lunes, 19 de diciembre de 2016

Por qué la AIT desfedera a la CNT



Por qué la AIT desfedera a la CNT

No, la AIT no está muerta, y el tiempo se encargará de demostrarlo. Por ahora la AIT se ha quedado sin sección en España, pero eso es algo en lo que ya estamos trabajando. El Congreso de Benissa ha concluido positivamente y ya se están dando los pasos para continuar la Re-Estructuración de la CNT-AIT en España. Dentro de no mucho, volverá a haber una sección española de la AIT y una CNT-AIT que será lo que siempre ha sido y nunca debió dejar de ser."
 Dados los bulos y mentiras que están acompañando últimamente la salida de la CNT de la AIT, publicamos este texto para aquellos que quieran saber el verdadero motivo por el que esto sucede.

Finalmente, ha ocurrido lo inevitable: la CNT ha sido dada de baja de la AIT en el Congreso de Varsovia, cuya celebración acaba de concluir. Decimos que ha sido dada de baja porque decir que ha sido expulsada no sería correcto, ya que ha sido la propia CNT la que se ha colocado con sus actos fuera de la AIT. Por desgracia, circulan por Internet y fuera de Internet todo tipo de versiones sobre la separación entre la CNT y la AIT. Una vez más vemos como el buen nombre de la Internacional es difamado por aquellos que, al más puro estilo marxista, quieren destruirla simplemente porque no pueden controlarla, y una vez más no vamos a callar ante la repetición de ciertas falsedades que defienden algunos de los partícipes de la deriva posibilista y contra-revolucionaria que sufre hoy día la CNT.

Para empezar, hay que aclarar que ha sido la CNT la que ha obligado a la AIT a dar este paso. Tal y como ya se ha explicado por activa y por pasiva, la CNT ha caído en una espiral de autoritarismo, verticalismo, derroche y corrupción de la que va a ser difícil que se recupere, y la camarilla que controla la CNT, no contentos con ese control, han intentado también hacerse con el control de la AIT para extender ahí la degeneración ideológica que se ha extendido por la CNT. Por fortuna, en la AIT todas las secciones son iguales en votos aunque no lo sean en afiliados, y eso ha servido para impedir que la CNT saque adelante sus propuestas, ya que sólo otras dos secciones (la FAU alemana y la USI italiana) respaldan las mismas.

Quienes atacan a la AIT desde la CNT sostienen que el motivo por el que ambas organizaciones se han separado arranca con la expulsión de la FAU de la AIT, y afirman que esa expulsión fue decidida unilateralmente por el actual Secretariado de la AIT, residente en Polonia, personalizando en su actual Secretaria General la decisión. Sin embargo, dicha decisión en realidad sólo ponía en práctica un acuerdo anterior, que para más inri se acordó a propuesta de la propia CNT cuando ésta todavía no se había convertido en lo que es a día de hoy. Ese acuerdo obligaba al Secretariado de la AIT a desfederar a FAU si éstos volvían a boicotear el crecimiento de las secciones de la AIT, cosa que hicieron reiteradamente en Polonia, donde ya existía una sección de la AIT pero FAU decidió ignorarla y trabajar conjuntamente con otra organización sindical ajena a la AIT y al anarcosindicalismo. Posteriormente la AIT ratificó la expulsión de FAU.

En cuanto a la Secretaria de la AIT, es un cargo rotativo y en esta ocasión le tocó a ella estar al frente cuando FAU volvió a incidir en sus prácticas de boicot a la AIT, y por este motivo se ha convertido en víctima de una campaña de acoso y derribo en la que se han utilizado todo tipo de difamaciones. La compañera que ostenta el cargo ha viajado por medio mundo para dar a conocer la existencia de la AIT y su idiosincrasia, ha realizado una labor de traducción y difusión encomiable, y fruto de todo ese esfuerzo se han producido dos adhesiones más a la AIT en el Congreso de Varsovia y se están debatiendo otras tres en el próximo. Una buena prueba de que la AIT está intentando extender su implantación en el mundo, es el hecho de que el politburó que controla la CNT decidió hace tiempo dejar de transmitir a la militancia los boletines internos de la AIT, para que no se enteraran de lo que ocurría en la Internacional.

Con la expulsión de la FAU, la CNT se declaró en rebeldía contra la AIT y se negó a pagarle la parte de la cuota proporcional que todas las secciones pagan por afiliado. Esta situación se prolongó durante un par de años, y a pesar de todo la AIT no tomó ninguna medida contra la CNT. Esto pone en duda otra de las mentiras más difundidas: que la AIT existe gracias al dinero de la CNT, y que depende económicamente de ella. Si eso fuera cierto, la AIT habría expulsado a la CNT en cuanto ésta le dejó de pagar las cuotas, ya que en ese momento habría perdido el único motivo por el que acogía en su seno a la CNT; sin embargo, no fue así. La AIT no tomó ninguna medida contra la CNT, porque si la AIT aceptaba a la CNT no era por su dinero, en contra de lo que algunos malintencionados repetían una y otra vez. Y desde luego, no se disolvió: la AIT siguió existiendo y sigue existiendo a pesar de todo.

Merece la pena profundizar en el asunto de la cuota y el dinero porque sobre este tema hay bulos y medias verdades difundidas una y otra vez por quienes atacan a la AIT. Hace poco se publicaba un artículo en el que se afirmaba, literalmente, que el motivo por el que la CNT no pagaba las cuotas a la AIT era por “tener que hacer frente al pago inesperado de 500.000 € debido a un accidente”. Esto es una burda invención. La CNT dispone de dinero de sobra para pagar la cuota a la AIT, que es de tan sólo 1$ por afiliado (aproximadamente 0,7€ de los 10€ que cada afiliado paga como cuota). El pago de esa gran suma que mencionan no salió de las cuotas, sino de los fondos de Patrimonio. Y además, la CNT nunca solicitó una exención de pagos a la AIT, que es lo que habría hecho si de verdad no tuviera dinero para pagar las cuotas.

Lo cierto es que la CNT lleva años derrochando dinero innecesariamente. El presupuesto del X Congreso de Córdoba rondaba los 80.000€, cifra totalmente desorbitada que multiplicaba por veinte los gastos del anterior congreso en Perlora. Los gastos de celebración del Centenario fueron todavía mayores. Hay sindicatos que han pedido a los fondos del Patrimonio Histórico medio millón de euros para comprar un local. El polémico Gabinete Técnico Confederal, cuyo pago es obligatorio para todos los sindicatos recurran a él o no, cuesta continuamente decenas de miles de euros de las arcas de la CNT, cada vez más mermadas; y encima, ese dinero va a pagar a una cooperativa que se negó varias veces a llevar conflictos sindicales de CNT porque afirmaban estar saturados, pero luego se supo que sí llevaban conflictos de otros sindicatos. A partir del X Congreso se hizo habitual que los secretarios cargasen a las cuentas de la CNT todos los gastos de sus viajes, y en muchas ocasiones algunos de ellos no optaron precisamente por alojarse en la pensión más barata o en casa de un compañero, ni tampoco por comerse un bocadillo. Total, luego no tenían que rendir cuentas…

El caso más grave fue el descubrimiento de que el exsecretario general Pedro Serna (de Valladolid) llegó a usar la tarjeta de la cuenta bancaria de la CNT para sacar dinero para sus propios fines, en retiradas que llevaba a cabo a las tantas de la madrugada, con frecuencia coincidiendo con días festivos (lo cual da una idea de la finalidad de dichos retiros) y que llegaron a suponer un total de veinte mil euros robados a la CNT. Pero lo peor es que si esto se descubrió fue únicamente por diferencias personales entre el actual Secretario General, Martín Paradelo, y el Secretario saliente; fueron esas diferencias lo que motivaron al primero a pedir las cuentas al segundo, cosa que nadie esperaba que sucediera porque eso de que los comités rindan cuentas a las asambleas ya forma parte del pasado de la CNT pero no de su presente.

Hubo sindicatos que protestaron ante todos estos desfalcos y derroches. Fueron acusados de todo tipo de cosas por el sector amarillo de la CNT. Ese mismo sector que a día de hoy tiene la desvergüenza de criticar a la AIT porque, según ellos, supone una sangría económica terrible para la CNT. Una de las afirmaciones que más se pueden escuchar a día de hoy por parte de estas personas, es que por fin la CNT se ha librado de la AIT, y que ahora esos 36.000€ anuales que la CNT pagaba a la AIT se podrán destinar a mejores fines, como cajas de resistencia para las huelgas. En primer lugar, ese dinero ya hace un par de años que estaba disponible para esos fines porque hace un par de años que no se le paga a la AIT, como ya hemos visto. En segundo lugar, ¿cómo se puede llamar “sangría” a esa cantidad en una organización que derrocha el dinero de esta manera? Y en tercer lugar, si finalmente se forma esa Internacional paralela cuyo proceso de creación ha comenzado en Barakaldo, ¿con qué la van a financiar si no es con la misma cuota que estaban destinando a la AIT?


Si la CNT no ha hecho frente recientemente al pago de las cuotas a la AIT no es por incapacidad, sino porque no le ha dado la gana. Así de claro. De hecho, muchos de los sindicatos críticos que hay en CNT, hartos de la forma en que se derrochaba el dinero en otras cuestiones y se negaba a la AIT el que le correspondía, respondieron con la misma moneda y se negaron a cotizar a la CNT. Ésta terminó desfederando a algunos de esos sindicatos por ese motivo, con “deudas” que en algunos casos ni siquiera alcanzaban las cuatro cifras. ¿De cuánto es la deuda que acumulaba la CNT con la AIT?

Y aun así, la AIT no llegó a expulsar a la CNT, sino que se conformó con instar a que depusiera su actitud insolidaria y cotizara como todo el mundo. Pero la CNT no estaba dispuesta ni a cotizar ni a irse de la AIT sin más: tenían que llevarse consigo a cuantos más mejor. Por suerte para el anarcosindicalismo, sólo ha conseguido arrastrar consigo a dos secciones, puede que tres. Tendrán que conformarse con otras organizaciones ajenas a la AIT (e incluso no desfavorables a la participación en elecciones sindicales) que se han presentado en Barakaldo. Muchas de ellas tampoco son precisamente boyantes en cuanto a afiliación y actividad, pero entendemos que a ellas se les perdonará mientras no se opongan a la voluntad de CNT. Si es que se suman a ese proyecto, claro está; muchas de ellas sólo han ido a nivel informativo. En cualquier caso, esta ha sido la gota que definitivamente ha colmado el vaso, y es por eso por lo que al final la CNT ha sido dada de baja en la AIT: por boicotear y sabotear el trabajo de la AIT formando una Internacional paralela.

No queremos terminar sin tratar otro de los argumentos que más se repiten contra la AIT: que la CNT tiene más afiliados que muchas de las demás secciones juntas, y que entre CNT, FAU y USI conforman el 90% de la afiliación. En primer lugar, esas cifras están obviamente exageradas y no se ajustan a la realidad. En segundo lugar, en la CNT una parte no desdeñable de su afiliación todavía es afín a la AIT y es muy crítica con todo lo que está ocurriendo. Habrá que ver cuántos afiliados conserva la CNT si el proceso de purga que están llevando a cabo continúa. Por el momento parece que ellos mismos se han dado cuenta de esto, ya que algunos de los sindicatos reformistas ya empiezan a posicionarse contra la caza de brujas que se ha estado llevando a cabo hasta ahora.

Y en tercer lugar, si bien es cierto que esas tres secciones (sobre todo la CNT) son las mayores en afiliación y suponen la mayoría de los afiliados de la AIT (aunque lejos del 90%), hay que hacer esa distinción obligada: “en afiliación”. Cualquiera que haya militado en la CNT sabe que en las últimas décadas siempre ha existido esa diferencia entre el afiliado y el militante. El afiliado es el que se limita a tener el carné y pagar su cuota. Si tiene algún conflicto viene a que se le asesore y ayude, pero rara vez acude él a ayudar a los conflictos de los demás. Si acaso alguna vez asiste a alguna manifestación y poco más. El militante es el que va a abrir el local, ocupa con mayor o menor frecuencia las secretarías, saca adelante el trabajo, está presente en las manifestaciones y concentraciones… En definitiva, el militante es el que da la vida al sindicato.


Muchos sindicatos adheridos a la CNT, sobre todo en las grandes ciudades, tienen una afiliación que no se corresponde en absoluto con sus militantes. Ya se ha hablado del SOV de Valencia, que tenemos la desgracia de conocer bien. En ese sindicato, que declara tener cientos de afiliados, sabemos por antiguos miembros del mismo que sus asambleas no suelen reunir más de una docena de personas. Este problema también se da en sindicatos que aún resisten a esa degeneración ideológica, pero al menos tratan de combatirlo en lugar de adaptarse a él.


Existe en el mundo sindical una división entre dos tipos de sindicalismo: el de servicios, orientado a los afiliados, en el que a éstos sólo se les pide que paguen su cuota, apenas existe militancia y ésta se suple con asalariados a los que se contrata para llevar a cabo esas tareas, se recurre casi exclusivamente a la acción judicial y no a la acción directa… Y el de militantes, en el que lo más valioso que alguien puede aportar al sindicato es su tiempo, se evita la contratación de profesionales para ahorrar dinero y para no poner al sindicato en el rol de explotador, se enfatiza la acción directa aunque también se use la acción judicial, etc. Es obvio cuál de los dos modelos es el correcto para el sindicalismo revolucionario y cuál no lo es.

El problema es que convertir a los afiliados en militantes es muy complicado, y de hecho la mayoría de las veces no se consigue. Por eso, muchos han tirado la toalla y han optado por que la CNT se convierta en un sindicato de servicios. En el contexto económico y social en el que nos encontramos, un sindicato de servicios puede conseguir victorias en conflictos sindicales con un menor desgaste y esfuerzo que un sindicato de militantes, y por ello muchos sindicatos abocados a este modelo parecen más eficientes, más prácticos, aunque sean totalmente inútiles desde una perspectiva revolucionaria.

Muchos de los sindicatos que tienen un funcionamiento más propio de un sindicato de servicios que de uno de militantes, ahora cobran las cuotas a sus afiliados a través del banco, por lo que éstos ya ni siquiera tienen que ir a una asamblea de vez en cuando para pagar: se les cobra la cuota aunque no se les vea el pelo desde hace meses o incluso años. De esta forma las cifras de afiliados suben exponencialmente, aunque no sean militantes. Y eso por no hablar de los escándalos de corrupción por compra de votos, que darían para un artículo aparte. La CNT tiene un porcentaje muy importante de “afiliación fantasma”.

La CNT se enorgullece de ser la organización con más afiliados de la AIT, pero ni tiene tantos como dice, ni todos los que tiene aportan algo a la CNT aparte de la cuota. Y encima, de los que sí lo hacen, algunos son críticos y están a un paso de irse o de ser expulsados. Si sumamos a esto el hecho de que, desde su legalización en los años setenta, la CNT ha perdido el 95% de su afiliación (y esta cifra no es exagerada en absoluto, puede que se quede corta) y se ha estancado totalmente, resulta ridículo que se esgrima el argumento de la afiliación como un motivo por el cual la CNT tenga que tener el control de la AIT, o que se diga que sin la CNT la AIT está muerta.

No, la AIT no está muerta, y el tiempo se encargará de demostrarlo. Por ahora la AIT se ha quedado sin sección en España, pero eso es algo en lo que ya estamos trabajando. El Congreso de Benissa ha concluido positivamente y ya se están dando los pasos para continuar la Re-Estructuración de la CNT-AIT en España. Dentro de no mucho, volverá a haber una sección española de la AIT y una CNT-AIT que será lo que siempre ha sido y nunca debió dejar de ser."