lunes, 5 de diciembre de 2011

Anarquismo ilustrado: nuestros carteles



Autor: Anónimo.
Edita: Mujeres Libres. Sindicato Unico de Industria Gráfica (C.N.T.)
Año. 1936-1938.

Mujeres Libres, fué una organización feminista dentro del anarqismo español que existió entre abril de 1936 a febrero de 1939, durante la Revolución española. La emancipación de la mujer obrera, de su triple esclavitud, de la ignorancia, de la sumisión sexual y la de la sola competencia como sujeto reproductor, arraigado modelo tradicional. La tarea no era fácil en un país con un alto nivel de analfabetismo y unas cuotas de marginación aún más humillantes, factores decisivos del secular machismo. Para las fundadoras Lucía Sánchez Saornil, Mercedes Comaposada y Amparo Poch, la cultura era un factor decisivo en los medios obreros, con acentos determinantes a la hora de conquistar el respeto y los derechos de la mujer, tan desasistida. Se crearon escuelas racionalistas y se potenciaron los ateneos culturales. Para divulgar las enseñanzas e información de la mujer, fundaron la revista "Mujeres Libres", más tarde portavoz de la Agrupación.

Uno de los principios de la agrupación Mujeres Libres fue mantener su independencia y autonomía, incluso dentro del movimiento libertario, al cual estaba vinculada en sus Sindicatos Obreros (CNT, FAI y FIJL), sin hacer concepciones en el plano de su relación con otras organizaciones femeninas.

Ante las reiteradas invitaciones de la Asociación de Mujeres Antifascistas para una fusión de organizaciones, Lucía Sánchez Saornil, defendió siempre que Mujeres Libres prefería continuar dentro de la Unidad del Frente Popular Antifascista, representada por la tendencia libertaria, prescindiendo de ayudas oficiales, para poder conservar íntegramente su carácter y personalidad.

El movimiento libertario español había aceptado la igualdad de derechos de hombres y mujeres en el Congreso de Zaragoza, en 1872. A pesar de la lucha de la mujer obrera, una gran parte de sus compañeros la marginaba a la hora de tomar decisiones. Los hombres seguían siendo los líderes en sus lugares de trabajo y en sus propios hogares. La agrupación Mujeres Libres no tuvo el pleno consenso de sus compañeros, al considerar intrusa su participación, que interfería su lucha social. Frente a tanta incomprensión, la pedagoga Pilar Grangel, consciente de que las relaciones de hombres y mujeres anarquistas debían centrarse en una labor común, en el número 12 de la revista "Mujeres Libres", escribía: «No, compañeros, no; la mujer en sus reivindicaciones no pretende buscar frente a vosotros la competencia sino aunar sus energías a las vuestras, Porque si la mujer se defiende, os defiende también a vosotros.»
El 3 de enero de 1937, en plena Revolución Social, García Oliver, firmaba el decreto que concedía a la mujer la plenitud de sus derechos civiles. De hecho, ella ya los había ido conquistando desde siempre, pero en aquellas circunstancias, desde el primer día de la Revolución. Primero, con su presencia en las barricadas, y luego, con su incorporación a las Milicias.

Mientras, en la retaguardia, asumía responsabilidades, inéditas para ella, con la organización de toda suerte de ayudas en las brigadas femeninas de trabajo y la asistencia social en el Comité de Refugiados y la Infancia, la creación de la Columna de Mujeres Libres que, con un tren de máquinas de lavado y planchado, debía actuar en los frentes de guerra. Sin olvidar los programas de alfabetización, cursos de aprendizaje y el trabajo en las fábricas de armamento y de producción en general, ni abandonar su labor en los Servicios Públicos y en las Colectividades rurales, donde desempeñó toda clase de trabajos en sustitución de los hombres. La mujer fue, así, pieza fundamental en el frente y en la retaguardia.

Estas mujeres, que lucharon por la Revolución y su propia emancipación en medio de una guerra, en 1939, salían al exilio y eran internadas en campos de concentración y en refugios franceses, y cuando se declaró la II Guerra Mundial, fieles a su espíritu antifascista, se incorporan a la Resistencia, para seguir defendiendo la Libertad contra el fascismo, el mismo enemigo que en España. Muchas, acabaron en los campos de exterminio nazi.