sábado, 22 de enero de 2011

Curiosidades


En Shangai, los anarquistas chinos organizados en la clandestinidad en un grupo llamado el “Canto del Gallo en la Oscuridad”, hicieron manifestaciones de apoyo a los trabajadores españoles y tuvieron lugar largas discusiones sobre la mejor manera de ayudar a la Revolución que se vivía en España en 1936. Pero, por supuesto, no tenían medios para presionar a Franco; estaban lejos del campo de batalla. Es interesante señalar que 25 anarquistas chinos salieron de Hong Kong para tomar parte en la Guerra Civil española, al lado de sus compañeros de la CNT-FAI, siendo rechazados al entrar en Marsella y devueltos a Extremo Oriente en un barco con rumbo a Anmam. Algunos miembros de este grupo formaron más tarde el núcleo primario de anarquistas vietnamitas, desconociéndose su destino final. El boletín semanal de la CNT-FAI de Barcelona fué tirado regularmente en chino de 1936 a 1938. Los "Hijos de Shih-fu" comenzaron una campaña de propaganda intensiva en favor del movimiento libertario español, pero, naturalmente, la ayuda que podían prestar a la revolución española era muy limitada.
El ejemplo de España, sin embargo, congregó de nuevo a mucha gente alrededor del estandarte anarquista. En 1937, el grupo "Bandera negra", formado en Cantón, tomó la iniciativa de poner en marcha un nuevo movimiento sindicalista. Un joven chino, el doctor Ch'En quiso ir a España como médico, pero fue persuadido por Emma Goldman de que la CNT-FAI prefería que la gente como él permaneciera en su país, ayudándoles fortaleciendo sus propios movimientos (ella misma había querido ir a España de enfermera, convenciéndosela de que se quedara en Londres como propagandista de la Revolución española). Emma Goldman era la representante en Londres de la CNT-FAI. En los años de 1936 a 1939, como su portavoz en Londres, estuvo también en contacto con el movimiento anarquista chino. Cuando los anarquistas británicos intentaron enviar voluntarios a España, la CNT-FAI también les pidió que no lo hicieran. La razón era que no querían que quedaran mermados los movimientos anarquistas del mundo. En España, su ayuda sería muy pequeña y en sus países de procedencia su ausencia se notaría mucho más. A los chinos se les hizo la misma petición. Los 25 que quisieron ir no tenían relación con el grupo de Shangai. Finalmente, sólo un chino llegó a España: un químico que alcanzó una importante posición en la industria. Cuando cayó Barcelona, declaró la nacionalidad británica, siendo entregado a la marina inglesa y enviado a Hong-Kong.