CNT-AIT. Comité Regional de Andalucía
Hace ahora un año justamente, por mayo de 2008, la CNT celebraba que por fin los gobernantes comenzasen a hablar, abiertamente y sin disimulos, de la crisis que, al menos desde el año anterior, había comenzado a dar signos manifiestamente preocupantes. Por fin se abandonaban los eufemismos: “recesión, desaceleración o crecimiento negativo”. Desde luego, los trabajadores que perdían sus puestos de trabajo o las familias que veían aumentar las dificultades para acabar el mes no caían presos de estos matices lingüísticos. Nuestro sindicato avisaba, a la vez, de que habíamos de “prepararnos para tiempos mucho peores”.
No se equivocaron los pronósticos, de la CNT o de otros muchos, en este sentido. El sistema capitalista nos brinda de cuando en cuando estos períodos de crisis, con diferente intensidad, y contra ellos se procura a sí mismo su propio reajuste, del que suele salir fortalecido a costa, por supuesto, de los trabajadores y las clases más humildes: recordemos la crisis vivida a mediados de los 90, o la del petróleo de los años 70. Pero ésta de ahora parece ser la peor de todas las vividas al menos desde la II Guerra Mundial.
Los más optimistas buscan signos de recuperación en datos macroeconómicos esporádicos e inconexos. Pero las realidades cotidianas y los análisis más coherentes no dan buenos augurios para los próximos dos o tres años. Hace escasos días el propio FMI preveía una caída del PIB español para este año en torno al 3%, con una subida del desempleo, también para 2009, hasta el 17,7% y que puede situarse en torno al 20% el próximo año. Muy poco después hemos conocido los datos de la EPA del primer trimestre de 2009, que ha pulverizado los pronósticos del Gobierno y hecho valer los datos del FMI antes de tiempo: la encuesta de población activa que realiza el INE da un 17,36% de desempleo en España en estos primeros tres meses, cifra que se ve escandalosamente aumentada para Andalucía, donde llega hasta el 24,04% (casi 1.000.000 de parados), la segunda comunidad autónoma con más paro de España, tras Canarias.
Es este aspecto, el del empleo, el que más atenaza a los trabajadores. Los expedientes de regulación y la destrucción de empleo están siendo una realidad mucho más cotidiana y se están produciendo a un ritmo mucho más acelerado de lo habitual, como lo ha sido el engaño empresarial en bastantes de los procedimientos de despido: desde la CNT se ha apoyado a muchos trabajadores a los que se ha querido despedir con míseras indemnizaciones, cuando no han recibido la presión o el acoso para que por sí mismos abandonen el empleo y así ahorrárselo todo. Cuando se ha acabado el tiempo de la bonanza en la que les han rebosado los bolsillos, viene la época de deshacerse de los costes gravosos al modo más económico posible.
La CNT ha salido a la calle no sólo para impedir con su acción directa estos abusos en empresas concretas. Se ha levantado también contra la crisis que padecemos. En Andalucía nuestros compañeros de Lebrija –Sevilla- se movilizaron junto a otras asociaciones exigiendo medidas anticrisis a la Corporación municipal (regulación de la bolsa de empleo local) para atenuar en lo posible la lacra del paro en la localidad; en Madrid nuestros compañeros se organizan en una Asamblea de parados: son ejemplos de una organización que no permanece inmóvil en las actuales circunstancias.
Como acto central, los sindicatos andaluces se sumaron a la manifestación que la CNT convocó el pasado sábado 28 de marzo en Madrid contra la crisis, para denunciar que ésta no ha venido como algo natural sino provocada por la avaricia especulativa de bancos y grandes empresas y que las víctimas, una vez más, son los trabajadores, a los que se nos pide apretar aún más el cinturón, aunque no queden agujeros para ello, o que consumamos productos nacionales: en fin, en tiempos de crisis, a salir de compras por las tardes, que relaja mucho y hace olvidar las penas. La CNT, por su parte, ha pedido una huelga general; los sindicatos llamados mayoritarios parecen no ver el momento. ¿Cuándo habrá de considerarse que ha llegado?
Ya se decía al principio: vendrán tiempos peores. No es vaticinio apocalíptico. No hay más que leer las propuestas en las que se incide machaconamente desde los ámbitos empresariales y neoliberales. A mediados de 2008 el Consejo de Ministros de la UE debatió sobre una propuesta de jornada laboral de 65 horas para asegurar la competitividad empresarial; a comienzos de febrero la Confederación Empresarial de Madrid proponía un contrato anticrisis con una serie de bonificaciones fiscales y 20 días de indemnización por despido; el gobernador del Banco de España causa alarma al hablar de déficit en el sistema de pensiones, proponiendo una revisión del pacto de Toledo en la que habría de considerarse el retraso de la edad de jubilación; por último, la CEOE plantea un tipo de contrato denominado “indefinido no fijo” de una duración de dos años y una indemnización por despido de 8 días.
Nada nuevo bajo el sol. Es lo que llevan pidiendo desde hace décadas…y que han ido consiguiendo poco a poco, con los pactos de la concertación social, con las sucesivas reformas laborales. El gobierno del PSOE nos dice que no quiere oír hablar de abaratar el despido. Pero desde la CNT, donde no perdemos ni la dignidad ni la memoria, recordamos asimismo que las promesas de la socialdemocracia se han roto en multitud de ocasiones en el pasado, por lo que ante tales aseveraciones sólo nos queda la desconfianza, la sospecha.
Las propuestas del Capital están ahí lanzadas, claras y sin ambigüedades. Si no las consiguen en toda su amplitud lograrán al menos rascar un poco. Y los trabajadores, ¿qué decimos ante este permanente envite neoliberal? Nuestra respuesta ha de ser la que siempre nos ha mostrado sus mejores resultados: la organización de los trabajadores, que no dejan en manos de otros su destino ni su capacidad decisoria. Son las armas que la CNT ofrece siempre a los trabajadores: la autogestión y la acción directa, que hace sentirse a cada uno dueño de su propio devenir.
Este 1º de mayo de 2009, situado en este contexto de crisis mundial, queremos acentuar nuestro mensaje de organización de los trabajadores al margen tanto de los poderes políticos como sindicales, y subrayar que la indefensión del obrero ante los abusos de este sistema injusto sólo termina con el apoyo mutuo y la solidaridad que ofrecen los sindicatos anarcosindicalistas de la CNT.
Hace ahora un año justamente, por mayo de 2008, la CNT celebraba que por fin los gobernantes comenzasen a hablar, abiertamente y sin disimulos, de la crisis que, al menos desde el año anterior, había comenzado a dar signos manifiestamente preocupantes. Por fin se abandonaban los eufemismos: “recesión, desaceleración o crecimiento negativo”. Desde luego, los trabajadores que perdían sus puestos de trabajo o las familias que veían aumentar las dificultades para acabar el mes no caían presos de estos matices lingüísticos. Nuestro sindicato avisaba, a la vez, de que habíamos de “prepararnos para tiempos mucho peores”.
No se equivocaron los pronósticos, de la CNT o de otros muchos, en este sentido. El sistema capitalista nos brinda de cuando en cuando estos períodos de crisis, con diferente intensidad, y contra ellos se procura a sí mismo su propio reajuste, del que suele salir fortalecido a costa, por supuesto, de los trabajadores y las clases más humildes: recordemos la crisis vivida a mediados de los 90, o la del petróleo de los años 70. Pero ésta de ahora parece ser la peor de todas las vividas al menos desde la II Guerra Mundial.
Los más optimistas buscan signos de recuperación en datos macroeconómicos esporádicos e inconexos. Pero las realidades cotidianas y los análisis más coherentes no dan buenos augurios para los próximos dos o tres años. Hace escasos días el propio FMI preveía una caída del PIB español para este año en torno al 3%, con una subida del desempleo, también para 2009, hasta el 17,7% y que puede situarse en torno al 20% el próximo año. Muy poco después hemos conocido los datos de la EPA del primer trimestre de 2009, que ha pulverizado los pronósticos del Gobierno y hecho valer los datos del FMI antes de tiempo: la encuesta de población activa que realiza el INE da un 17,36% de desempleo en España en estos primeros tres meses, cifra que se ve escandalosamente aumentada para Andalucía, donde llega hasta el 24,04% (casi 1.000.000 de parados), la segunda comunidad autónoma con más paro de España, tras Canarias.
Es este aspecto, el del empleo, el que más atenaza a los trabajadores. Los expedientes de regulación y la destrucción de empleo están siendo una realidad mucho más cotidiana y se están produciendo a un ritmo mucho más acelerado de lo habitual, como lo ha sido el engaño empresarial en bastantes de los procedimientos de despido: desde la CNT se ha apoyado a muchos trabajadores a los que se ha querido despedir con míseras indemnizaciones, cuando no han recibido la presión o el acoso para que por sí mismos abandonen el empleo y así ahorrárselo todo. Cuando se ha acabado el tiempo de la bonanza en la que les han rebosado los bolsillos, viene la época de deshacerse de los costes gravosos al modo más económico posible.
La CNT ha salido a la calle no sólo para impedir con su acción directa estos abusos en empresas concretas. Se ha levantado también contra la crisis que padecemos. En Andalucía nuestros compañeros de Lebrija –Sevilla- se movilizaron junto a otras asociaciones exigiendo medidas anticrisis a la Corporación municipal (regulación de la bolsa de empleo local) para atenuar en lo posible la lacra del paro en la localidad; en Madrid nuestros compañeros se organizan en una Asamblea de parados: son ejemplos de una organización que no permanece inmóvil en las actuales circunstancias.
Como acto central, los sindicatos andaluces se sumaron a la manifestación que la CNT convocó el pasado sábado 28 de marzo en Madrid contra la crisis, para denunciar que ésta no ha venido como algo natural sino provocada por la avaricia especulativa de bancos y grandes empresas y que las víctimas, una vez más, son los trabajadores, a los que se nos pide apretar aún más el cinturón, aunque no queden agujeros para ello, o que consumamos productos nacionales: en fin, en tiempos de crisis, a salir de compras por las tardes, que relaja mucho y hace olvidar las penas. La CNT, por su parte, ha pedido una huelga general; los sindicatos llamados mayoritarios parecen no ver el momento. ¿Cuándo habrá de considerarse que ha llegado?
Ya se decía al principio: vendrán tiempos peores. No es vaticinio apocalíptico. No hay más que leer las propuestas en las que se incide machaconamente desde los ámbitos empresariales y neoliberales. A mediados de 2008 el Consejo de Ministros de la UE debatió sobre una propuesta de jornada laboral de 65 horas para asegurar la competitividad empresarial; a comienzos de febrero la Confederación Empresarial de Madrid proponía un contrato anticrisis con una serie de bonificaciones fiscales y 20 días de indemnización por despido; el gobernador del Banco de España causa alarma al hablar de déficit en el sistema de pensiones, proponiendo una revisión del pacto de Toledo en la que habría de considerarse el retraso de la edad de jubilación; por último, la CEOE plantea un tipo de contrato denominado “indefinido no fijo” de una duración de dos años y una indemnización por despido de 8 días.
Nada nuevo bajo el sol. Es lo que llevan pidiendo desde hace décadas…y que han ido consiguiendo poco a poco, con los pactos de la concertación social, con las sucesivas reformas laborales. El gobierno del PSOE nos dice que no quiere oír hablar de abaratar el despido. Pero desde la CNT, donde no perdemos ni la dignidad ni la memoria, recordamos asimismo que las promesas de la socialdemocracia se han roto en multitud de ocasiones en el pasado, por lo que ante tales aseveraciones sólo nos queda la desconfianza, la sospecha.
Las propuestas del Capital están ahí lanzadas, claras y sin ambigüedades. Si no las consiguen en toda su amplitud lograrán al menos rascar un poco. Y los trabajadores, ¿qué decimos ante este permanente envite neoliberal? Nuestra respuesta ha de ser la que siempre nos ha mostrado sus mejores resultados: la organización de los trabajadores, que no dejan en manos de otros su destino ni su capacidad decisoria. Son las armas que la CNT ofrece siempre a los trabajadores: la autogestión y la acción directa, que hace sentirse a cada uno dueño de su propio devenir.
Este 1º de mayo de 2009, situado en este contexto de crisis mundial, queremos acentuar nuestro mensaje de organización de los trabajadores al margen tanto de los poderes políticos como sindicales, y subrayar que la indefensión del obrero ante los abusos de este sistema injusto sólo termina con el apoyo mutuo y la solidaridad que ofrecen los sindicatos anarcosindicalistas de la CNT.