Inaugurado en el camposanto de Montjuïc un monumento a los antifascistas italianos Guido Picelli y Antonio Cieri.
Inaugurado en el camposanto de Montjuïc un monumento en memoria de los antifascistas italianos muertos en la Revolución española y dedicado concretamente a dos de ellos, Guido Picelli y Antonio Cieri. Ambos lucharon contra los fascistas en Italia —codo a codo en las barricadas de Parma— y cayeron luego en combate en las trincheras de España. Picelli el 15 de enero de 1937 en el Alto del mal nombre, mientras atacaba al mando de la Brigada Garibaldi el Cerro de san Cristóbal en el frente de Mirabueno, junto a Guadalajara. El anarquista Cieri, miembro de la Sección Italiana de la Columna Ascaso de la CNT-FAI, el 7 de abril del mismo año, liderando la escuadra denominada “Los Bomberos” —especializada en encabezar los asaltos— en un ataque por sorpresa al emplazamiento enemigo de Carrascal de Huesca.
La ceremonia del cementerio, en el Jardí de la Mediterrània, contó con la asistencia de un centenar de personas —entre ellas un buen número de italianos—, que se acomodaron en unas sillas dispuestas al efecto y entre las tumbas. Fue un acto cargado de sentimiento.
El monumento iba a ser una placa, como la que le colocaron el pasado 30 de mayo a Picelli en Mirabueno, pero finalmente, lo que se inauguró ayer fue una obra de la escultura Anna Marín Gálvez consistente en unas lápidas de alabastro translúcido y unas piedras de granito que sugieren las barricadas de Parma. Estaban cubiertas por banderas que unos niños retiraron y luego los asistentes, depositaron junto al monumento claveles. La inscripción, en italiano y catalán, reza: “De las barricadas de Parma de 1922 a las trincheras de España. Su lucha por la libertad también es la nuestra”.
Las biografías de Picelli y del anarquista Cieri están llenas de paralelismos y representan las de muchos otros combatientes antifascistas de su país y de toda Europa. Picelli, reivindicado luego por los partisanos, es uno de los grandes nombres de esa lucha. Condecorado en la I Guerra Mundial, fundó en Parma, su ciudad, los Arditi del Popolo (terror de las fasces) y lideró, con Cieri a sus órdenes, el frente único antifascista que en agosto de 1922 durante los cinco días de la denominada Batalla de Parma defendió victoriosamente la población contra millares de fascistas mandados por Italo Balbo, tras haber sustituido Musolini a Farinacci por su incompetencia. En la lucha se levantaron las célebres barricadas populares de Parma y es célebre la anécdota del cura que, tras intercambiar sarcasmos con el anarquista, ayudó a Cieri a sumar los bancos de su iglesia al parapeto, aunque no el confesionario, aduciendo: “Si vais a matar fascistas y romper el quinto mandamiento lo necesitaremos”. Picelli fue objeto de varios intentos de asesinato por los mussolinianos. Finalmente huyó de Italia en 1932 para tras muchas vicisitudes sumarse al Battaglione Garibaldi. Cieri, oficial condecorado en la I Guerra Mundial, fue miembro activo del movimiento anarquista en su Ancona natal donde trabajaba en los ferrocarriles. Exiliado en 1923 marchó a España y fue uno de los fundadores de la Columna Italiana. Generalmente achacada a las balas fascistas, la muerte de los dos combatientes ha sido también atribuida a los estalinistas, que les habrían disparado por la espalda desde sus filas.
Ayer dejaron ambos, Picelli y Cieri, bajo el mismo cielo que surcaron sus compatriotas del otro bando para aterrorizar Barcelona, memoria de las que quedan: hecha de piedra y de recuerdo agradecido.
Leer biografía Antonio Cieri, en el apartado de nuestro blog "Extranjeros de la CNT-FAI":
elmilicianocnt-aitchiclana.blogspot.com/2009/11/extranjeros-cnt-fai.html
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