Ni el G20 ni el G8 ni otros foros van a resolver el problema de la crisis. Estamos atravesando una de las peores crisis económicas, pero no es nuevo que el mundo esté en crisis . Las guerras, las hambrunas son algo conocido. Lo único novedoso es que ahora esta crisis ha llegado a los países ricos. No se trata de una crisis económica sin más, se trata de una crisis del sistema.
Esta crisis ha comenzado en el sector bancario pero sus causas son muy profundas, en realidad las economías de los estados capitalistas viven a crédito desde hace treinta años. Las empresas se endeudan por encima de sus posibilidades, los Estados se endeudan también, por encima de sus posibilidades para afrontar guerras, aumentar su ámbito de influencias... y se ha empujado sistemáticamente al ciudadano a endeudarse, la única manera de mantener artificialmente un crecimiento económico.
La causa de la presente crisis es clara, la avaricia de los capitalistas por querer acaparar más sin control ninguno; el aumento del valor de las cosas por encima del valor real, negociar con lo que aún no se ha producido. Las consecuencias de ello las estamos sufriendo con el paro, el terrorismo patronal con los “accidentes laborales”, el despido masivo de trabajadores para hacer el mismo trabajo con menos personas, además de bajar los salarios y de sacar modalidades nuevas de contratación cada vez de mayor precariedad, y la falta de movimiento de dinero, de todo lo cual somos los principales damnificados.
La historia nos dice que el capitalismo ha ido de una crisis a otra, y con una buena guerra para salir de ella (eliminando a sus rivales, empresas infraestructuras, lo que permite un buen reimpulso económico). En realidad las crisis son también un período que aprovechan los grandes para eliminar o absorber a los más débiles. De esta manera la crisis refuerza la concentración de capital en manos de un número aún más pequeño de multinacionales, ¿cuál será la consecuencia?. Estos super-grupos tendrán aún más medios de eliminar o empobrecer la mano de obra y así convertirse en una competencia aún más fuerte. Estamos otra vez en la casilla de salida.
Los gobiernos están hablando de que la solución está en sentar el capitalismo sobre bases éticas; pero esto no es posible dado que el capitalismo se apoya en tres principios:
1.- La propiedad privada de los grandes medios de producción y de financiación. No es la gente la que decide, sino las multinacionales.
2.- La competitividad: ganar la guerra económica, es decir, eliminar a la competencia.
3.- El máximo beneficio: para ganar esta batalla no basta con tener unos beneficios razonables, sino que se necesita una tasa de beneficios que permita distanciar a las empresas de la competencia. El capitalismo no es sino la ley de la selva.
¿Dónde está la ética?
Lo que los Estados están haciendo, es permitir que las ganancias queden en las manos privadas de las empresas (los trabajadores por más dinero que ganen las empresas, estamos sujetos a un salario fijo) y, cuando éstas no han ganado todo lo que esperaban se socializan las pérdidas, sacando el dinero del erario público (dinero de los trabajadores) para “reflotar” las economías de las empresas... Es decir, en dos palabras: se llevan nuestro dinero, y se lo llevan muerto. Nos vuelven a robar por segunda vez ( 1º no pagándonos lo que corresponde ni dándonos parte de los beneficios extra y 2º llevándose el dinero de la hucha pública de los trabajadores que en vez de invertir en sanidad, educación, transporte...pasa al uso y disfrute de los ricos, y sin nuestro permiso).
La economía española ha entrado en recesión. El PIB (producto interior bruto) está en valores negativos. Lo que representa que en nuestro país no se crea riqueza.
Hemos atravesado más de una década de “bonanza” económica, y los índices de crecimiento aumentaron muchísimo (aunque de esto no se beneficiaron los trabajadores). Hasta el punto de que el estado español pretendía entrar en el grupo de los países más ricos del mundo. Siempre nos han dicho que el esfuerzo productivo de la clase trabajadora se vería reflejado en la sociedad para llegar al “Estado del bienestar” donde toda la población podría disfrutar y tener cubiertas todas las necesidades básicas. Por el contrario los derechos básicos garantizados en la Constitución, como son, por ejemplo: la vivienda y el trabajo, son papel mojado porque para acceder a una vivienda tenemos que hipotecar nuestra capacidad productiva de 20, 30 o más años, y algunos ni siquiera tienen margen de crédito por el aumento desenfrenado de los precios. Y, respecto al trabajo: es vergonzoso el índice de paro que estamos alcanzando. Los gobiernos que hemos sufrido no han sido capaces de acabar con el paro; muy al contrario cada reforma laboral que se ha planteado (y eso que eran tiempos de “bonanza”) ha supuesto una merma en los derechos de los trabajadores y más precariedad e inestabilidad laboral, hasta el punto que ya no hemos podido consumir los productos que ellos nos venden y que nosotros mismos fabricamos.
Los bancos y las entidades financieras viven de nuestra capacidad de endeudamiento (aplicando intereses de usura) y, si algún ahorro tenemos, produce una baja rentabilidad, aplican altas comisiones, nos dan una información compleja, ambigua que ni el economista más avispado puede descifrar. Cada semana se conoce un nuevo caso de abuso o engaño al ahorro de las familias objeto de comercialización de productos que esconden “trucos”, dado que no existe una verdadera transparencia ni control de las instituciones, ni existen normas ni leyes de protección de los ahorradores.
Resultado de esto es la no resolución de fraudes al ahorro en España, como:
La agencia de valores AVA (1998), Investahorro (1999), Gescartera 2001), Terra (2003), RuralCaja(2004), siguen sin solución tras años de periplo judicial, y sin que a fecha de hoy se haya dado una solución a los mismos los escándalos y fraudes. Continúan:
· Forum, Afinsa y Arte y Naturaleza: empresas que han captado ciento de miles de millones de euros del ahorro de muchos españoles.
· Martinsa-Fadesa: ha dejado a 234 trabajadores en la calle porque dice no tener liquidez cuando su dueño Fernando Martín tiene una fortuna valorada en miles de millones de euros. La suspensión de pagos de Martinsa-Fadesa, con su lentitud, mantiene sin vivienda y sin ahorros a muchas familias. Las Comunidades Autónomas toleraron el incumplimiento de la obligación de la empresa de tener un seguro o aval que garantice a los consumidores la recuperación de las cantidades pagadas, por lo que ahora deben afrontar sus responsabilidades y dar una solución justa y eficaz.
· Lehman Brothers: más de 20 bancos y cajas vendieron productos de esta compañía de forma fraudulenta, indiscriminada y sin información.
· Fondo Santander Banif Inmobiliario: la nefasta gestión del banco Santander y la inactividad del Control Nacional del mercado de Valores ha hecho que 50.000 familias paguen con sus ahorros el desplome de la burbuja inmobiliaria.
El capital financiero se alimenta del engaño a través de la publicidad engañosa, “fondos garantizados”, “acciones preferentes” sin explicar de forma sencilla y clara a qué tipo de operaciones está accediendo el cliente y los riesgos de las mismas.
¡Cómo podemos defendernos de todo esto, cuando todo en este sistema está organizado para beneficio de los capitalistas a los que todo se les hace poco, cuando disponen de los sindicatos amarillos que cobran del Estado convirtiéndose, a su vez, en empresas especuladoras con liberados (profesionales del sindicalismo) que nunca irán contra los intereses de quien los mantiene y que se llenan los bolsillos con subvenciones!. Éstos, a través de los comités de empresa, mercadean con nosotros utilizándonos de moneda de cambio para obtener poder influencia y dinero. Y esto se mantiene sea cual sea el partido que gobierne porque hablar de izquierda y derecha en estas condiciones es secundario, ¿dónde acaba una y empieza otra cuando se trata de defender el poder que te da el ser gobernante?.
El poder corrompe, por eso los estados y sus gobiernos intentan controlar, reducir o eliminar la disidencia, y acabar con el tejido asociativo, sobre todo con el que intenta que el pueblo se autoorganice de una forma horizontal, no jerárquica, creando estructuras y organizaciones que defiendan y amplíen los derechos conquistados. Para ello emplean de forma masiva sus medios de formación de masas (mal llamados “medios de comunicación”), sus sistemas educativos, sus religiones,… Y al que aguante ese lavado de cerebro y siga pensando en la libertad, la igualdad, la solidaridad le echan encima sus cuerpos represivos (policías y militares).
¡Ya está bien!: nosotros sufrimos y ellos se benefician. No podemos seguir creyendo sus buenas palabras; nos llevan engañando mucho tiempo y, dejándonos llevar, las cosas no van a cambiar. Debemos cambiar el estado de las cosas o, al menos, luchar por ello.
Negarnos a que el peso de la crisis recaiga sobre nosotros, trabajadores todos. ¿Dónde está el dinero fruto del esfuerzo de la clase trabajadora?. Ha de reinvertirse en la sociedad para el beneficio de todos. Si no quieren, debemos plantarnos de una vez por todas y darnos cuenta de que debemos enfrentarnos a los poderes que nos someten. Ya está bien de engaños y buenas palabras.
La alternativa no es otra que la participación directa de los trabajadores en sus propios asuntos, sin delegar en liberados y burócratas sindicales de ningún tipo. Para ello existe un modelo organizativo que ya funciona con éxito: las Secciones Sindicales, formadas por los trabajadores afiliados al sindicato anarcosindicalista en la empresa (la CNT), sin necesidad de elecciones sindicales, porque su herramienta es la asamblea de trabajadores en la que se toman todas las decisiones que harán valer a través de su delegado (elegido también en la asamblea) ante la empresa. Estos delegados no tienen ningún privilegio o condición laboral que lo distinga del resto de los trabajadores y puede ser revocado por la asamblea cuando se estime conveniente. La Coordinación entre Secciones Sindicales de un mismo ramo les confiere una fuerza de negociación que la Patronal conoce y teme. Porque la Sección Sindical es la presencia del sindicato en la empresa. De este modo los problemas de uno son los problemas de todos. Es decir: no media ningún interés ajeno al de los trabajadores.
Pensamos que la emancipación personal y social pasa por potenciar la organización del pueblo desde la igualdad, la libertad, la autogestión y el federalismo, entendiendo que el enfrentamiento con el monstruo del poder y sus acólitos pasa por la acción directa y solidaria sin jefes ni dirigentes, con el concurso y la capacidad de todos y cada uno de los afectados por situaciones de opresión y explotación… Y sin delegar en nadie que pueda usurpar la voluntad popular.
F.A. Ibérica