Islandia es un país que te sobrecoge y te corta la respiración por muchísimas razones. La belleza de sus paisajes es tan imponente que es difícil imaginarla, sus glaciares, sus playas, sus volcanes, sus pájaros, y su caza de ballenas. ¿ Caza de ballenas? Sí. Islandia este año ha reabierto su caza de ballenas.
Islandia este año va a cazar más de 150 rorcuales comunes. Tras dos años sin cazar ballenas, según ellos porque no se podía exportar la carne al mercado japonés debido a la crisis sufrida por Japón tras el terremoto y posterior tsunami, Islandia este año nos sorprende reabriendo la caza de ballenas. Aún así, Islandia hace oídos sordos, esta semana el ballenero islandés Kristján Loftsson, llegaba al puerto de Hvalfjörður, en las afueras de Reykjavik con la primera ballena capturada, un rorcual común macho de más de 20 metros de largo, capturado por el ballenero Hvalur 8.
Deprimente, lamentable y brutal. Esta cacería que rompe la moratoria a la caza comercial de ballenas establecida por la Comisión Ballenera Internacional por Islandia es vergonzosa. La mayor parte de lo capturado irá a los mercados de Japón, que se encuentran bastante deprimidos llegando a usar la carne de ballena en comida de lujo para perros, pero además Islandia también cazará algunos rorcuales aliblancos para el comercio turístico. Sin embargo, lo curioso y aberrante de la historia es que el avistamiento de ballenas, da muchos más beneficios turísticos, el año pasado unas 175.000 personas fueron a ver nadar ballenas en libertad a Islandia.
Esta operación se está llevando a cabo pese a la prohibición de la caza comercial de ballenas establecido por la Comisión Ballenera Internacional. Además el rorcual común está en la Lista Roja de especies amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
No es un caso aislado, no es un solo barco ballenero, el Gobierno Islandés está detrás, y están incumpliendo la moratoria a la caza de ballenas. A Islandia se le descubre su sangriento secreto. Islandia a pesar de ser miembro de la Comisión Ballenera Internacional está eludiendo la prohibición. Las ballenas no le pertenecen a Islandia, nos pertenecen a todos y todas. La CBI debe acabar con estos vacíos legales y poner fin a la caza de ballenas a nivel mundial.