Hasta 65 millones de personas caerán en la pobreza extrema como consecuencia de los fuertes aumentos de los precios de los alimentos, alcanzando un total de 263 millones de pobres más solo este año. Así lo advierte Oxfam en su informe Tras la crisis, la catástrofe, publicado este martes.
Sus estimaciones, basadas en proyecciones del Banco Mundial e investigaciones previas del Centro para el Desarrollo Global, muestran que el impacto combinado de la pandemia y el repunte de la inflación incrementarán como nunca antes la desigualdad en el mundo y darán como resultado que 860 millones de personas vivan con menos de 1,90 dólares al día en 2022.
El repunte de los alimentos llevará a la marginación al equivalente de las poblaciones del Reino Unido, Francia, Alemania y España juntas. Se trata de un aumento “extraordinariamente dañino” que revierte décadas de progreso en la lucha contra la pobreza y ahonda las brechas sociales, pues mientras aumentan los pobres, también lo hace la riqueza de los multimillonarios. El organismo precisa al respecto que los crecientes precios y márgenes de la energía han llevado las ganancias de las compañías petroleras a niveles récord, mientras que los inversores esperan que las empresas agrícolas se vuelvan más rentables.
Se prevé que también aumente la masa de personas que vivirán por debajo del umbral de pobreza, es decir, con menos de 5,50 dólares al día. Según el Banco Mundial, serán 3.300 millones de personas, lo que se aproxima a la mitad de la humanidad. Esos millones vendrán de los hemisferios históricamente desfavorecidos, como lo señala el Fondo Monetario Internacional. El organismo estima que el coste de los alimentos representa el 40% del gasto total de los consumidores en el África subsahariana, más del doble de lo que en las economías avanzadas.
A esta diferencia de poder adquisitivo se suma el agravante de la dependencia alimentaria, en particular por la exportación de cereales, en los que Ucrania y Rusia son punteros. La desigualdad de los sistemas alimentarios y energéticos mundiales quedan expuestos incluso en las grandes economías, donde el 20% de la población más pobre gasta cuatro veces más en alimentos que el 20% más rico. En España, la subida del IPC hasta el 9,8% en marzo supone ya una pérdida global de poder adquisitivo de 16.700 millones de euros, según Funcas, que advierte de las terribles repercusiones para los hogares con las rentas más bajas.
Ante el aumento desmesurado de la pobreza, Oxfam propone un impuesto progresivo sobre el patrimonio de los más ricos. Sería del 2% sobre las rentas superiores a 4,5 millones de euros y alcanzaría el 5% en los casos superiores a los 918 millones. Según sus cálculos, esto implicaría una recaudación de 2,3 billones de euros, suficiente como para sacar de la pobreza a 2.300 millones de personas y fabricar vacunas para todo el mundo.
La ONG también propone cancelar los pagos de la deuda a los países en desarrollo que precisan de ayuda. Consideran que condonar su deuda liberaría más de 27.56 millones de dólares de fondos vitales en 2022 para 33 países que están en riesgo alto de padecer una crisis de deuda. A ello se suma controlar los beneficios caídos del cielo de las grandes corporaciones mediante un impuesto que, según Oxfam, si se hubiera aplicado a 32 corporaciones hubiera generado una recaudación adicional de 95.54 millones de dólares tan solo en 2020.
Entre las medidas también está la creación de un fondo global de protección social para ayudar a los países más pobres a garantizar una seguridad de ingresos básica para su población y poder hacer frente a los precios de los alimentos.