James Alex Fields, el neonazi que atropelló y asesinó a la activista Heather Heyer durante una marcha de neofascistas y supremacistas blancos, el 12 de agosto de 2017, en Charlottesville (Virginia, Estados Unidos), ha sido acusado formalmente de 30 delitos que podrían acarrear la cadena perpetua.
Fields fue acusado por un jurado del Distrito Oeste de Virginia de un delito de odio con resultado de muerte, de 28 delitos de odio con lesiones y de un delito de homicidio, según informó el Departamento de Justicia en un comunicado.
Un alto funcionario del ministerio informó que los 29 primeros cargos imputados al supremacista blanco son “potencialmente” razones para “un encarcelamiento de por vida”. El delito de odio, en sus distintas derivadas, está dirigido a personas que atacaron a otras con motivo de la raza, color, religión u origen, real o percibido.
En este sentido, el fiscal general, Jeff Sessions, aseguró que las “ideologías de odio no tendrán la última palabra y que sus miembros no conseguirán escapar de los crímenes violentos cometidos contra sus objetivos”.
El 12 de agosto de 2017 será recordado como uno de los días más oscuros durante el gobierno de Donald Trump.
Entonces, un grupo de neonazis armados marchaba por las calles de Charlottesville entonando consignas xenófobas y antisemitas con objeto de reclamar los derechos supuestamente perdidos por los estadounidenses blancos y contra la retirada de una estatua de un general esclavista en el municipio. La protesta fue respondida por antifascistas que buscaban la disolución de la marcha.
En ese contexto, Fields cogió su coche y atropelló a la multitud de los contramanifestantes, con lo que mató a Heather Heyer y provocó lesiones en más de una veintena de activistas, tal y como muestran videos y fotografías que captaron el momento.
El propio Trump fue duramente criticado por sus palabras tras los acontecimientos, ya que culpó “a las dos partes” y argumentó que entre las filas neofascistas también había “gente buena”.
La organización que programó por entonces la manifestación de Charlottesville, "Unir la Derecha", no escarmienta y está preparando para el próximo agosto una nueva marcha, esta vez en Washington, que ya ha superado los primeros trámites para que tenga lugar.
Fields fue acusado por un jurado del Distrito Oeste de Virginia de un delito de odio con resultado de muerte, de 28 delitos de odio con lesiones y de un delito de homicidio, según informó el Departamento de Justicia en un comunicado.
Un alto funcionario del ministerio informó que los 29 primeros cargos imputados al supremacista blanco son “potencialmente” razones para “un encarcelamiento de por vida”. El delito de odio, en sus distintas derivadas, está dirigido a personas que atacaron a otras con motivo de la raza, color, religión u origen, real o percibido.
En este sentido, el fiscal general, Jeff Sessions, aseguró que las “ideologías de odio no tendrán la última palabra y que sus miembros no conseguirán escapar de los crímenes violentos cometidos contra sus objetivos”.
El 12 de agosto de 2017 será recordado como uno de los días más oscuros durante el gobierno de Donald Trump.
Entonces, un grupo de neonazis armados marchaba por las calles de Charlottesville entonando consignas xenófobas y antisemitas con objeto de reclamar los derechos supuestamente perdidos por los estadounidenses blancos y contra la retirada de una estatua de un general esclavista en el municipio. La protesta fue respondida por antifascistas que buscaban la disolución de la marcha.
En ese contexto, Fields cogió su coche y atropelló a la multitud de los contramanifestantes, con lo que mató a Heather Heyer y provocó lesiones en más de una veintena de activistas, tal y como muestran videos y fotografías que captaron el momento.
El propio Trump fue duramente criticado por sus palabras tras los acontecimientos, ya que culpó “a las dos partes” y argumentó que entre las filas neofascistas también había “gente buena”.
La organización que programó por entonces la manifestación de Charlottesville, "Unir la Derecha", no escarmienta y está preparando para el próximo agosto una nueva marcha, esta vez en Washington, que ya ha superado los primeros trámites para que tenga lugar.