lunes, 12 de mayo de 2008

Camilo Berneri


Evocar la figura de Camilo Berneri a casi setentiún años de su asesinato en 1937 en Barcelona a manos de los genocidas contrarrevolucionarios, es ante todo una afirmación ética. Es también un deber revolucionario pues se trata de una de las figuras más relevantes del movimiento anarquista internacional, a veces escamoteada por lo polémico de sus posturas y lo desafiante de su accionar que supo interpelar a personalidades relevantes de la Revolución Libertaria Española como Federica Montseny.

En efecto será Berneri quien señale con su Carta Abierta las contradicciones de los ministros ácratas participantes en el gobierno de Largo Caballero y los perjuicios a la revolución que esa confluencia con socialistas autoritarios implicaba.
Pero no hay que reducir los méritos de Berneri solo a su labor militante en España. Desde 1915 participó activamente en el movimiento anarquista de Italia junto a Malatesta y Luiggi Fabbri, escribiendo notas para periódicos tales como: Umanitá Nova de Roma, Volontá de Ancona, L´Avvenire Anarchico de Pisa y La Rivolta de Florencia.

Ahora bien, serán sus trabajos publicados en su periódico llamado Guerra di Classe los que muestran su agudeza de análisis de las coyunturas políticas, sociales y económicas.
Berneri toma conciencia de la tragedia que asolaría al mundo durante décadas, el fascismo en ascenso, no sólo en Italia, sino también en España, Portugal y Alemania.
Berneri, analizando la ideología de Mussolini y sus secuaces, captó con lucidez la nueva estrategia de poder de las clases dominantes en el capitalismo, capaces de sacrificar la democracia burguesa si era necesario conservar la dominación. Frente al ascenso y la pujanza revolucionaria de las masas obreras se dispusieron a aplicar lo que Fabbri denominaba “el fascismo como contrarrevolución preventiva.

En efecto el intento espartaquista y libertario en Alemania de 1919 con Landauer, Müshan, Liebneck, K . Eisner y Rosa Luxemburgo fue abortado por los socialdemócratas. La toma de fábricas en Turín durante la semana roja y las insurrecciones libertarias de España en Asturias y Casas Viejas en 1934, mostraron a la burguesía que sus días estaban contados. Berneri alertó que la guerra era inminente y que esa guerra era ante todo una guerra de clases.
Berneri padeció la persecución del fascismo italiano y esto lo obligó a emigrar por diversos países de Europa hasta llegar a la España revolucionaria de 1936. Pronto se incorporó a la tarea de propaganda antifascista, trabajando en la radio en Barcelona y continuando la publicación de Guerra di Classe.
Cabe señalar que hasta el final de sus días, cuando los cruentos hechos de Mayo de 1937 en Barcelona, llevó adelante una clara y coherente conjunción de teoría y práctica anarquista. Con amplio criterio de análisis, libre de dogmatismo, comprobable esto último en que sin duda su basamento filosófico era anarquista, sus referentes Proudhon y Bakunin, pero no tenía inconveniente en admitir los aportes a la comprensión de la realidad de pensadores como Marx, Engels o Antonio Gramsci, a quien dedicó un interesante recordatorio en la Radio Libertaria cuando este último murió en las mazmorras fascistas de Mussolini.
Las palabras de Berneri en el editorial del Nº1 de Guerra di Classe, editado en España el 9 de octubre de 1936, nos parecen un imperativo que debería orientar nuestra acción presente y futura: Hemos encendido una antorcha y la entregamos a vosotros compañeros. Agitadla en alto, como un llamado de unión de los dispersos, como un símbolo que reagrupe los fieles y como un desafío al enemigo. También como un homenaje a todos aquellos que han caído y que caerán: que todavía son y serán siempre vivos.