miércoles, 23 de enero de 2008

Anarcosindicalismo


Una de las características y virtudes más apreciables del anarcosindicalismo es el respeto absoluto a la personalidad del afiliado, al que invita constantemente a militar de manera voluntaria, abnegada, desinteresadamente, en la vida y en la marcha del sindicato, de sus secciones, de las federaciones, de la organización en general; a asumir sus propias responsabilidades; a exponer libremente su criterio, y a tomar sus opciones y decisiones en las asambleas; a participar directamente en la actuación y en la lucha; a aplicar las disposiciones que se deriven de aquellos acuerdos que, de común consenso, la organización haya tomado. Los acuerdos se determinan de abajo a arriba dentro de la organización anarcosindicalista.

En ella los cargos, que se renuevan regularmente, son revocables. Se rechaza el liderato y el burocratismo. La organización sindical anarcosindicalista cuenta siempre con sus únicos y solos medios económicos, a base del producto de las cotizaciones hechas efectivas por sus afiliados, para su desenvolvimiento, actividades, propaganda, solidaridad, es decir, para todas las atenciones de toda índole. Esto contribuye a asegurar su plena y total independencia. Puede afirmarse que no hay una organización sindical tan honrada como la anarcosindicalista. Sus militantes no pueden aspirar a sinecuras de ninguna especie dentro de ella, y a lo largo de su existencia han de dar prueba y ejemplo de su abnegación y recto proceder personal.

El anarcosindicalismo entiende que no hay ni puede haber convivencia libre ni justicia social dentro de la sociedad de clases. Que los fundamentos de ésta perpetúan y consagran la división de los hombres. Que toda reforma que no destruya los cimientos de aquélla no cambiará el fondo de las cosas para los trabajadores, los cuales seguirán siendo oprimidos y explotados. Por estas y otras razones de principio, se manifiesta contrario a la colaboración de clases, a la cogestión, a aceptar la política de participación interesada en las empresas capitalistas. Hay incompatibilidad absoluta entre el anarcosindicalismo y el sistema capitalista-estatal.

El anarcosindicalismo es antiparlamentario por su posición de principio antiautoritaria y por considerar tal procedimiento absolutamente ineficaz desde el punto de vista de la emancipación efectiva de la clase trabajadora. La experiencia de la obra de los partidos políticos obreros de denominación socialista, marxista, demócrata etcétera, que bajo la inspiración del marxismo, especialmente, responsable éste de la escisión de la Primera Internacional y del cultivo de la acción política representativa por parte de los trabajadores, que va ya desde casi mediados del siglo pasado a nuestros días, partidos que en ciertos períodos y lugares han llegado a obtener mayoría absoluta y a formar gobiernos, como así lo hemos visto en varios paises, es suficientemente elocuente y demostrativa de la esterilidad de la lucha en tal terreno.

Dentro del sistema actual imperante todo gobierno socialista, socialdemócrata, de no importa qué adjetivación, por el mecanismo mismo de las fuerzas de presión existentes predominantes en dicho sistema; por el de sus redes y tentáculos entrometidos en todas partes, se ve precisado a servir los propios intereses del capitalismo y del Estado, en nombre del gran interés nacional y en detrimento de los de la clase obrera.