puestos de la CNT y los anarquistas. En esta plaza hubo también barricadas durante la Resistencia, al igual que en la Calle del Agua, aquí al lado, que tenía parapetos que se utilizaban también por los combates, ya que se intentaba entrar por la Carretera de Murcia, donde había otra barricada cerca del Mirador de San Cristóbal. Para controlar la ciudad al principio del golpe, los militares colocaron artillería en la Plaza del Carmen, en la Plaza de la Trinidad y por Puerta Real, y para vencer las barricadas del Albaicín, las instalaron en la Alhambra, en la Carretera de El Fargue y en la entrada de San Cristóbal10.

De la Plaza Larga vamos a la Plaza de Aliátar, viendo el edificio que ahora es el Centro Cívico del Albaicín, no es seguro pero es probable que justo ahí fuera el Ateneo Libertario del Albaicín. Se ha hablado que existían tres en el barrio, pero es probable que al menos dos de ellos (los llamados de Aliátar y el de Fátima) sean en realidad uno, pero ocupase un espacio tan grande, que tuviera dos salidas, una hacia la Plaza de Fátima, y otra hacia la Plaza de Aliátar. El tercero es probable que se refieran a la Casa del Pueblo, en la parte baja, y en los años 30 con hegemonía anarcosindicalista.

 



 No muy lejos, bajando por unas escalerillas desde Pagés, o desde Aliátar por una calle al fondo, se llega a la Placeta de las Castillas, el número 20 era la casa familiar de los Hermanos Quero, cuyo padre era carnicero. Actualmente es una casa particular, así que nuevamente no se debe molestar. Hay una placa a la vista. Los Hermanos Quero fue la guerrilla urbana de Granada y los guerrilleros más famosos de esta zona, su leyenda abarca más de diez años. Eran varios: Antonio, Pepe, Paco y Pedro, así como otros amigos y familiares que integraban su grupo, muchos de ellos anarquistas. Se ha dicho que los Hermanos Quero eran también libertarios, pero es algo dudoso, Antonio era desde antes de la guerra afiliado a la UGT, y los otros no toman ningún partido ni sindicato, acaso ya en la guerra civil; solo Pepe, ya en 1937, se afilió al Partido Sindicalista de Ángel Pestaña, y es cierto que después, en el franquismo, tiene reuniones con Gregorio Gallego, del Comité Nacional de la CNT. Pero su relación con la CNT viene por Fermín Castillo, familia política de ellos, y al hecho de que la CNT siguió existiendo en la clandestinidad durante el franquismo, gestionando un elaborado sistema de logístico en el que recaudaban y repartían dinero, comida y armas; prácticamente casi toda la guerrilla de Granada “cotizaba” a la CNT y ésta entregaba lo que necesitasen, incluido dinero si hacía falta por alguna dificultad o misión. Sin embargo, preferían entregar pasaportes y carnets falsos y que salieran de Granada, especialmente a partir de 1945, cuando se veía que la guerrilla no podía triunfar sobre el régimen. Fue el caso del Yatero, que pudo escapar a Francia (ya integrado en la CNT, siendo antes de la guerra de la UGT). Cuando alguno era encarcelado, las mujeres, que solían ser enlaces, los visitaban y traían provisiones; desgraciadamente las autoridades se dieron cuenta y encarcelaron a varias de ellas, entre ellas a Adela García Murillo. Nuevamente Vicente Castillo nos relata estos detalles (era el falsificador de los documentos, y luego el gestor de las guerrillas). Volviendo a los Hermanos Quero fueron cayendo poco a poco, en espectaculares tiroteos, fugas y encontronazos. Fueron dueños del Albaicín hasta tal punto que los agentes de policía temían entrar en el barrio. Antonio y cuatro guerrilleros fueron rodeados por la Guardia Civil en una cueva del Sacromonte, entablándose un combate, donde todos pudieron escapar, dejando muertos a un sargento y un guardia, quedando heridos otros dos. Encuentros así hubo varios, muchos de ellos humillantes para las autoridades franquistas. El último de los Quero cayó en el Camino de Ronda, tras un duro tiroteo, un guerrillero (el Chato) intentó escapar tirándose por la ventana con un colchón, pero no fue suficiente protección, pero siguió disparando desde el suelo, moribundo, hasta que le lanzaron una granada que acabó con su vida. Antonio, que era el último, se suicidó antes que entregarse. Las numerosas andanzas de los Quero lo podemos ver en Hijos de una Guerra de Jorge Marco o Tiempo de Lucha de José María Azuaga.

Este es el fin de la Ruta. Faltaría ir a San Miguel Alto, pero está lejos. Ahí sería contar las reuniones de las Juventudes Libertarias de Granada, una de las fundadoras de la Federación Ibérica, y muy activa en Granada. La policía descubrió una de sus reuniones, entablándose un tiroteo, hasta que se quedaron sin munición y se entregaron.

Notas
1Léase el libro de Manuel Titos Martínez: Historia Económica de Granada. Ed. Cámara de Comercio, 1998.
2La recopilación de artículos de Federica Montseny publicado como libro con el título de Federica Montseny en Andalucía. Verano de 1932. Ed. Universidad de Huelva, 2000, p. 103. La Sanjurjada se describe ampliamente entre otros números, en El Defensor de Granada: 12 de Agosto de 1932, pp. 1 y 3.
3El Defensor de Granada: 6 de Noviembre de 1932, p. 3.
4El Defensor de Granada: 30 de marzo de 1934, p. 1.
5El historiador Antonio María Calero Amor relata muy bien la Casa del Pueblo en su Historia del movimiento obrero en Granada 1909-1923. Ed. Tecnos, 1973, pp. 169-173.
6Desgraciadamente, los Quero no hicieron caso de la advertencia de Vicente Castillo y todos aquellos que tomaron la CNT de Granada clandestina, quitando de en medio a la “vieja guardia”, que les parecía que funcionaban como una élite, y en algunos casos con excesivo “aburguesamiento” (empezaron a sospechar de Fermín por asistir a bares de perdices, relacionados con policías y burgueses). Fermín Castillo no era familiar de Vicente, a pesar de su apellido, pero sí era familia política de los hermanos Quero, y estos confiaron demasiado en esa afinidad. Cuando delató al último Quero, se descubrió que fueron Contreras y Fermín Castillo los delatores; el primero logró escapar vía Madrid, Castillo fue apresado por el maquis, seguramente el Yatero (aunque Vicente afirma que fueron los Clares), siendo ejecutado. Véase las interesantes memorias de Vicente Castillo, Recuerdos y Vicencias, auto-edición por el autor,1979.
7Actualmente, en el Pantano de Quéntar, es lo que vemos justo enfrente de la presa, lo que hay encima de la Cueva de la Paloma.
8Vicente Castillo: Recuerdos y Vicencias, pp. 121-122.
9Ya citado en anterior nota, pero repetimos: El Defensor de Granada: 12 de Agosto de 1932, pp. 1 y 3; 11 de Agosto p. 2; y 13 de Agosto, pp. 1, 3 y 4.
10Para una detallada descripción de la famosa Resistencia del Albaicín véase Solidaridad Obrera: 9, 11, 12 y 13 de Agosto de 1936, con artículos de Antonio Morales Guzmán, secretario general de la CNT en Granada durante esos días, y que se encontraba en el Albaicín durante la Resistencia, escapando durante los primeros días, y recuperando el sello y material poco después, gracias a otro evadido. Cuando escapó hacia Málaga, se unió a la columna que marchó desde esa localidad hacia Granada, ayudando a la ocupación efectiva de los pueblos de la zona de Alhama de Granada y Loja.



"Descripción de la ruta del Albaicín libertario", por Fran Andújar
Revista Ser Histórico