
 TRES DE LOS CUATRO MAYORES GENOCIDAS DE ÁFRICA SON  ALIADOS OCCIDENTALES
Las críticas de los gobiernos y los medios de  comunicación de Occidente pasan por alto los crímenes contra la humanidad  cometidos por las dictaduras africanas afines a Europa y Estados Unidos.
Es fácil comprobar cómo en los medios de  comunicación sólo aparecen conflictos como Darfur o vulneraciones de los  derechos humanos como las de Mugabe, en Zimbabue, que pueden ser utilizadas para  presionar a gobiernos mal vistos por Occidente. En cambio, es difícil encontrar  información veraz de conflictos como los del Congo, con millones de víctimas ;  de Somalia, el mayor conflicto actual ; de Chad o la represión de los gobiernos  de Etiopía, Ruanda, Camerún o Togo.
En todos ellos, parece que es preferible que no se  profundice demasiado, pues podría aflorar la intervención de Francia, EE UU y  otros países de Occidente, y el apoyo hacia fuerzas no representativas. Hoy  existen en África cuatro grandes dictadores responsables de crímenes contra la  humanidad, ninguno de ellos elegido en elecciones libres y democráticas. De  ellos tres son aliados occidentales : Paul Kagame (Ruanda), Meles Zenawi  (Etiopía), Museveni (Uganda). Y uno es considerado “enemigo de los intereses  occidentales” : Omar el Bashir (Sudan).
Paul Kagame llego al poder por las armas en el año  1994 y posteriormente celebró unas únicas “elecciones democráticas” en el año  2003, de las que la Misión de Observación de la Unión Europea informó de fraudes  a gran escala, compra de votos y un “clima de intimidación”, como  características de todo el proceso electoral. Ni siquiera Tony Blair, actual  consejero de Kagame, ha incluido a Ruanda en una lista de países democráticos  africanos que hace poco sacó a la prensa. El gran interés por parte de Estados  Unidos en este Gobierno ha provocado una gran campaña de imagen, que ha incluido  premios por poseer la segunda mayor representación femenina parlamentaria del  mundo, por la abolición de la pena muerte, así como numerosas participaciones e  invitaciones a Paul Kagame en universidades o foros de derechos humanos. Sin  embargo, los varapalos de la justicia internacional independiente a Kagame han  sido considerables. Tanto el juez francés Jean Louis Bruguière como el juez  español Fernando Andreu han señalado su responsabilidad en un gran número de  masacres cometidas en su país, antes y después del año 1994, y en la masacre de  civiles ruandeses y congoleños en las dos guerras del Congo (1996-1998 y 1998-  2003). También se le imputa el asesinato de los antiguos presidentes de gobierno  de Burundi y Ruanda. La estrategia de ‘elecciones democráticas’ del presidente  Yoweri Kaguta Museveni, de Uganda, es la misma que la ruandesa : consiste en  dejar presentarse a las elecciones sólo a candidatos de confianza del régimen o  a individuos desconocidos que se sabe que no tienen respaldo popular. El  problema de Uganda en las últimas elecciones fue que el candidato opositor que  había elegido Museveni, su médico personal, se lo acabó tomando en serio y no  quedó mas remedio que recurrir al fraude para que no ganase las elecciones. La  Corte Internacional de Justicia de la Haya acusó a Uganda de ocupación del Congo  y expolio de sus minerales durante la guerra del Congo (1998- 2003), en la que  murieron cerca de cuatro millones de personas. En relación a Meles Zenawi, de  Etiopía, su ascensión al poder se debió, cómo no, al fraude electoral. El  Gobierno de Meles Zenawi está acusado de ser el responsable de las masacres de  civiles de etnia anuak en Gambela y de los somalíes de la provincia etíope de  Ogaden. Meles Zenawi también es responsable de la invasión de Somalia en  diciembre de 2006 para evitar la consolidación de los tribunales islámicos, bajo  presión de las grandes potencias y la participación militar de EE UU.
El último de los cuatro es Omar El Beshir, presidente de Sudán y enemigo acérrimo de Occidente, con una orden de captura, la tercera, lanzada por la Corte Penal Internacional, en relación a crímenes cometidos en Darfur. Además, Omar el Bashir tendría responsabilidades en las masacres contra civiles cometidas en el sur de Sudán y a través de la financiación durante más de 20 años de las guerrillas del LRA del norte de Uganda.
 Los otros dictadores
Después de estos cuatro ‘grandes’, habría que formar  otro grupo donde se podrían incluir presidentes que han accedido al poder por  elecciones fraudulentas, que no han cometido grandes masacres de población  civil, pero sí desapariciones concretas de opositores políticos o represiones  violentas de manifestaciones contrarias. En este grupo estaría Paul Biya  (Camerún), desde 1982 en el poder por medio de varias elecciones, todas ellas  calificadas de fraudulentas. A principios de año, reprimió una manifestación con  más de 200 víctimas. Le seguiría Idris Deby (Chad), respaldado militarmente por  franceses y norteamericanos para proteger los contratos de la Exxon Mobil, y  elegido tras unas elecciones sin competidores. Está también Faure Eyadema  (Togo), sucesor de su padre Gnasangbe, que había gobernado desde 1967 a 2005.  Las elecciones de 2005 las ganó su hijo Faure y fueron consideradas como  fraudulentas. La represión anterior a ellas se saldó con varios centenares de  muertos, quizás mas de mil. También entrarían en este grupo Omar Bongo (Gabón),  presidente desde 1967 y Lasana Conte (Guinea Conakry), presidente desde 1984.  También habría que incluir a Teodoro Obiang (Guinea Ecuatorial), acusado de  desapariciones de enemigos políticos, a quien parece que Occidente ha vuelto la  espalda y busca sustituir, a la vista del último intento de golpe. En este grupo  habría que incluir por supuesto a Robert Mugabe, de Zimbabue, con más  responsabilidades que algunos, pero difícilmente comparable con los cuatro  grandes.
MELES ZENAWI (ETIOPÍA)
Es el aliado de Occidente en el Cuerno de África. Fue seleccionado por Tony Blair para sentarse en la Comisión Británica para África, para liderar el “renacimiento africano”. Su reciente invasión de Somalia para acabar con los tribunales islámicos contó con el apoyo militar de EE UU.
MUSEVENI (UGANDA)
A mediados de los ‘90 Museveni fue presentado por Occidente como parte de la nueva generación de líderes africanos. Intervino en la guerra civil del Congo y en otros conflictos de los Grandes Lagos como valedor de los intereses de Washington.
PAUL KAGAME (RUANDA)
EE UU tiene en Kagame un gran aliado. Su Ejército sigue siendo considerado como el pilar principal para el control de las inmensas riquezas mineras del este del Congo y es utilizado para deponer presidentes congoleños cuando éstos no se ajustan a los intereses económicos de las grandes potencias. Así ocurrió en la primera y en la segunda guerra del Congo. Esta última iniciada, según muchos analistas congoleños como R. Mbelo, M. Bitumba Tipo-Tipo, etc., cuando Laurent Kabila se retractó y rompió los acuerdos firmados que daban poderes casi ilimitados a varias multinacionales como la American Mineral Fields Inc. Un juez francés atribuye a Kagame el atentado que costó la vida a los presidentes de Ruanda y Burundi. Este atentado fue el que desencadenó el genocidio contra los tutsis en 1994.