domingo, 3 de mayo de 2009

Anarquismo ilustrado: nuestros carteles ( XIV )‏

Autor: Anónimo.
Edita: Organizaciones Libertarias de Asturias, CNT,FAI,FIJL.
Año: Entre 1936-1939.


Del compromiso de México con el pueblo español en su enfrentamiento con el fascismo, durante la Revolución Española de 1936 a 1939, se conocían los pasajes referentes a la diplomacia o la apertura del gobierno mejicano para la llegada de un amplio número de exiliados a su país, pero poco se había hurgado en la vertiente de la ayuda militar. Si bien se sabía que la relación de México con la causa republicana incluyó el envío de armas, la documentación al respecto no resultaba tan importante; había que investigarla y a esa tarea se dedicó Mario Ojeda, autor del libro México y la Guerra Civil española. “La Guerra Civil española es, quizá, el episodio del siglo XX que más bibliografía ha generado, porque sigue siendo muy controvertido, muy polémico; y en todas las grandes historias generales del tema se aludía a la ayuda militar, pero de manera muy somera. Tuve la oportunidad de consultar los archivos de la SRE, donde encontré documentación que hablaba de que la ayuda era mucho más grande de lo que se había supuesto hasta ahora”.

El investigador, doctor en Ciencias Políticas por la London School of Economics, también trabajó en archivos británicos y franceses, donde se encontró con historias verdaderamente increíbles de los envíos de armas, sobre todo porque el México de aquella época era mucho más pobre, sin industrializar, y que se haya involucrado de esa manera resultó impresionante. “Este país no era -ni es- una potencia militar. Pero quisiera decir que la ayuda fue más que simbólica y testimonial, porque sí se mandó mucho más, aunque tampoco México podía competir con la Alemania Nazi o con la Unión Soviética o los Estados Unidos; aquí no había una industria armamentista equiparable, pero se envió cuanto se pudo y hasta el final”.

De su acercamiento a las fuentes, Ojeda recupera que la ayuda de México no sólo era testimonial, sino buscaba subrayar el derecho del gobierno español a comprar armas, frente a una insurrección militar que luego se convirtió en una intervención extranjera por el apoyo de otros países europeos a Franco. “Se enviaron en un monto mucho mayor del que se ha hablado hasta ahora. Siempre se han mencionado 20 mil fusiles y dos millones de municiones, y fue mucho más que eso, al grado de que se mandaron cañones, metralletas, hasta aviones, un aspecto desconocido que pudimos documentar”. Roberto Fierro Villalobos, jefe de la Fuerza Aérea Mexicana, organizaba compras de aviones civiles en Estados Unidos, que se volaban de noche a través de la frontera con México hasta el aeropuerto de Tejería, en Veracruz, donde se desmontaban y empaquetaban en cajas para enviarse a España. “Fueron alrededor de 40 aviones y se lograron enviar 13, porque el gobierno de Roosevelt presionó a México para que cesara los envíos”, especifica Ojeda. “Nosotros no sólo no nos adherimos a esa política de no intervención de los gobiernos democráticos, sino que mandamos lo que pudimos, con la esperanza de que los demás hicieran lo mismo; pero no fue así, le dieron la espalda a la República.

Está documentado que el presidente Roosevelt lamentó no haberlos apoyado, pese a que el gobierno mejicano se lo pidió varias veces”. La ayuda no sólo fue militar, sino también económica, señala Ojeda, quien explica que en un informe de la cancillería británica se habla de la entrega de lingotes de oro a la República española; pero fue un dato que no pudo documentar en los archivos mexicanos, lo que sí logró en el caso de las armas o los aviones llevados a España.