jueves, 6 de octubre de 2011

Crisis

En historia nada es casual. Todo está determinado y obedece a planes perfectamente establecidos e intencionados según los deseos de quienes ostentan el poder, que créanlo no son los gobernantes. Y si hemos de aplicar este principio de la experiencia a la actual situación de crisis que padecemos, veremos que tenemos razón, y lo que es peor, confirma nuestro pesimismo sobre el desarrollo futuro de los acontecimientos. Crisis que llaman mundial, pero que sería más correcto llamar occidental, pues fundamentalmente a los países occidentales los que la padecen. Pero es este otro tema en el que no vamos ahora a entrar.

Para explicar lo que está sucediendo actualmente es necesario hacer un poco de Historia, de rememorar de donde viene todo lo que sucede en el Mundo Occidental. No crea que es con la crisis financiera de EE.UU de hace tres años; las causas vienen de más lejos en el tiempo. Debe considerar el lector, y así le invitamos con este artículo, a que vea como el origen de todo es más remoto. Me explico.

Tras la II Guerra Mundial Europa quedó devastada y, como todos sabemos, dividida en dos grandes bloques. Dos sistemas políticos-económicos se repartieron el maltrecho solar que dejó el desastre de 1939-1945. Los dos grandes bloques, el capitalista y el capitalista de estado (al fin y al cabo eso era el modelo soviético; un capitalismo en el que la plusvalia pasaba de manos del capital privado al estatal) , se repartieron las distintas naciones del viejo continente. Comenzó ese mismo año de 1945 una sorda guerra, entre los que hasta hace solo unos meses eran aliados, por la hegemonía europea. La URSS exportó sus modelo de capitalismo de estado a la Europa Oriental bajo su dominio. EE.UU hizo lo propio con su modelo en la Europa Occidental. Pero en este caso fue necesario introducir una serie de cambios, de ajustes, para que los países que quedaban bajo su tutela, países con una larga y centenaria tradición de organizaciones obreras y luchas laborales, lo asumiese. Para ello se recurrió a un modelo “corregido” o “suavizado” y se inventó la Socialdemocracia y el Estado del Bienestar. De este modelo participaron, de una forma u otra, todos los países del bloque capitalista...salvo, cosa curiosa, el propio EE.UU.

El estado de bienestar y la Socialdemocracia sirvieron, entre otras cosas, para fundamentalmente ser una herramienta de desmovilización de la clase trabajadora encauzando a los partidos y, sobre todo, a los sindicatos su colaboración con el estado. Los partidos y sindicatos antes poseedores de un proyecto de transformación social, se convirtieron en organizaciones colaboracionistas máximas garantes del sistema. Asimismo dieron el paso consistente en integrase en este y ser una parte del sistema mismo sistema que antes decían combatir.

Es innegable que esto sirvió, también, como un escaparate de cara a la Unión Soviética y sus países satélites de cara a presentar una sociedad occidental rica en la que el trabajador fuese el garante del estado a cambio del reparto de parte de la riqueza de la que se le expropiaba.

Esto y 45 años de Guerra Fría en la que en su momento álgido la URSS debió de dedicar el 25% de su PIB a armamento, retrayéndolo lógicamente, de la inversión social, mientras que los EE.UU solo dedicaban el 9%, hizo que la guerra acabase con la derrota de la URSS por...agotamiento.

El modelo socialdemócrata de sociedad de bienestar había cumplido su misión histórica. Había derrotado al modelo de Capitalismo Soviético...Ahora bien; una vez cumplida su misión ¿que utilidad tiene este modelo para el estado? La respuesta es clara, ninguna y de ahí lo que está pasando. El estado, una vez que la socialdemocracia le hizo el trabajo que reclamaba de ella, prescinde de la misma (Roma no paga a traidores). Ahora lo que se impone es un nuevo modelo económico, una nueva forma de estado, un nuevo tipo de sociedad. De ahí esta crisis, de ahí este parto. Un modelo que mucho nos tememos será una imitación bestial del de los EE.UU. Una sociedad hipercompetitiva basada en el sálvese quien pueda en la que, a igual que sucede en los EE.UU, el ciudadano tendrá educación si puedes pagarla, sanidad si puede pagarla, asistencia social si puede pagarla y en la que cada vez mayores sectores de la ciudadanía quedaran fueran de recibir unos servicios mínimos a los que, siquiera como seres humanos que son, tienen derecho a ellos.

En lo político aun queda algún fleco por cortar. Apunto dos: ¿como encarar la aparición de países emergentes cuyas economías cada vez más compiten con la occidental? Nos referimos a China, Brasil,India,etc.. Otro; ¿como abordar el problema del integrismo islámico, sobre todo en la frontera sur de Occidente; el Mediterráneo europeo.

Pero esto es ya motivo para otra reflexión.

Rafael Sierra