Los sindicatos policiales representativos han apremiado al Ministerio del Interior para que desarrollen el marco normativo que permita la dotación de defensas extensibles y de pistolas eléctricas. Esta misma semana los Mossos d’Esquadra han anunciado que habían comenzado a usar este tipo de armas siguiendo lo que es ya “una práctica policial ordinaria”.
Los sindicatos SUP, CEP, UFP y SPP han remitido un escrito con fecha de 19 de junio a la nueva secretaria de Estado de Seguridad, Ana Botella, en el que recuerdan diferentes reuniones técnicas en las que se abordó esta cuestión. Citan una reunión de la Comisión de Seguridad y Salud Laboral del pasado 5 de junio en el que reclamaron que se diera a conocer las gestiones para implementar este tipo de armas y también que la Jefatura de Asuntos Económicos de la Guardia Civil había licitado a finales de 2017 la adquisición de defensas extensibles con funda, anunciando la formalización del contrato en el BOE del 12 de abril de 2018.
Los policías aluden en su escrito el uso extendido de este tipo de armas recordando las recientes adquisiciones de ayuntamientos como el de Santa Cruz de Tenerife de pistolas eléctricas para sus agentes locales. El director general de los Mossos, Andreu Martínez, destacó el lunes que la policía catalana es pionera en España y que la implantación de la pistola eléctrica tipo Taser permite equipararles con otras policías europeas: “Nos estamos situando en lo que es una práctica policial ordinaria, de países democráticos y avanzados”.
En cuanto se aprieta el gatillo, dos dardos impactan contra el supuesto agresor. Los pulsos eléctricos que generan interfieren en las capacidades motoras del sujeto,lo paralizan, e impiden que controle voluntariamente sus músculos, por lo que su capacidad de ataque queda minimizada. Son cinco segundos, pero en ocasiones el disparador se acciona más de una vez y, aunque la medicina forense no ha podido establecer ninguna relación, algunos han fallecido instantes después. En EE.UU casi 800 personas han muerto en los últimos años por el uso de este arma.
Los sindicatos SUP, CEP, UFP y SPP han remitido un escrito con fecha de 19 de junio a la nueva secretaria de Estado de Seguridad, Ana Botella, en el que recuerdan diferentes reuniones técnicas en las que se abordó esta cuestión. Citan una reunión de la Comisión de Seguridad y Salud Laboral del pasado 5 de junio en el que reclamaron que se diera a conocer las gestiones para implementar este tipo de armas y también que la Jefatura de Asuntos Económicos de la Guardia Civil había licitado a finales de 2017 la adquisición de defensas extensibles con funda, anunciando la formalización del contrato en el BOE del 12 de abril de 2018.
Los policías aluden en su escrito el uso extendido de este tipo de armas recordando las recientes adquisiciones de ayuntamientos como el de Santa Cruz de Tenerife de pistolas eléctricas para sus agentes locales. El director general de los Mossos, Andreu Martínez, destacó el lunes que la policía catalana es pionera en España y que la implantación de la pistola eléctrica tipo Taser permite equipararles con otras policías europeas: “Nos estamos situando en lo que es una práctica policial ordinaria, de países democráticos y avanzados”.
En cuanto se aprieta el gatillo, dos dardos impactan contra el supuesto agresor. Los pulsos eléctricos que generan interfieren en las capacidades motoras del sujeto,lo paralizan, e impiden que controle voluntariamente sus músculos, por lo que su capacidad de ataque queda minimizada. Son cinco segundos, pero en ocasiones el disparador se acciona más de una vez y, aunque la medicina forense no ha podido establecer ninguna relación, algunos han fallecido instantes después. En EE.UU casi 800 personas han muerto en los últimos años por el uso de este arma.