Navantia sigue en pérdidas. Los astilleros españoles, de los que tres están en la Bahía de Cádiz, recortan sus números rojos con respecto a 2020, pero no dan beneficios. La Sociedad Española de Participaciones Industriales (SEPI), a la que pertenece esta empresa pública, presentará en los próximos días el balance contable de 2021 de este holding integrado por las sociedades estatales.
De momento, no han trascendido los datos oficiales, pero sí que hay estimaciones sobre algunos resultados económicos. Así, Navantia ha mejorado sus cuentas, pero aún sigue sumergida en el pozo de las pérdidas. La construcción de las corbetas saudíes en San Fernando, la reparación de cruceros, la obra eólica-marina que se desarrolla en Fene para el parque Saint Brieuc, el desarrollo de las nuevas fragatas F-110 para la Armada Española y los movimientos comerciales en el plano internacional para ganar nuevos contratos a golpe de alianzas estratégicas, amén de su apuesta por las renovables y el desarrollo del submarino S-80, han permitido una inyección económica en sus cuentas que aún resulta insuficiente para un balance económico en positivo.
El objetivo de la compañía tras la firma en diciembre de 2018 de su plan estratégico, el denominado o Astillero 4.0, era lograr modernizar las factorías, hacerlas más competitivas, rejuvenecer su plantilla y diversificar el negocio orientando sus acciones hacia la eólica. Esta apuesta puede dar sus primeros frutos económicos a partir de 2024, una vez que el equipo comercial, que ha abierto oficinas en Miami para la captación de obras de cruceros y en Arabia Saudí para mantener el contacto directo con este cliente potencial, consolide su estrategia internacional.
Navantia encadenó en 2020, último balance contable del que se tiene constancia, trece ejercicios consecutivos en números rojos. Solo en 2007, el año de la refundación de la antigua Izar a Navantia, logró 159.000 euros de beneficio.La compañía naval solo logró un escueto beneficio en 2007, justo cuando se refundó tras la reconversión de Izar
La situación se ha agravado en los últimos cinco años (entre los años 2016 y 2020), en el que se han anotado unas pérdidas totales por valor de 1.061 millones de euros tras marcar un récord en 2017, ejercicio que cerró con un resultado negativo por importe de 296 millones de euros.
Navantia redujo sus pérdidas en 2020, el año de la pandemia, y cerró el ejercicio con un saldo negativo de 137,7 millones de euros. Cabe recordar que las pérdidas de los astilleros públicos han ido a más en la última década. Navantia perdió 78, millones de euros en 2012 y recortó hasta los 57,7 millones en 2013 y los 29 millones en 2014, sin embargo, los efectos de la crisis y la inactividad le pasaron factura en 2015 con un déficit de 160 millones de euros, que se disparó en el ejercicio de 2016 con 303 millones de euros en pérdidas.
Posteriormente, sumó pérdidas por valor de 296 millones en 2017 y de 224 millones en 2018 hasta situarse en 2019 en 173 millones. La curva desciende hasta los 137,7 millones de 2020 y se estima ahora que los resultados de 2021 serán algo mejores.
El Gobierno quiere atajar la hemorragia de pérdidas que arrastran las empresas públicas que gestiona la SEPI. La entidad, dependiente del Ministerio de Hacienda, cerró 2020 con pérdidas por valor de 421 millones, que casi duplican los 237 que perdió en el ejercicio anterior. Navantia, Correos, Hunosa y Agencia EFE contribuyeron con sus números rojos al resultado final, especialmente las dos primeras. Solo Tragsa y la participación en Red Eléctrica (tiene el 20% del capital), mitigaron el golpe. También las participaciones en Airbus e Indra aportaron resultados negativos de 46,7 millones y 24,6 millones, respectivamente.
Pese a este empeoramiento de sus resultados, el Ministerio de Hacienda prevé que la SEPI corte la hemorragia de perdidas en 2021. Según recogen los Presupuestos Generales del Estado (PGE)para 2022, la SEPI se anotará unas pérdidas por valor de 27 millones de euros, dando por hecho un tijeretazo a los números rojos que arrastra Navantia.
En las cuentas públicas figuran dos partidas millonarias de Navantia en su astillero de Ferrol. Se trata del nuevo taller de fabricación de subbloques, al que prevé destinar 51,3 millones de euros para su construcción, y del pistoletazo de salida a las F-110. En concreto, el Gobierno ha destinado este año 121,8 millones de euros para las fragatas. De hecho, arrancó el pasado marzo en el astillero gallego la construcción de la primera de las cinco unidades encargadas por la Armada Española.