Los canadienses que hayan mantenido alguna relación homosexual durante los últimos cinco años no podrán donar órganos. Así lo establece la nueva legislación aprobada por el gobierno del conservador Stephen Harper. El texto considera que la práctica homosexual supone un factor de riesgo en la transmisión de enfermedades infecciosas como la sífilis y la hepatitis o incluso degenerativas como el cáncer anal. La aprobación de la nueva ley se ha llevado a cabo sin consultar a nadie. Y es que tanto la oposición como las organizaciones para la defensa de los derechos de los homosexuales se han enterado a través de los medios de esta medida, que entró en vigor a finales del mes pasado. "Al poner en marcha secretamente una política que impide a los homosexuales realizar donaciones de órganos, el Gobierno muestra una vez más que actúa a hurtadillas", señaló Robert Thibault, portavoz del grupo que lidera la oposición, el Partido Liberal. En opinión del presidente de la Federación Estatal de Lesbianas Gays y Transexuales y Bisexuales (FELGTB), Antonio Poveda, estamos “ante una clara muestra de homofobia” ya que la medida no tiene “peso científico alguno”. “Se está presuponiendo que homosexualidad y promiscuidad son lo mismo, algo muy sintomático de los prejuicios que aún hay contra el colectivo homosexual”. Así mismo el presidente de la FELGTB recuerda que “hoy en día día existen pruebas médicas más que fiables para determinar si una persona tiene una enfermedad” independientemente de su condición sexual. En declaraciones, Poveda, ha afirmado sentirse “sorprendido” de que una sociedad como la canadiense que hasta ahora se había caracterizado por su respeto a las minorías tome una medida así. “Si bien, es cierto que Canadá tiene ahora un gobierno conservador que también ha tratado de eliminar el matrimonio homosexual”, matiza. Aquí en España, el Partido Popular también aspira a acabar con la de ley que permite el matrimonio entre personas del mismo sexo. Una situación que lamentan desde el colectivo LGTB. “Nos encantaría que en España hubiese un partido de derechas o de centro-derecha que defendiese nuestros intereses en vez de perseguirnos”, apunta Poveda