sábado, 25 de agosto de 2012

Empresa española implicada en la destrucción ilegal de tierras indígenas




Uno de los hombres más ricos de España se ha visto implicado en la destrucción ilegal del bosque sudamericano en el que se esconden los últimos indígenas aislados en América que quedan fuera de la Amazonia.
Jacinto Rey González es el presidente de la empresa ganadera Carlos Casado S.A., una filial del gigante del ladrillo Grupo San José. Rey González es también el presidente y accionista de referencia de Grupo San José.
Funcionarios paraguayos pillaron in fraganti a Carlos Casado S.A. mientras talaba el bosque, construía edificios y diques e instalaba una alambrada en una gran parcela de bosque en el Chaco paraguayo de la que la empresa es propietaria.
Los trabajos, preparativos de la destrucción a gran escala de la zona, son ilegales, ya que la empresa no ha obtenido los permisos medioambientales requeridos legalmente. Dichos permisos probablemente habrían sido denegados, ya que se sabe que hay miembros no contactados del pueblo indígena ayoreo que viven en el bosque.
El descubrimiento de los preparativos para la destrucción a gran escala en esta zona altamente sensible ha indignado a los expertos locales. “Somos testigos de un etnocidio en marcha. Este crimen es una tragedia humana, y una vergüenza para Paraguay frente a los ojos del mundo – y solo parará si los responsables son detenidos y castigados”, han dicho Gladys Casaccia y Jorge Vera de una organización paraguaya que desde 1993 trabaja con los ayoreos ya contactados para asegurar la zona.
Desde hace meses han aumentado los indicios de que los ganaderos tenían esta zona como objetivo. En junio Survival International hizo público que habían intentado engañar a los ayoreos para que estos les permitieran construir una nueva carretera que habría partido el territorio de los indígenas por la mitad. La carretera habría recorrido el extremo norte de la propiedad de Carlos Casado S.A.
Es asombroso y repugnante descubrir que una de las empresas más grandes de España está envuelta en un comportamiento tan escandaloso. Tal vez pensaron que, puesto que esto está ocurriendo en un lejano rincón de Sudamérica, nadie se daría cuenta. Pero de seguir en sus trece, serán directamente responsables de la destrucción del corazón de la tierra de los ayoreos, una flagrante violación de la legislación paraguaya y de la normativa internacional”.