martes, 25 de marzo de 2008

Deforestación tropical y sus consecuencias



La deforestación tropical provoca alrededor de una quinta parte de las emisiones de gases de efecto invernadero totales, una cantidad mayor que las producidas por el sector mundial de transporte. Aunque los bosques tropicales cubren sólo el 7% de la superficie terrestre, almacenan enormes cantidades de carbono, y este hecho les convierte en un colchón contra el cambio climático. Según estimaciones del Gobierno Federal Brasileño más del 90% de la madera procedente de la Amazonia se extrae de una manera no sostenible. Se estima que entre el 63-80% de la madera procedente de la Amazonia es de tala ilegal. Y la explotación maderera es, de manera generalizada, la primera fase de un proceso de desmantelamiento de la selva: los caminos abiertos para sacar la madera son utilizados como vías de colonización y transformación de lo que queda de selva en pastos para el ganado o cultivos de soja. Las compañías madereras que operan en la Amazonia han sido multadas en numerosas ocasiones (el caso más grave recibió dos multas de cerca de un millón de dólares en el 2007), tienen planes de gestión forestal cancelados, están acusadas de actividades ilegales relacionadas con su actividad maderera (incumplimiento de leyes, falsificación de documentos y blanqueo de madera), el robo de tierras y la tala en tierras públicas y tramitación de madera ilegal procedente de la deforestación. Algunas de estas compañías han sido incluso acusadas de estar involucradas en violencia e intimidación, incluyendo amenazas de muerte y corrupción. Estas empresas vinculadas con la tala ilegal son habituales proveedoras de madera tropical al mercado español y están asentadas en el estado brasileño de Pará, de donde procede más del 86% de la madera tropical importada por el sector español de la madera. En las pasadas semanas se ha podido documentar como madera de algunas de esas empresas ha sido desembarcada en dos puertos gallegos, el Puerto de Vilagarcía (Pontevedra) y Ferrol (A Coruña). La madera había sido comprada por empresas gallegas como Maderas del Noroeste S.A., Maderas Peteiro S.L. y Maderas del Umia S.L. Como importador de casi la mitad de la madera procedente de la Amazonia brasileña, la Unión Europea tiene una responsabilidad especial. Para poder detener la devastación del Amazonas, la UE debe adoptar una legislación que garantice que toda la madera que entre en su mercado proceda de fuentes legales y de bosques controlados. Dicha legislación contribuiría a frenar la deforestación y a garantizar un uso sostenible y justo de los recursos forestales en el mundo. Si la Unión Europea se toma realmente en serio la lucha contra la deforestación y la prevención de los efectos del cambio climático, debe legislar inmediatamente para que se garantice que todos los productos de origen forestal presentes en el mercado provengan de fuentes legales y de un buena gestión forestal. El informe “Situación de los bosques del mundo 2007” publicado por la Organización Mundial para la Agricultura y la Alimentación (FAO) cifra en 13 millones de hectáreas la pérdida anual de bosques en el mundo (algo más que la cuarta parte de la superficie de España). El informe también señala que la explotación forestal ilegal está aumentando y que la disminución constante de bosques primarios tropicales es motivo de grave preocupación. Brasil fue el país que perdió más superficie forestal en el periodo 2000-2005 (3,1 millones de hectáreas destruidas). Por último, la FAO advierte que la desaparición de bosques produce el 18% del dióxido de carbono liberado anualmente a la atmósfera, incrementando el efecto invernadero.