miércoles, 12 de diciembre de 2018

El asalto a El Bé Negre

 
El 16 de mayo de 2012 el Sr. Quim Torra publicó un artículo en Punt Avui, titulado Qu qui la FAI la pagui” [juego de palabras en catalán, de la frase “que quien la hace la pague”, en catalán “hace” es “fa” y suena bastante a la FAI por cuestiones evidentes. -nota de redacción-]. En este artículo, rebosante de tópicos de tipo conservador y reaccionario, con prejuicios de clase irrenunciables contra la revolución libertaria del 36, que casan perfectamente con el autor del artículo y su pensamiento nacionalista, sectario y burgués, afirma cosas que no son ciertas. O que no son tota la verdad. Todo ello repleto de comentarios erróneos, fanáticos y antilibertarios.

El Sr. Quim Torra enaltece “el gran periodismo ‘de casa nostra’ (la traducción exacta sería de “casa nuestra”, expresión catalana que equivale a decir autóctono o casero) del diario La Publicitat, la revista Mirador i el semanario humorístico El Bé Negre“.

Lo que el Sr. Quim Torra no nos dice es que Planes, periodista de El Bé Negre, sufrió la violencia de los independentistas catalanes del momento. No nos dice toda la verdad cuando afirma que sólo padeció el rechazo de la FAI. Rechazo que tampoco nos explica que respondía a las difamaciones de gansterismo arrojadas contra el movimiento libertario. El Sr. Quim Torra olvida decirnos que Planes y El Bé Negre sufrieron la persecución de los nacionalistas radicales de los Juventudes de Esquerra Republicana y de Estat Català (JEREC).

El 22 de octubre de 1933, ocho mil milicianos uniformados de las JEREC desfilaron militarmente en Montjuic, imitando el modelo nazi-fascista. Vestidos con camisa militar verde, pantalones oscuros de pana, correajes de cuero y botas forradas de hierro, escucharon en formación los discursos de Miquel Badia, de Josep Dencàs (según la “Soli” ridículo imitador de Hitler) y el tan manipulado como ambicioso presidente Macià.

Tal desfile provocó al día siguiente un encendido debate en el Parlament, que rechazó mayoritariamente tales manifestaciones totalitarias, aunque todo quedó en pura charlatanería y se desvaneció en una pasmosa pasividad.

El 24 de octubre de 1933, un grupo de escuadristas (escamots) asaltó a punta de pistola la imprenta donde se imprimía el semanario humorístico El Bé Negre, dirigido por Josep Maria Planes, produciendo algunos desperfectos, al tiempo que destruían y secuestraban los cinco o seis mil ejemplares del número de esa publicación en curso de impresión. No se detuvo a nadie; el redactor que había ofendido a algunos dirigentes de ERC y de Estat Català huyó prudentemente a un lejano país. El propietario de la imprenta presentó cargos por destrucción de una serie de herramientas de trabajo y destrucción de maquinaria contra el confeso participante en el asalto, el señorito Jaume Aiguader (hijo del alcalde de Barcelona y dirigente de ERC con el mismo nombre), que había estado al mando, con su tío Artemi, del escuadrón (escamot) de los 15 asaltantes del semanario.

La “Soli” advirtió que si los escamots les atacaban se defenderían adecuadamente, muy lejos de la pasividad demostrada por El Bé Negre.

En los meses siguientes, la emulación fascista de los escamots se amplió en acciones que tenían como objetivo reventar las huelgas y boicotear los mítines de los partidos rivales. Al mismo tiempo, Badia y Dencàs se hacían con los resortes efectivos de Gobernación y Orden Público. Mientras tanto, Durruti, Ascaso y Combina intervenían en los mítines masivos confederales en la campaña abstencionista de la CNT. La guerra social seguía su curso.

Asumidas, entre finales de 1933 y finales de 1934, las competencias de Orden Público, traspasadas al Gobierno de la Generalitat, el binomio Dencàs-Badia desplazó al nacionalismo más moderado de las áreas de Gobernación (Interior). Josep Dencàs, de la Conselleria de Governació, y Badia, en Comisaría, impusieron una política represiva anticenetista, de signo fascista y racista. Intervinieron sistemática y decisivamente en las huelgas para intentar romperlas y ganarlas, maltrataron y torturaron metódicamente a los sindicalistas detenidos en comisaría, incrementaron la persecución contras los grupos anarquistas de acción y aplicaron abusivamente la vigente ley “de Vagos y Maleantes” contra la organización y las acciones de los parados. Incluso llegaron a revitalizar el Somatén y fomentaron la organización y armamento de los escamots, milicia catalanista, como organizaciones paramilitares anticenetistas. Los Hechos del 6 de octubre de 1934, y la consiguiente disolución del gobierno de la Generalitat por el Gobierno central, rompieron una dinámica que conducía, probablemente, a una confrontación similar a la de los años del pistolerismo.

¿Aún hay quien se pregunta por qué la CNT no participó en la insurrección del 6 de octubre de 1934, dirigida por ese gobierno antiobrero?

El Sr. Torra está condenado a no entender la realidad social catalana, ni la de ayer ni la de hoy. Sobran falsarios, incendiarios y kamikazes: sobre todo cuando están en el gobierno. 


El asalto a El Bé Negre. Agustín Guillamón
Barcelona, noviembre de 2018
Extraído de Ser Histórico. Portal De Historia


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