Contundente estudio que reflega la estrepitosa caida entre los más jovenes de la iglesia catolica, por su retrograda política.
Los jóvenes católicos practicantes pasaron de 18 a un 10 por ciento y los no practicantes del 59 al 39 por ciento en un década.
La mitad de los jóvenes se definen como ateos, agnósticos o indiferentes ante la Iglesia Católica en el estado español.
Esto ha llevado a una pérdida “no sólo de la religión, sino de la cultura católica en el estado” y posiciones cada vez más alejadas del cristianismo por parte de los chic@s.
“Las tres oleadas de secularización de las conciencias”, hay un trasvase de católicos practicantes y no practicantes a posiciones más alejadas de la religión.
En una década, entre 1994 y 2005, los jóvenes católicos practicantes pasaron de un 18 a un 10 por ciento y los no practicantes del 59 al 39. Simultáneamente, los ateos, indiferentes y agnósticos pasaron del 22 al 46 por ciento.
“El ateísmo de los mayores es duro, activo, militante, de enfrentamiento, de queja frente a la Iglesia. En los jóvenes, acostumbrados a vivir en un medio variopinto, es una posición más suave, pluralista y tolerante”.
En pocos años, el número de parejas que deciden casarse por la Iglesia y el de los que optan por ceremonias civiles se ha igualado.Se mantiene la tradición del bautismo, que reciben tres de cada cuatro ciudadan@s, aunque el 46 por ciento de ell@s lo hace por costumbre.
En cuanto a los rituales en torno a la muerte, los mayores prefieren el entierro y los más jóvenes la incineración.
La gran mayoría de los católicos no parece seguir las directrices de la Iglesia en comportamientos políticos, económicos, profesionales o sexuales.
Actualmente, ocho de cada diez ciudadanos del estado español consideran aceptable vivir en pareja, siete de cada diez aceptan el divorcio y seis de cada diez el matrimonio entre personas del mismo sexo.
La adopción por homosexuales divide la opinión, ya que el 43 por ciento la cree aceptable y el 41,7 por ciento lo contrario.
Finalmente, el estudio demuestra que, para la sociedad actual, la ética no está asociada de manera exclusiva a tener creencias religiosas.
Los jóvenes católicos practicantes pasaron de 18 a un 10 por ciento y los no practicantes del 59 al 39 por ciento en un década.
La mitad de los jóvenes se definen como ateos, agnósticos o indiferentes ante la Iglesia Católica en el estado español.
Esto ha llevado a una pérdida “no sólo de la religión, sino de la cultura católica en el estado” y posiciones cada vez más alejadas del cristianismo por parte de los chic@s.
“Las tres oleadas de secularización de las conciencias”, hay un trasvase de católicos practicantes y no practicantes a posiciones más alejadas de la religión.
En una década, entre 1994 y 2005, los jóvenes católicos practicantes pasaron de un 18 a un 10 por ciento y los no practicantes del 59 al 39. Simultáneamente, los ateos, indiferentes y agnósticos pasaron del 22 al 46 por ciento.
“El ateísmo de los mayores es duro, activo, militante, de enfrentamiento, de queja frente a la Iglesia. En los jóvenes, acostumbrados a vivir en un medio variopinto, es una posición más suave, pluralista y tolerante”.
En pocos años, el número de parejas que deciden casarse por la Iglesia y el de los que optan por ceremonias civiles se ha igualado.Se mantiene la tradición del bautismo, que reciben tres de cada cuatro ciudadan@s, aunque el 46 por ciento de ell@s lo hace por costumbre.
En cuanto a los rituales en torno a la muerte, los mayores prefieren el entierro y los más jóvenes la incineración.
La gran mayoría de los católicos no parece seguir las directrices de la Iglesia en comportamientos políticos, económicos, profesionales o sexuales.
Actualmente, ocho de cada diez ciudadanos del estado español consideran aceptable vivir en pareja, siete de cada diez aceptan el divorcio y seis de cada diez el matrimonio entre personas del mismo sexo.
La adopción por homosexuales divide la opinión, ya que el 43 por ciento la cree aceptable y el 41,7 por ciento lo contrario.
Finalmente, el estudio demuestra que, para la sociedad actual, la ética no está asociada de manera exclusiva a tener creencias religiosas.