sábado, 24 de noviembre de 2018

Héroes y villanos de las apuestas



¿Habéis visto ese infame anuncio? Seguro que sí.

Está a todas horas en la televisión, un conocido presentador nos bombardea con mensajes imperativos: “Juega, juega, juega… Gana, gana, gana…”. El poder/dinero compra la moral de muchas personas pero no sólo la de quienes presentan los programas de televisión está a la venta.

Parece como si el juego hubiese llegado a nuestras vidas de la noche a la mañana, de repente, un día te das cuenta de que tu barrio está infectado de locales donde ganar dinero parece cosa de niños. Pero no ha sido así; la Ley del juego llevaba sin modificarse desde 1977 y la llegada del juego por internet incentivó que se redactase una nueva Ley en 2011. Desde entonces esta Ley ha sido reformada 10 veces. El aterrizaje del juego se lleva organizando desde hace al menos 7 años, poco a poco se ha ido haciendo rentable, la publicidad de empresas de apuestas lleva años metida en los mejores equipos de fútbol. Los locales a pie de calle que invaden nuestros barrios son la última vuelta de tuerca de un suculento plan económico que nos ha hecho abrir los ojos. Probablemente esos locales a pie de calle sean deficitarios, sí, probablemente no generen ingresos, probablemente sean un recurso caro que empresas con grandes beneficios se pueden permitir, a fin de cuentas, gastan millones en publicidad y para ellas esto es otro gasto publicitario, una nueva forma de enganchar a gente…Deficitarios o no, estos locales son en trampolín de la juventud a las apuestas online.

La Ley que regula el juego ha cambiado mucho y las empresas han amoldado esta Ley para acomodarla a sus necesidades. Por ejemplo, la llamada Ley Florentino exime a los eventos deportivos de tener que cumplir con la restricción de no publicitar el juego en horario infantil. Además un detalle importante de esta ley, sin duda, es que da competencias a las Comunidades Autónomas, esto es importante ya que en nuestra ciudad los partidos políticos de turno han lanzado proclamas como “Burgos, ciudad libre de juego” o “Burgos sin anuncios del juego en espacios municipales”. La política local no tiene competencia para declarar su municipio libre de juegos, ni tan siquiera en espacios municipales, precisamente debido a que a ese juego le auspicia una ley estatal y regional. Esto se ha convertido en una carrera de locos cuya meta es la tontería que consiga dar más votos, esta carrera tiene un nombre se llama elecciones municipales y ya ha comenzado pese a que aún no lo haya hecho oficialmente.

La política de salón ha impedido a los políticos locales ver lo que lleva pasando desde hace meses en Burgos, Gamonal, El Crucero… Ha habido manifestaciones, reuniones, asambleas, concentraciones… Hemos podido ver carteles, pancartas, panfletos… Mucha gente lleva tiempo preocupada y movilizada contra las apuestas. Pese a que los partidos locales han entrado de lleno en campaña electoral las propuestas para combatir el juego son sumamente ridículas, llegan tarde y basan sus argumentos en mayores controles, prohibiciones y en descargar culpas en los partidos que actualmente ostentan el poder. Por ejemplo al político indignado, ese que manipuló el 15M para crear su partido, aquí, en Burgos se le llena la boca con la derecha y su permisividad con el juego pero no nos cuenta que hacen sus compañeras en otras comunidades autónomas donde sí gobiernan y tienen los mismos problemas que en esta, con el mismo número de salones de juego y los mismos porcentajes de ludopatía en su sociedad. Un lamentable ejercicio de hipocresía de su señoría.

La clase política no nos va a dar la solución, es parte del problema. ¿Desde cuándo las prohibiciones solucionan los problemas? Las prohibiciones y restricciones son parches ridículos, lemas de campaña. En 2011 Loterías y Apuestas del Estado era la empresa pública más rentable. Ese mismo año, el PSOE tuvo que crear una nueva ley ya que la de 1977 se vio desbordada por la llegada del juego online. La ley de 1977 dictaba que el juego era controlado por el Estado, exceptuando casos aislados como Casinos, tragaperras, la ONCE… y prohibía el resto, pero no pudieron prohibir internet.

Seamos honestos, el juego ha llegado para quedarse, lleva 7 años haciendo mella en nuestra sociedad, modificando nuestras leyes, comprando favores de políticos y bombardeándonos con publicidad. Va a costar mucho acabar con él y sólo lo lograremos de la única forma que se solucionan los problemas: desde abajo, apoyándonos y preocupándonos los unos de los otros. En este cuento no hay héroes, sólo villanos. Unos nos gritan “Juega, juega, juega” y otros “Vota, vota, vota”. 
 
Héroes y villanos de las apuestas
Fuente: Diario de Vurgos