martes, 4 de septiembre de 2007

Anarquismo Ilustrado: Nuestros carteles ( III )

Autor: Gallo
Titulo : "Fragua Social, La guerra y la revolucion son indivisibles"
Editor: CNT-AIT,Confederacion Regional de Levante 1936-39.

LUIS GARCIA GALLO

España, la madrastra crudelísima para sus hijos de la que hablara el pintor José Ribera, no ha tenido tampoco un comportamiento digno de encomio para con Luis García Gallo.Aunque comenzó su carrera de dibujante antes de la Guerra Civil, se hizo muy popular en el bando republicano durante el conflicto, cuyo final fue también la causa de su exilio en Francia:
Durante
más de tres décadas publicó sus trabajos bajo el nombre de Coq (gallo) en el país vecino.
Luis García Gallo falleció el 21 de septiembre en Barcelona, a los 94 años de edad. Había nacido en Toro (Zamora) en 1907, y a los 12 meses se trasladó con sus padres a Bilbao, donde estos buscaban una mejor situación económica. Allí estudiaría en la Escuela de Artes y Oficios de Achuri.
Luego, a los 20 años, le tocaría hacer el servicio militar en el norte de Africa, donde pasó unos meses en el cuerpo tipográfico que le dieron la medida del comportamiento de los militares españoles destinados en aquella zona y le abrieron los ojos sobre el peligro latente que aquella casta comportaba.
En 1931 regresó a Bilbao, a los 27 años. Poco inclinado a hacerse «un hombre de provecho», se ganó la vida tocando el violín en un antro en el que las coristas hacían las delicias del respetable. Aquella aventura duraría un año, lo que tardó en partir hacia Madrid con el objetivo de buscarse un hueco como dibujante en alguna de las muchas publicaciones de la capital.
Pero
todo lo que encontró fueron trabajos comerciales y publicitarios hasta que en 1936 aquellos militares que había conocido de cerca decidieron truncar la suerte de la República española.
Primero dibujó para el diario La Tierra, y enseguida, buscando un medio afín a su sensibilidad anarquista, para el periódico homónimo que publicaba la CNT.
Cuando en el mes de noviembre de aquel primer año de guerra Madrid parecía a punto de sucumbir, se trasladó a Valencia. En la ciudad mediterránea desarrolló una importante labor como cartelista al tiempo que dibujaba para el diario anarquista Fragua Social. Y de Valencia, donde sólo permaneció unos pocos meses, a Barcelona, para recalar en las páginas de Solidaridad Obrera, la Soli de los ácratas.
Fué en ese momento cuando Luis García Gallo empezó a convertirse en un dibujante popular en la retaguardia y en los frentes gracias a su serie de historietas El Generalísimo, en la que, con un dibujo tan sintético y elegante como el de su admirado Bagaría, se burlaba del fascista Franco, al que convirtió también en la bestia negra de sus chistes.
A punto de caer Cataluña en poder de los golpistas, pasó la frontera y conoció el oprobio de varios de aquellos campos de concentración (Mont-Luis , Argelés-sur-Mer, y un par más) que los franceses prepararon para los exiliados españoles. Le quedaba, al menos, la esperanza de haber salvado la vida, pues, recordemos, las autoridades franquistas fueron especialmente severas con los caricaturistas que se habían burlado de ellas. Algunos, como Bluff, lo pagaron con la suya. Y otros, como Robledano, con la cárcel.
Cuando Francia fue liberada de los nazis, Gallo decidió instalarse en París y tradujo su apellido al francés Coq para encontrar trabajo. Lo logró primero en Paris-Presse, con unas historietas mudas.
De allí pasó a las páginas de la famosa Jours de France, en donde permanecería más de 20 años. De su pluma en aquellos días fueron surgiendo los personajes más famosos de su carrera: el perro Azor, la grácil Nanette y el Doctor Gaudeamus. También acogieron sus dibujos Point de Vue, France-Soir, Ici-Paris, y otras.
Llevaba 34 años en el exilio cuando un día de 1973 regresó a Barcelona. Empezó entonces a concentrarse en otra de sus vocaciones, la cultura egipcia, fruto de la cual fue un libro de dibujos que apareció en 1988, De las mentiras de la Egiptología a las verdades de la Gran Pirámide.
Mientras, de vez en cuando, veía algunos de sus viejos trabajos en publicaciones españolas como TBO o Gran Aventurero. Y al fin, a los 94 años, decidió dejarnos para llevar la anarquía a otras latitudes.