Los políticos socialdemócratas y conservadores del Reino Unido pagan del erario público a sus jardineros, fontaneros...
No parece que les alcance a sus señorías británicas con los millonarios sueldos que perciben. Los recibos que pasan a cuenta de los gastos públicos describen a la perfección su sentido de la ética y del trabajo público: servicio de desratización, compra de neveras, aspiradoras, televisiones, en sus casas y en apartamentos privados...
Gordon Brown pagó a su hermano 6.577 libras (unos 7.300 euros) en el plazo de dos años y a cargo del erario público por “servicios de limpieza” y también se ha beneficiado de amplias reformas en su segunda vivienda, a pesar de que apenas reside en ella. Como Brown, medio Gobierno británico se ha aprovechado del sistema de gastos reembolsables a los diputados en aspectos poco o nada justificables, y menos en un tiempo de severa crisis y galopante paro.
Downing Street ha justificado que Brown haya estado pagando 241 libras al mes a su hermano Andrew, un alto cargo en la energética francesa EDF, porque han estado compartiendo señora de la limpieza en sendos pisos privados que ambos tienen en Londres. Andrew Brown pagaba directamente a la empleada y el dirigente laborista le entregaba a su hermano su parte en el gasto. El procedimiento no es ilegal, pero sorprende que si, como dice Downing Street, la mayor cuantía corría a cargo del primer ministro, la factura no fuera a nombre de éste. Por lo demás, 241 libras al mes para limpiar un piso en el que nunca reside ni Gordon Brown ni su mujer se antoja un precio muy alto.
Cuando llegó al puesto de primer ministro, Brown aprovechó para pasar al Parlamento las cuentas de las reformas de su casa de Escocia, que figura como segunda residencia al mudarse al 10 de Downing Street. Entre la documentación aportada por el “Telegraph” hay recibos de una cocina de Ikea por valor de 9.000 libras, de la visita del servicio de desratización, la compra de una nevera y una aspiradora y la subscripción a la televisión por satélite. Los diputados procedentes de circunscripciones de fuera de Londres pueden reclamar hasta 24.000 libras por segunda residencia.
Brown devuelve el recibo del fontanero
Brown se ha apresurado a pagar el recibo de un fontanero que había cobrado dos veces a cargo de los contribuyentes. Lo mismo ha tenido que hacer Jack Straw, ahora ministro de Justicia, que ha devuelto 1.700 libras que había recibido indebidamente por sus gastos en el impuesto municipal de vivienda.
Por su parte, el titular de Empresas y Negocios, Peter Mandelson, pasó gastos de reforma en el domicilio de su circunscripción electoral por valor de 3.000 libras una semana después de anunciar que dejaría su escaño en los Comunes. Luego vendió la casa así mejorada por 136.000 libras.
El ministro de Exteriores, David Miliband, gastó cientos de libras en jardinería en la casa de su circunscripción electoral, lo que fue acogido con extrañeza por el propio jardinero, que llegó a advetirle si le merecía emplear tanto dinero “dado el relativo poco tiempo” que emplearía allí.
Los detalles más embarazosos afectan a trece ministros. Al parecer, la información confidencial sobre los gastos de los diputados fue obtenida por alguien que la ha estado intentando vender a la prensa, por un supuesto precio de 300.000 libras...Y al igual que aquí, el pueblo que se joda.
No parece que les alcance a sus señorías británicas con los millonarios sueldos que perciben. Los recibos que pasan a cuenta de los gastos públicos describen a la perfección su sentido de la ética y del trabajo público: servicio de desratización, compra de neveras, aspiradoras, televisiones, en sus casas y en apartamentos privados...
Gordon Brown pagó a su hermano 6.577 libras (unos 7.300 euros) en el plazo de dos años y a cargo del erario público por “servicios de limpieza” y también se ha beneficiado de amplias reformas en su segunda vivienda, a pesar de que apenas reside en ella. Como Brown, medio Gobierno británico se ha aprovechado del sistema de gastos reembolsables a los diputados en aspectos poco o nada justificables, y menos en un tiempo de severa crisis y galopante paro.
Downing Street ha justificado que Brown haya estado pagando 241 libras al mes a su hermano Andrew, un alto cargo en la energética francesa EDF, porque han estado compartiendo señora de la limpieza en sendos pisos privados que ambos tienen en Londres. Andrew Brown pagaba directamente a la empleada y el dirigente laborista le entregaba a su hermano su parte en el gasto. El procedimiento no es ilegal, pero sorprende que si, como dice Downing Street, la mayor cuantía corría a cargo del primer ministro, la factura no fuera a nombre de éste. Por lo demás, 241 libras al mes para limpiar un piso en el que nunca reside ni Gordon Brown ni su mujer se antoja un precio muy alto.
Cuando llegó al puesto de primer ministro, Brown aprovechó para pasar al Parlamento las cuentas de las reformas de su casa de Escocia, que figura como segunda residencia al mudarse al 10 de Downing Street. Entre la documentación aportada por el “Telegraph” hay recibos de una cocina de Ikea por valor de 9.000 libras, de la visita del servicio de desratización, la compra de una nevera y una aspiradora y la subscripción a la televisión por satélite. Los diputados procedentes de circunscripciones de fuera de Londres pueden reclamar hasta 24.000 libras por segunda residencia.
Brown devuelve el recibo del fontanero
Brown se ha apresurado a pagar el recibo de un fontanero que había cobrado dos veces a cargo de los contribuyentes. Lo mismo ha tenido que hacer Jack Straw, ahora ministro de Justicia, que ha devuelto 1.700 libras que había recibido indebidamente por sus gastos en el impuesto municipal de vivienda.
Por su parte, el titular de Empresas y Negocios, Peter Mandelson, pasó gastos de reforma en el domicilio de su circunscripción electoral por valor de 3.000 libras una semana después de anunciar que dejaría su escaño en los Comunes. Luego vendió la casa así mejorada por 136.000 libras.
El ministro de Exteriores, David Miliband, gastó cientos de libras en jardinería en la casa de su circunscripción electoral, lo que fue acogido con extrañeza por el propio jardinero, que llegó a advetirle si le merecía emplear tanto dinero “dado el relativo poco tiempo” que emplearía allí.
Los detalles más embarazosos afectan a trece ministros. Al parecer, la información confidencial sobre los gastos de los diputados fue obtenida por alguien que la ha estado intentando vender a la prensa, por un supuesto precio de 300.000 libras...Y al igual que aquí, el pueblo que se joda.