lunes, 10 de marzo de 2008

SIDA y discriminación


Si bien el acto de discriminar se reitera a lo largo de los años, las formas concretas en que el mismo se expresa van variando. Hoy no se postula para los enfermos de SIDA el aislamiento externo que condenaba a los leprosos fuera de las ciudades medievales. La segregación opera con mecanismos más sutiles pero igualmente inhabilitantes.

Bajo una supuesta intención humanitaria se postulan exámenes masivos de la polación con fines "preventivos". Exámenes pre-ocupacionales que cierran las puertas del exiguo mercado laboral a los infectados de VIH; obligatoriedad del estudio para los migrantes, que restringe el derecho a circular libremente por los territorios.

Se calcula que aporximadamente el 90% de los 10 a 30 millones de personas infectadas por el VIH en el mundo está en el grupo de edad económicamente productiva. Esta cifra demuestra claramente la incidencia que tiene el SIDA en el área del trabajo. Es necesaria, pues, la imposición inmediata de definición de políticas tanto en las empresas como en el plano de los gobiernos.

La discusión gira en torno a la pertinencia de promover exámenes masivos a los trabajadores. Si bien empresas transnacionales como IBM o Ciba-Geigy se han pronunciado contrarias a su realización por el carácter discriminatorio y estigmatizante, no hay acuerdo general en este punto y se han verificado diversos casos de expulsión del trabajo o impedimentos para ngresar a una determindad empresa en quienes se prueba la condición de portador del VIH.

En el plano de la definición de políticas públicas se pone en evidencia la discusión acerca de quién asumirá los costos de la atención de los afectados por el SIDA. En momentos en que el Estado se desentiende cada vez más de funciones que hasta no hace mucho se re reconocían como indelegables y privatiza amplios aspectos de la vida social, los gastos que demanda la atención del SIDA se inscriben en una suerte de "tierra de nadie". Cabal ejemplo lo constituyen los sitemas de medicina prepaga que no cubren tales servicios y el desborde de la cada vez más comprimida estructura sanitaria pública.


Los casos de discriminación laboral por SIDA son incontables, y crecen cada día de manera exponencial. El siguiente, ocurrido en México, nos sirve de ejemplo.

"Alfonso llevaba cinco años como trabajador eventual en una empresa paraestatal mexicana, cuando se presentó la oportunidad de que se le diera una plaza permanente.

En un país donde la tasa de desempleo se calcula oficialmente en un 30 por ciento, Alfonso tenía buenas razones para estar emocionado. Uno de los requisitos para modificar su situación laboral consistía en una serie de exámenes médicos. Alfonso se sometió a ellos sin ningún problema. "Mi salud era inmejorable, por lo que no tuve ninguna preocupación", explica Alfonso.

Sin embargo, cuál sería su sorpresa cuando sus compañeros de trabajo modificaron de repente su comportamiento hacia él. Algunos incluso le preguntaron sobre su orientación sexual y su estado de salud. La secretaria de la empresa le llamó y le dijo que habían surgido algunos problemas, que el médico le quería realizar otros estudios, pero nunca le dio detalles. Le repitieron algunas radiografías de tórax, "porque según ellos tenía alguna malformación de columna".

"Me llevaron a la capital del país, allá directamente se me realizaron pruebas de sangre, se me interrogó sobre mi vida sexual, indagaron si había sufrido alguna transfusión, e incluso me dieron una incapacidad médica, pero nadie hablaba claramente", recuerda Alfonso. Finalmente, su hermana, quien también presta sus servicios en una de las sucursales de la empresa, le llamó y le pregunó abiertamente: "¿es verdad que tienes SIDA?".

Las pruebas iniciales de Alfonso habían incluido, sin su conocimiento, la de detección del VIH/SIDA. Y antes de que él mismo se enterara, el resultado positivo de su examen se convirtió en un secreto a gritos entre sus colegas. Finalmente la empresa le informó que tenía el virus que genera el SIDA y que no podía seguir trabajando en esa empresa, ni menos aún recibir la plaza definitiva."

La posición de la Iglesias frente al SIDA y la discriminación

A continuación, se encuentra la posición de la iglesia, resumida brevemente del Informe publicado por el Comité Ejecutivo de la Federación Luterana Mundial en junio de 1988.

"La Iglesia debería abrir sus puertas a todos, en forma incondicional, tal como Cristo abrió la puerta a todos, sin tener en cuenta quienes eran o lo que habían hecho. La salvación es dada a todos por gracia, a través de la fe, y no por causa de hechos o comportamientos. Al aceptar a todos, Cristo dio acceso a su perdón y a la nueva vida. Hoy, en su Iglesia, recibimos est vida nueva por medio de la Palabra y los sacramentos. Al excluir a alguien de esta fuente de vida, la Iglesia se hace culpable de la más grave forma de discriminación que existe.

La difusión del SIDA depende de realidades culturales, sociales y económicas. La Iglesia debería cuestionar seriamente su propio papel en el desarrollo que facilito la difusión de la enfermedad, y desafiar a sus propios miembros y a la sociedad para tomar medidas que eliminen actitudes de discriminación y acciones prevalentes en la sociedad.