sábado, 8 de enero de 2022

Notas sobre el movimiento campesino y obrero en Cuevas del Campo, Granada. Fran Andújar (I)





Un documental nuevo

El pasado 21 de Noviembre se estrenó en Cuevas del Campo (Granada) el documental «Espigas Rojas, Tierras Pardas», que trata del movimiento campesino en dicha localidad y el efecto de la Guerra Civil en ella. La productora, Relatoras Producciones, ya realizó otra investigación audiovisual anteriormente, «La Aguja de Dos Puntas», sobre la interesantísima figura de Ángeles Arenas Esturillo, profesora de la localidad reprimida por el franquismo por el mero hecho de no estar casada con el hombre con quien convivía. Es natural que la labor de descubrir lo que sufrió Ángeles lleve instantáneamente a todo el contexto represivo que se vivió en Cuevas, la dificultad de escuchar las historias reales sin filtros, y conocer, aunque sea en parte, la vida económica y social de la localidad con las circunstancias represivas y políticas que se dieron tras la guerra. Y para comprender todo esto, es necesario saber lo que ocurrió en el conflicto bélico y antes de éste.

Por ello, las autoras del documental contactaron con quien escribe estas líneas para consultar los conocimientos que pudiera tener respecto a Cuevas del Campo antes, durante y después de la Guerra Civil. Si bien mis investigaciones han incidido en el papel, en concreto, del anarquismo en Granada, es cierto que ha sido inevitable encontrarse con varias noticias de la localidad, y haber tomado, entonces, algunas anotaciones. Asimismo, durante la presentación, tuvimos la intervención del historiador local Andrés Prieto Martín, que mostró el que es el libro de referencia en Cuevas del Campo sobre el período de los años treinta: Segunda República y Posguerra en Cuevas del Campo1. Bastantes de mis notas que tomé para la entrevista en el documental se encuentran en dicha obra, y algunas con mayores detalles, por lo que su lectura para el interesado es muy recomendable, y en las siguientes líneas lo citaremos.

Durante el documental se pudo percibir la necesidad de entender qué era el conflicto del campo y de la Reforma Agraria en España en la segunda mitad del siglo XIX y primera del XX. Solo así se puede obtener una perspectiva total de lo que era el movimiento campesino de este largo período, sus limitaciones, y sus posibilidades.

El problema campesino

En este sentido, es fundamental recordar lo que fueron los Bienes Comunales, destruidos por el Estado en el siglo XIX en su labor por capitalizar el país requisando las tierras comunales como supuestamente propias de la soberanía popular que pretendían representar, para luego subastarlas a bajo coste a quien tuviera suficiente dinero para adquirirlas. Es así como se privatizaron la mayoría de aquellas tierras con acceso a todos los vecinos en el siglo XIX. Y este hecho fue muy importante en la vida de los campesinos y pobres de toda España (y de gran parte de Europa), pues estas tierras comunales, si bien pobres por lo general, servían bien para garantizar la supervivencia de los habitantes de la zona, que bajo el régimen asambleario que las regían, se otorgaban los permisos y normas para adquirir lo que se produjera en dichas tierras, que podían ser por recolecta de frutos, de leña, pastoreo, etc. Al privatizarse la mayor parte de los Bienes Comunales, gran parte de la población se vio impedida de su medio de subsistencia más accesible y frecuente, y se vio forzada al éxodo hacia la ciudad, y más importante aún, a plegarse a las miserables condiciones que ofrecían los propietarios e industriales, que sabían bien que no podían elegir más allá de sus exigencias, gracias a la desaparición de las tierras en común.

Desde entonces, y no hace falta llegar a los tiempos de la II República, el campesinado siempre ha querido el retorno de los Bienes Comunales de una forma u otra, entendiendo que es natural que sea en versiones modernizadas a los nuevos tiempos, pero siempre, y ante todo, mantiene su idea principal: unas tierras productivas en común que garantizaran la subsistencia de toda la población con un régimen asambleario. Ya en 1861 se dio una insurrección campesina importante exigiendo la vuelta del Común, conocida como la Sublevación de Loja. Todo lo que entendemos como Reforma Agraria no son más que diversas manifestaciones de la intención de restablecer los Bienes Comunales, ya sea en forma de ley (que distribuya en propiedad equitativamente, o nacionalizando las tierras) o por comunismo revolucionario (libertario o no). Todo el movimiento campesino en España gira en torno a este recuerdo de los Bienes Comunales, que era vivo en el siglo XIX, y aún no se olvidó antes de la Guerra Civil. La necesidad de encontrar una forma de subsistencia para toda la población rural, que evite cambios drásticos como el éxodo o las hambrunas, fue elemento esencial para la larga pervivencia de esta reivindicación.

Al respecto, es necesario indicar que Cuevas del Campo, al igual que la mayor parte de España, dependía de una economía estrictamente agraria. Se cultivaban cereales (en especial el trigo) y se recolectaban los olivos. Es llamativo que las noticias de la época, muy dadas a indicar las miserias de los pueblos y su escasez de recursos, en este caso mencionan la gran riqueza de Cuevas del Campo, y si bien no se oculta la pobreza de la mayoría de su población, no se niega la abundancia de sus productos, salvo algún incidente o sequía. Desgraciadamente, incluso en estas buenas épocas, el precio del producto dificultaba su salida al mercado, y no se estaba pagando, lo que afectaba a la economía local. Noticias de esto lo vemos en una carta enviada a El Defensor de Granada en 1935, que solicitaba al Estado que creara sus propios centros de contratación para racionalizar y resolver estos problemas, a menudo producidos por la mala fe2. Anteriormente ya hubo una petición semejante, cuando un edil socialista de la Agrupación de Oficios Varios de Cuevas del Campo, informa que parte de este sindicato está constituido por aparceros, los cuales tienen una problemática muy concreta y necesitan constituirse como sección propia. Solicitan al Ayuntamiento que usen el Banco Agrícola para conseguir la simiente necesaria para cultivar, que es la época del año y aún no tienen3.

El pueblo no tenía agua propia, y dependía de los vecinos de Pozo Alcón, que podían cortarles el agua, pues llegaba por unos canales que desembocaban en un pilar junto a la Iglesia. Por ello tuvieron que funcionar con una empresa concesionaria, que no siempre obró correctamente. A veces, fue por culpa directa algunos de sus empleados, que por ello fueron sancionados. Con todo, no escasearon casos de cueveños detenidos por entrar en Pozo Alcón a «robar» leña, tal como vemos en algunas noticias de Ideal por 1933 y que se reproduce en el libro de Andrés Prieto.

El movimiento campesino en Cuevas del Campo

Aunque Cuevas del Campo contase con algunas riquezas agrícolas, sufría de desigualdades sociales que derivan de la estructura de la propiedad de la tierra. Existía caciquismo, como en casi toda España. Asimismo, dependía de la canalización del agua desde Pozo Alcón, cuyo corte podía revertir no solo en los cultivos, sino en la propia vida cotidiana de la población. Hubo conflictos. A continuación, exponemos los hechos más notables ocurridos en la localidad por las notas de prensa que localizamos en su momento. En el diario ácrata CNT se hace constar un incidente importante.

Se relata que en Carramaiza (Zújar, Granada) los vecinos se niegan a pagar impuestos municipales al alcalde, e intentan asaltar el ayuntamiento, que se evita por la pronta llegada de la Guardia Civil4. Hay una nota de la Agrupación Obrera de Oficios Varios de Cuevas del Campo sobre esto, informando de lo que pasó en realidad. En el escrito afirman que ciertamente hay un malestar en el reparto de utilidades del Ayuntamiento, y por ello los vecinos han tomado los materiales por su cuenta, mientras protestan a las autoridades de lo ocurrido, que solo responden con envíos de más guardias, mientras Hacienda procura estudiar el caso, que queda sin atenderse. Desde Diciembre enviaron escritos para reivindicar un reparto más justo y racional, pero el alcalde, que para la Agrupación está sin duda detrás de todo esto, sigue sin atender razón alguna. Los cobradores se marcharon. Algunos vecinos intentaron dar explicaciones de lo que pasa con los impuestos. Ya tenían cargados sus caballerías con jamones, vino y otros enseres, y estaban dispuestos al pago.

Cuando estos cobradores se iban, a unos 800 metros, estos supuestos funcionarios realizaron algunos disparos contra la pedanía de Carramaiza, lo cual fue presenciado por vecinos de otras dos localidades. La Guardia Civil no apareció en ningún momento5. Sin embargo, el alcalde de Zújar escribe al Defensor, dando la razón a los vecinos, y lamentando los abusos cometidos por los dos agentes que se enviaron para el cobro de impuestos. Señala que la confección del reparto fue elaborada por cuatro caciques. Su abuso consiste en que han propuesto cobrar con más de ciento por ciento del recargo a muchos vecinos. Ofrece una lista con nombres y apellidos, la cuota, y el mencionado recargo; todo en cifras, y los datos son realmente llamativos. Lamenta que fueran estos agentes escoltados por un piquete de la Guardia Civil al mando del jefe del puesto de Baza6. En La Voz, según nos cuenta el historiador Andrés Prieto, se da la otra versión: unos agentes municipales fueron a cobrar impuestos al vecindario de Cuevas, pero fueron recibidos a tiros y secuestrados en la casa del alcalde pedáneo, donde se refugiaron. Estuvieron veinte horas hasta ser liberados por la Guardia Civil7.

Por entonces, la Agrupación Obrera de Oficios Varios de Cuevas del Campo denuncia el paro forzoso que los patronos imponen como forma de coacción a los trabajadores afiliados a la Casa del Pueblo. Como no cumplen las Bases de Trabajo, denuncian en los Jurados Mixtos. Aburridos por no trabajar en su localidad, salen a la siega hacia otros municipios, pero los alcaldes de dichas localidades lo impiden o amenazan con multas a los propietarios de la zona, haciéndoles así el juego a la patronal. Mientras tanto, en el término municipal de Zújar sí vienen trabajadores forasteros y las autoridades los protegen. Reconocen que el alcalde les da la razón, pero sus disposiciones y palabras a la Guardia Civil caen en el vacío, porque los agentes solo celan las órdenes contra los trabajadores, no con las que van a su favor. Si no pueden trabajar en su propio pueblo, pero tampoco en los otros, que las autoridades reflexionen qué deben hacer los peones. Ponen en duda el carácter “socialista” de los políticos locales, mostrando el ejemplo del despido de un guardia municipal al que se le ha negado en su haber 28 días, quedando en la miseria, porque es “inútil” para las labores del campo y tiene siete hijos pequeños. La nota de prensa de la Agrupación la firman Alfredo Vilar y Pedro Pérez, respectivamente presidente y secretario en situación “accidental”8. En todo esto, lo que vemos es que la propia UGT local se manifiesta como crítica y disconforme con la Ley de Términos Municipales, que defendían sus líderes desde el Parlamento y las altas esferas. La realidad de la economía rural les acercaba a las posiciones críticas de los anarquistas, que denunciaban la irracionalidad de dicha Ley, que iba contra los campesinos de las poblaciones más empobrecidas y que necesitaban emigrar estacionalmente.

De la gran pobreza existen muchas noticias. Por ejemplo, un anciano suplica al Gobernador que se le quite una multa por haber trabajado al tope, «delito» que hizo por necesidad9.

Sabemos que muchas tierras de secano se convirtieron en regadío porque el conjunto de los vecinos dieron la mitad de sus tierras a cambio del agua para regar la otra mitad o pagar un canon anual, a la Sociedad de Lazo, Pacheco y Martínez. Conocemos una sentencia contra esta sociedad por haber causado daños a las tierras de un propietario, que por su causa perdió su cosecha en verano de 193110. Un año después vemos al alcalde de Zújar entrevistarse con las autoridades para denunciar la falta de agua para el riego y hasta para beber debido a que les cortan el agua los vecinos de Pozo Alcón, Jaén. Al respecto los vecinos de Cuevas del Campo han ido ya varias veces a los tribunales, con sentencias favorables11.

Para que nos hagamos una idea de lo que era el caciquismo en Cuevas del Campo, podemos ver un mitin izquierdista encabezado por el propio Fernando de los Ríos en 1936. Como todo estaba en orden, no encontraban los derechistas forma de suspenderlo, hasta que vieron que había una banda de música en el acto que se iba a celebrar en el interior del teatro. Quisieron suspender el mitin por estar presente esta agrupación. Sin embargo, por la reacción serena del sargento de la Guardia Civil, frente al delegado gubernativo, se pudo realizar sin más incidentes12.

La UGT fue el sindicato en el pueblo, y mantuvo muchos conflictos contra la Guardia Civil y los propietarios. Prieto destaca un ataque a una pareja, por lo cual fueron juzgados seis ugetistas en un Consejo de Guerra13.

La labor pedagógica de la II República fue muy importante en este pueblo dependiente de Zújar. Con todo, en alguna ocasión se vieron algunas dificultades. Así por ejemplo, se inauguraron las Cantinas Escolares en Cuevas del Campo, que en 1936 estuvieron dos meses buscando un maestro para su escuela y no dejar que los niños sigan vagabundeando por la localidad. Conocemos el menú que se ofreció en la mencionada inauguración: cordero con patatas, tortilla española, vino, naranjas y caramelos para los niños. Una profesora cantó el «himno nacional» y se leyeron unas cuartillas14.



1Prieto Martín, Andrés, Segunda República y Posguerra en Cuevas del Campo, edición del autor, Baza, 2019.

2El Defensor de Granada, 8 de Febrero de 1935, nº 29.720, pág. 4.

3El Defensor de Granada, 17 de Octubre de 1931, nº 28.773, pág. 4.

4“Contra los impuestos municipales”, CNT, 4 de Marzo de 1933, nº 96, pág. 3.

5El Defensor de Granada, 9 de Marzo de 1933, nº 28.558, pág. 4.

6El Defensor de Granada, 14 de Marzo de 1933, nº 28.567, pág. 2.

7Prieto Martín, Segunda República y Posguerra…, pág. 35.

8El Defensor de Granada, 22 de Junio de 1933, nº 28.731, pág. 4.

9El Defensor de Granada, 28 de Julio de 1932, nº 28.231, pág. 4.

10Ideal, 9 de Agosto de 1932, nº 79,, pág. 10.

11Ideal, 13 de Agosto de 1933, nº 363,, pág. 6.

12El Defensor de Granada, 14 de Febrero de 1936, nº 30.434, pág. 3.

13Prieto Martín, Segunda República y Posguerra, pág. 37.

14El Defensor de Granada, 3 de Marzo de 1936, nº 30.465, pág. 2.


Notas sobre el movimiento campesino y obrero en Cuevas del Campo (Granada). 
Artículo de Fran Andújar
Ser Histórico. Portal de Historia