sábado, 3 de enero de 2009

Anarquismo ilustrado: Nuestros carteles (XXI)




Autor: Muro.

Editor: CNT-AIT. Comité Nacional, Sección de Propaganda.

Año: Entre 1936 y 1939.

A partir del 29 de octubre de 1936, se inició una constante campaña de bombardeos sobre Madrid, en parte para satisfacer a los asesores alemanes, que tenían interés en saber cuál sería la reacción de la población civil. El ataque sobre Getafe del día 30 fue particularmente terrible y, entre los muertos, se contaron 60 niños.

El 30 de Octubre de 1936, el ministro alemán de Asuntos Exteriores, Neurath, envió una instrucción urgente al almirante Canaris, para que comunicara formalmente a Franco que la Alemania nazi estaba dispuesta a enviar mayores refuerzos a los sublevados.

En el caso de que Franco los aceptara, tendría que ser con la condición de que estuviesen al mando de un comandante alemán que sería responsable únicamente ante él y la garantía de que la guerra sería conducida más sistemática y activamente. Franco aceptó estas condiciones.

El 6 de noviembre, ya se encontraba concentrada en Sevilla la Legión Cóndor, al mando del general von Sperrle, y con el coronel Richtofen como jefe de estado mayor. Esta fuerza comprendía al principio un grupo de batalla compuesto de cuatro escuadrillas de bombarderos, de doce aviones cada una, otro grupo compuesto por el mismo número de aviones de caza, y una escuadrilla de hidroaviones de reconocimiento y experimental. Estaba reforzada con unidades de cañones antiaéreos y antitanques y por dos unidades blindadas compuestas por cuatro compañías de tanques, con cuatro tanques cada compañía .

El personal de esta fuerza se elevaba a unos 6 500 hombres . Los bombarderos eran Junkers, los cazas eran Heinkels y Messerschmidts .

Las calles de la capital estaban llenas de refugiados. El gobierno de Largo Caballero decidió abandonar y huir de Madrid y se dirigió a Valencia. A las tres de la mañana del 6 de noviembre, se le comunicó la decisión al general Miaja, entonces capitán general de Madrid, y se le dijo que en adelante quedaba al frente de la ciudad.

Se organizó un nuevo Estado Mayor central. El General Rojo fue nombrado jefe de estado mayor. En medio de la confusión en el Ministerio de la Guerra, fueron convocados todos los oficiales y los dirigentes de los sindicatos. Miaja les habló en términos heróicos, sin ocultar la extrema gravedad de la situación.

La batalla que comenzó en Madrid el 7 de noviembre es una de las más extraordinarias de la guerra moderna. Un ejército bien equipado, compuesto por unos 20 000 hombres, en su mayor parte legionarios y mercenarios marroquíes,apoyados por italianos y alemanes,se enfrentó en una lucha terrible contra una masa urbana, mal armada.

Masas de trabajadores se dirigieron hacia el frente, muchos de ellos sin armas, dispuestos a coger los fusiles que dejaban caer los muertos. Previamente habían comenzado tareas de atrincheramiento. Las mujeres tuvieron una parte tan importante como la que habían tenido al principio de la guerra; se unieron en manifestaciones que pedían que todos los hombres fuesen enviados al frente. Incluso, un batallón de mujeres luchó ante el Puente de Segovia . Los niños colaboraban también en la construcción de barricadas. Se formaron comités de casas, es decir, de bloques de edificios de extrarradios, con el fin de constituir una auténtica base de defensa popular.

Por primera vez en la guerra, aparecieron los cazas soviéticos para enfrentarse contra los bombarderos alemanes e italianos. No cabe duda de que no fueron las armas sino la tenacidad lo que consiguió detener el avance rebelde. Los milicianos, animados cumplieron casi al pie de la letra la consigna de no retroceder ni un paso.

Los milicianos y los trabajadores detuvieron al fascista Varela el 17 de noviembre, antes de la llegada de las brigadas internacionales. La victoria fue del pueblo de Madrid.

En la noche del 8 de noviembre, se proclamaba desde Radio Madrid: « Aquí en Madrid se encuentra la frontera universal que separa la libertad de la esclavitud. Aquí en Madrid se enfrentan en su lucha dos civilizaciones incompatibles : el amor contra el odio, la paz contra la guerra, la fraternidad de Cristo contra la tiranía de la Iglesia... Esto es Madrid. Es la lucha por España, por la humanidad, por la justicia, que, con su manto de sangre, cubre a todos los seres humanos. ¡Madrid! ¡Madrid! ».

La batalla de la Ciudad Universitaria prosiguió hasta el 23 de noviembre.

El golpista Franco declaró ante periodistas portugueses que estaba dispuesto a destruir Madrid e intensificó los bombardeos aéreos.

Los oficiales alemanes de la Legión Cóndor estaban muy interesados en experimentar la reacción de una población civil ante un intento cuidadosamente planeado de incendiar la ciudad, barrio por barrio. Los bombardeos se concentraban en cuanto era posible en hospitales y en otros edificios tales como la Telefónica, cuya destrucción habría de causar especial pánico. Los ataques aéreos estaban acompañados por el bombardeo artillero desde el Cerro Garabitas.

Entre el 16 y el 19 de noviembre continuaron los bombardeos, especialmente por la noche. Ninguna gran ciudad a lo largo de la historia había sido nunca tan intensamente probada. En palabras del historiador Hugh Thomas “Las terribles llamas hacían que la capital semejase algún primitivo lugar de tortura,. Pero, sobre el crepitar del fuego, se podía escuchar la monótona cantinela, repetida silábicamente, como el redoblar de un lejano tambor: « ¡No pa-sa-rán! ¡No pa-sa-rán! ¡No pa-sa-rán!».

Muchas personas se refugiaron en el elegante barrio de Salamanca que selectivamente no era bombardeado por los sublevados. Pero allí no había sitio para todos. Aunque unas quince mil personas eran evacuadas semanalmente hacia Levante, veinte mil personas vivían en la calle, prefiriendo quedarse en Madrid antes que ser evacuados.

Los efectos, tanto militares como psicológicos, de los ataques aéreos despertaron más odio que miedo. Las incursiones aéreas sólo consiguieron despertar el odio de los que antes eran indiferentes.

Corresponsales extranjeros, testigos directos de aquella gesta, se expresaron premonitoriamente de esta manera:

El peruano César Falcón anunció : "Madrid es la primera ciudad civilizada del mundo que está sometida al ataque de la barbarie fascista. Londres, París y Bruselas deben ver en las casas destruidas de Madrid, en sus mujeres y niños que han sido destrozados, en sus museos y librerías que han sido convertidas en montones de ruinas, en su vasta población que ha sido abandonada sin protección... lo que será su propio destino cuando el fascismo las ataque" y el corresponsal Buckley previno que "Posiblemente en un plazo de cinco años, todas las naciones estarán soportando la tortura que Madrid soportó en 1936, porque en este mundo todos los pecados tienen su castigo".

Luis Delaprée. corresponsal de Paris Soir escribió el 19 de Noviembre de 1936: "Yo solo soy un narrador del horror, un testigo pasivo. Sin embargo, quiero hacer esta observación: el sentimiento más fuerte que he experimentado hasta el día de hoy no es el miedo, ni la ira, ni la compasión, ES LA VERGÜENZA. Estoy avergonzado de ser un hombre cuando el género humano se muestra capaz de masacrar de tal forma a los inocentes. Oh. vieja Europa, siempre ocupada en tus mezquinos juegos y grandes intrigas.Dios quiera que no te ahogues con tanta sangre.